"¿Y si me toca con Naruto?" Cuestionó con la preocupación brillando en sus ojos.Pain parpadeó y observó el redondo rostro de la niña, apretó sus labios en una fina línea y llevó su mano hasta su barbilla, acariciándola.
"Eso sería un problema." Afirmó dejando caer su brazo sobre la mesa. "Pero supongo que serías capaz de solventarlo, sino siempre podrías volver a casa."
El pecho de Sakura se infló con nerviosismo. Naruto había aprobado, se alegraba por él, pero ello conllevaba estar en la misma generación y la posibilidad de estar en su mismo equipo. Sus manos temblaron cuando peinó su cabello levemente con sus dedos, ¿qué iba a hacer si le tocaba como compañero?
"Hey, escuché que hablaste con Líder-sama." Le sonrió Deidara y extendió la mano hacia el frente, ofreciéndosela a la pequeña niña, ella entrelazó sus dedos con los de él y comenzaron a caminar al lado del pelirrojo traidor de Suna. "Sakura-chan, si alguna vez quieres volver a casa solo tienes que hacerlo, ¿entiendes?"
Ojos azules y avellanas se clavaron en ella con preocupación.
"Claro." Susurró con falsa convicción.
Llenó sus palmas de agua y mojó con extramo cuidado su rostro, respiró un par de veces y se irguió encontrándose de nuevo su cara reflejafa en el espejo. Ella no podría decepcionarles, ella no se perdonaría hacerlo. Aunque todos le insistieron en que volviese cuando lo necesitase, ella no lo haría aunque tuviese que dar su propia vida, su propia felicidad, todo. Los miembros de Akatsuki, su querida familia, era lo mínimo que se merecían. Hoy conocería a su equipo y, fuesen quienes fuesen, sus integrantes, se quedaría en Konoha y afrontaría cualquier dificultad que se le presentase.
Así le habían enseñado.
Así se sentía orgullosa viviendo.
Se recolocó el cuello de su camiseta negra y observó con indiferencia la cicatriz que se deslizaba por su clavícula. A veces le gustaba compararla con un río, sus bordes eran desiguales y, aunque resultase perturbador, le recordaba a su adorada familia. La marca terminaba algo antes del comienzo de su pecho izquierdo, cruzando en una diagonal aquella parte de su cuerpo.
El rubio sonrió, dispuesto a hablarle pero sus ojos se apliaron con lentitud y notó como las palabras morían al final de su garganta.
¿Qué tanto había mirado?
La pelirrosa sacudió un par de veces su cabeza y se dirigió a pasos decididos hacia la salida de su casa.
Casa.
Aquél no era su hogar.
Sakura parpadeó ante tal pensamiento y emprendió su camino hacia la escuela. Ella debía mantenerse fuerte por ellos, por ella.
"¿Que es un hogar Saso-chan?" Susurró balanceando sus pequeñas piernas y golpeando los talones sobre el taburete en el que estaba sentada.
El traidor de Suna se mantuvo en silencio durante unos largos segundos sin desatender el delicado rostro en el que estaba trabajando. Su expresión se mantuvo imperturbable, como todo el mundo ageno a Akatsuki pensaba, pero sus ojos adquierieron un matiz melancólico y, aquello, no escapó a los orbes de Sakura.
"Nosotros somos un hogar... Nosotros lo somos." Musitó tras trece minutos y veintidós segundos. "Nosotros lo somos."
Naruto ya se encontraba en clase, sonriendo abiertamente a sus compañeros que se encontraban recibiendo sus bandanas. Él ya la tenía, ¡él la tuvo antes que nadie!
ESTÁS LEYENDO
Vigía
FanfictionOjos atentos, cuerpo preparado, armas dispuestas. Vigila. Vigila. Vigila. La pequeña Sakura tenía que estar atenta del jinchuriki Naruto Uzumaki. Líder-sama lo necesitaba para su plan y ella debía mantenerlo con vida hasta ese momento. Sabía que deb...