¿Arrepentimiento?

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Nathalie ascendió de aquel elevador secreto y suspiró profundamente.

"¿Realmente acaba de suceder lo que creo que pasó?"

Entonces esta giró y miró a los ojos esmeralda de aquella mujer rubia pintada en ese cuadro. Su mirada le transmitió a Nathalie un escalofrío y hasta cierto terror. La azabache sacudió su cabeza y se dirigía lentamente a la salida.

"¿Pudiste salvar a Nooroo?" preguntó una pequeña voz detrás de la asistente. Esta ni siquiera le dio la cara por la vergüenza que cargaba con ella.

"Uh... Claro. Gabriel ya esta algo relajado y dejó de utilizar a Nooroo. Ya no deben tardar en subir..."

Un grito feliz de la amiguita azul se hizo presente en toda la sala mientras revoloteaba alrededor. Nathalie bufo y continuó con su camino y cerró la puerta, recargando su espalda en ella.

"Perdóname, Emilie..."

Nathalie arrancó el auto a toda velocidad. Desde muy temprano, Gabriel le había dado a Gorilla una serie de encargos a recoger que le tomarían toda la mañana y parte de la tarde, así que Nathalie tuvo que hacerla de chófer con los chicos.

Esta llegó al colegio François Dupont, y se estacionó justo afuera, en el mejor lugar. Nathalie no se había percatado de la hora, aún faltaban un par de minutos para que dieran la hora de salida de los estudiantes. La de mechón teñido quiso aprovechar ese rato libre y a solas para reflexionar en sus recientes actos con su jefe.

¡Había tenido sexo con él, maldita sea! Veía esta el retrato de Emilie por toda la casa y se sentía mal. Se sentía mal porque lo había disfrutado como nunca, se sentía mal desde un principio por haber fantaseado diversos escenarios donde su jefe también le daba una "lección" a esta desde un par de meses ya, ¿o años? Se sentía mal por todavía sentir su tacto en su piel, por tener todavía muy presentes y vivas las imágenes del encuentro en su cabeza.

Generalizando, se sentía mal. ¿O tal vez no? Debe reconocer que ha sido el mejor hombre con el que ha estado. Pero hablando sentimentalmente, ninguno ha podido ocupar ese lugar lamentablemente. ¿Tanto era pedir que alguien la amara plenamente, por cómo ella es?, ¿tan siquiera un poquito?

Nathalie era una mujer muy buena. Su rostro y personalidad de roca era sólo una máscara para su imagen como asistente del diseñador más prestigiado de Francia. Pero ella en realidad poseía un corazón de oro. Cuando se tratara de amar, esta lo hacía devotamente y con locura, su hijo como testigo, y su ex-esposo también, aunque este no la supo apreciar en su momento.

Su par de zafiros empezaban a cristalizarse, quería desplomarse y llorar ahí mismo, pero de pronto la puerta del copiloto y del asiento trasero se abrieron, trayendo de vuelta a la pelinegra a la realidad.

Esta observó hacia en frente, muchos chicos se encontraban afuera del colegio con sus mochilas, unos caminando hacia sus respectivos hogares. Luego bajó la mirada para mirar el reloj.

3:06...

Luego giró su cabeza a la derecha y veía cómo su hijo ingresaba al auto y Adrien también.

"Hola, Gorilla. Recuerda el trato, me toca ir enfrente hasta que... ¡¿Mamá?!" este era algo distraído y no notó que su madre era la que había pasado a recoger al par. Se había vuelto un poco distraído desde que notaba tener avances con su compañera de esgrima, Kagami.

"¿Con que haciendo tratos con el guardaespaldas, huh? Entra" esta movió su cabeza como señal de que el chico entrara por completo al auto.

Este se sintió algo nervioso y lleno de terror.
"Y en un momento me dirás con lo que andas sobornando al pobre de Gorilla. ¿Qué tal Adrien?" esta miró al rubio por el espejo aún con ese tono serio y algo molesto. El modelo se le puso la piel de gallina. Le daba miedo ver a la asistente en ese modo.

