Capítulo 11

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Lunes 2 marzo, facultad, 14:02.

- ¿Quieres que comamos juntas antes de coger el bus?- preguntó Natalia a Alba.

- Laia sale a las cuatro del cole, no puedo entretenerme mucho.

- No te vas a entretener na, ya veras. Mira comemos en el buffet chino que hay en el centro comercial del intercambiador y de ahí cogemos el bus. Cuando llegues a tu casa ya estarás comida sólo tendrás que dejar las cosas e ir a buscar a Laia. 

- Suena tentador- bromeó Alba quien ya estaba dentro del plan en cuanto Natalia abrió la boca.

- Y así estamos un ratito más juntas- pidió con voz lastimera mientras hacía parar a la chica para rodear su cintura y darla un corto y tierno beso.

- Mhhm- si antes Natalia había conseguido convencer a la chica ahora sin duda la tenía en el bote.

Se separaron para continuar su camino hacía el metro.

- ¡Nat!- la aludida se giró confusa, reconocía esa voz pero no entendía que pintaba ella allí.

- Elena, ¿que haces aquí? - preguntó desconcertada.

- He tenido una excursión y hemos terminado antes así que he pensado en venir a buscarte, podemos ir a comer juntas por ahí y dar una vuelta- propuso ilusionada la hermana pequeña de Natalia, madre mía que altos son todos en esta familia pensó Alba al ver a Elena.

Natalia miró a Alba como queriendo disculparse con la mirada e inmediatamente la chica entendió que su plan se había cancelado. Intento disimular su desilusión porque la verdad era que la apetecía mucho pasar un rato más con Natalia.

De camino a casa no paro de darle vueltas a la cabeza. ¿Se estaba Natalia convirtiendo en alguien importante en su vida? Desde luego que si ¿la daba miedo el poder que tenía en ella para hacerla sentirse mejor? joder que si. Sobre todo la preocupaba engancharse demasiado de ella, que si un día discutían o estaban un tiempo sin poder verse mucho eso afectara a su estado de ánimo. Daba miedo dar tanto poder a alguien, el poder de alegrarte un mes entero con tan sólo un gesto o de hacerte daño con un par de palabras. 

Sobre todo la daba muchísimo miedo acostumbrase a ella y que un día se fuera sin más. A que Laia la cogiese cariño y luego Natalia se marchara, se diera cuenta de la gran responsabilidad que es un hijo y que simplemente se la hiciera pesado. Tenía miedo de que la sacará de esa zona de confort en la que llevaba años viviendo.

Jueves 5 marzo, parque infantil, 17:17.

- ¿Estas bien Alba?- preguntó el chico rapado.

- Si si.

- A mi no me tienes que mentir, hay confianza de sobra. Anda cuentale a Gonzalito que te pasa- Alba no pudo evitar reír ante el comentario de su amigo.

- Hay una chica, Natalia- empezó cuando el padre de su hija le interrumpió.

- Uy me gusta como empieza esto, cuéntame más.

Alba procedió a contarle toda la historia de cómo conoció a Natalia. El chico la interrumpía de vez en cuando para preguntarla alguna cosa o comentar algo. Era un cotilla de manual. 

- Tengo un debate interno. No sé si tirar de frenos o abrirme en canal. Ella es una chica súper madura y no sé asusta cada vez que menciono a Laia pero no puedo evitar sentir miedo a que un día todo sea demasiado para ella. Sí la dejo pasar, si se convierte en alguien importante para Laia y un día se va... yo no sé que haría. Sabes como es, se encariña con facilidad y me estoy conteniendo muchísimo para mantener cierta distancias, ya sabes, ir despacio.

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