Confidencia

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El ANBU caminó despojado de su máscara con aparente calma pero su corazón seguía retumbando con velocidad contra su caja torácica, sus manos temblaban levemente y no podía detener el sudor que se deslizaba por su nuca. ¿Qué le había hecho Danzo a esa niña? No se solía marcar a la gente tan joven, ¡nunca se había hecho!

La nuca de la niña azotó una vez más contra la madera del suelo en medio una convulsión, sus ojos se pusieron en blanco durante un par de segundos, la saliva se deslizó por su mejilla hasta chocar contra el suelo... Él parpadeó con lentitud, sus músculos se tensaron y la bilis subió por su garganta.

Cuando los ojos de la niña volvieron a la normalidad dirigió su mirada hacia él y le sonrió.

Ella... Ella le mostró todos los dientes sin parar de temblar agitadamente.

"No pasa nada." Pudo ver que articulaban sus temblorosos labios y, después, un nuevo ataque azotó su pequeño cuerpo.

¿Había notado la chiquilla su tensión en medio de su maldita tortura?

Quiso vomitar de nuevo y tosió con lentitud, sus pasos se volvieron más rápidos. Él iba a ver a su senpai, necesitaba hablar, liberarse...

Su corazón se oprimió y su garganta se secó. ¿Quién era esa niña? Danzo solo la había sellado por un por si a caso, por si llegase a hacer algo en el futuro o por si fuese a hacer algo en el presente. Él ni si quiera tenía la certeza de algo y ya le había marcado de por vida.

Un minuto después y sus nudillos se encontraban petando en la puerta del que consideraba su amigo. Pudo escuchar como se acercaba a abrirle después de tener que estar largo tiempo insistiendo, él nunca cambiaría.

"Kakashi-senpai." Le llamó cuando el chirrido de la puerta hizo que su mano se separase de la madera. "Kakashi." Repitió cuando pudo verlo vestido con una camiseta y un pantalón de deporte.

"¿Tenzo?"

"Soy Yamato ahora."

"Ese no es el caso, ¿qué pasa?" Cuestionó echándose hacia un lado para dejarle pasar. Puede que muchos pensasen que estaba tranquilo pues su rostro no mostraba nada pero el Hatake lo sabía leer a la perfección. "¿Sake?"

Yamato se sentó en el sofá del salón y esperó a que su amigo volviese con la preciada bebida, él la necesitaba.

"Podrías haberme respondido." Gruñó sentándose al lado del moreno y sirviendo dos copas. "Es demasiado pronto para beber. Lo que tengo que hacer por tí..." Suspiró frotándose el rostro.

Yamato bebió de un solo trago su copa con aparente calma y se echó otra. "Era una simple niña." Susurró apoyando su nuca en el sofá. "¡Ni siquiera tenía una maldita razón coherente para sellarle!" Los ojos de Kakashi se clavaron en él.

"Danzo es así." Habló con desgana. "Él solo es un ser despreciable."

"Era una chiquilla que no había hecho nada. Solo le respondió..." Susurró dando un trago. "Ella no podría tener más de trece años."

"Tenzo.." Fue cortado por Yamato.

"Ella no abrió la boca en todo el sellado, no lo hizo." Miró fijamente al peligris. "Ni un quejido, ni uno solo..." Pasó sus manos por su propio rostro. "Fue tan desagradable y ella se dio cuenta de que estaba mal... Lo hizo y, ¿sabes qué?" Kakashi asintió con la cabeza para que prosiguiese. "Me miró y me sonrió, no sé si sería para tranquilizarme o para burlarse de mí, pero lo hizo." El Hatake se puso nervioso ante aquellas palabras sin si quiera saber por qué. "Y artículo un "No pasa nada.". "

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