"Ah... Hola Nathalie..." saludó este con algo de nerviosismo y el auto arrancó de vuelta a la mansión.

"Matthew Alexandre Labelle Sancoeur, espero tu explicación. Tienes de aquí a la mansión para decirme o te irá mal"

Matthew miró a Adrien por el retrovisor y este asintió. El pelinegro suspiró y miró a su madre, quien no apartaba la mirada del camino pero su oído esperaba atento.

"Esto es una larga historia..."

"El camino a la mansión es algo largo también, tienes tiempo. Es más, puedo manejar más lento si es necesario..." interrumpió la mayor. Si que cuando le quería sacar algo a su hijo, lo hacía por mas que batallara.

"Esta bien... Todo esto empezará con algo. Me gusta una chica de esgrima... Bueno, no creo que sólo sea gustar, creo que me he enamorado de ella. Es Kagami Tsurugi..." confesó el chico. Nathalie abrió los ojos de sorpresa y lo miró de reojo.

"¿Kagami Tsurugi?, ¿hija de la familia esgrimista japonesa? Su madre es muy amiga del señor Agreste, la señora Tomoe..."

"¿En serio?, ¡si que el mundo es pequeño? Bueno, al parecer hay algo de química entre nosotros, y Gorilla nos vio platicando, pero lo que le sorprendió es que estábamos muy juntos y tenía mi brazo alrededor de ella. ¡Juro que sólo hice eso!, ¡no hice otra cosa! Adrien esta de testigo... Gorilla lo malinterpretó y me quería acusar contigo... Así que yo lo chantajee en revelarle al señor Gabriel que a veces tardaba en sus encargos porque se iba a comer helados, golosinas y demás. Y tengo pruebas de lo que digo. Así que hicimos un trato, y también le puse como condición dejarme ir una semana en el asiento de enfrente y Adrien la semana siguiente. ¿No estás molesta o sí?" este jugaba nervioso con sus dedos al darle la explicación a su madre.

El auto estaba en un semáforo rojo, Nathalie aprovechó y dio un largo suspiro, miró detenidamente a su hijo, y volvió su mirada al camino.
"Mira... No estoy enojada. Sólo que no tienes que chantajear al pobre Gorilla. Pobre hombre, de verdad. Él también necesita algo de libertad, estos trabajos no son fáciles. Y bueno, ahora que ya lo sé todo... No necesitas seguir chantajeándolo, yo me encargaré de él. Y respecto con lo de la señorita Tsurugi... No lo desapruebo, pero quiero que siempre seas muy respetuoso y caballeroso con ella. No quiero andarme enterando de que hagan cosas indebidas. Y principalmente, no quiero que te distraigas en la escuela y en tus demás clases. ¿Entendido?"

"Claro, ¡muchas gracias, madre!" exclamó este con felicidad. Nathalie le regaló una pequeña sonrisa.
Adrien observaba feliz la escena, si que Nathalie era muy buena y comprensible. De pronto, sintió algo de tristeza al recordar a su madre.

"Daría lo que sea para tener a mi madre y que me ayudara también con mis problemas de adolescentes..."

Los tres llegaron a la mansión y los chicos bajaron del auto y subían tranquilamente las escaleras.
Nathalie iba a salir del auto, pero al aplicar fuerza para salir, le dolió su parte íntima y soltó un pequeño quejido.

"Maldito seas, Gabriel..."

Adrien, que era el que subía al último, escuchó a la azabache y corrió hacia ella.
"¡Nathalie!, ¿estas bien?" este tomó delicadamente sus hombros y la miró a los ojos. Matthew ya se encontraba dentro de la mansión.

"Estoy bien, Adrien. Sólo son... Problemas femeninos"
Esta le regaló una sonrisa mientras tocaba una mano en su hombro.
La azabache miró el rostro del rubio y miraba la viva imagen de Emilie, la culpa volviendo a apoderarse de ella.

"Me tiré a tu padre, claro que estoy bien..."

Estos iban tomados de los hombros y subieron lentamente las escaleras hasta ingresar a la mansión.

¿Qué pasará ahora?

Uniendo a Nuestros Padres [GABENATH] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora