Capítulo 6

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Sábado 21 diciembre, casa de Alba, 9:45.

-¿Bueno que me vas a contar algo de la fiesta de ayer?- peguntó Marina a su hermana mientras mojaba su galleta en su taza con Colacao.

- No fue lo que yo esperaba- se limitó a contestar la mayor.

- ¿Pasó algo? ¿Por eso tienes esa carilla?- Alba necesitaba desahogarse así que le contó todo a su hermana.

- ¿Eso es todo?- preguntó la rubia pequeña cuando terminó su relato la estudiante de bellas artes.

- ¿Te parece poco?

- Me parece que has montado demasiado drama. A ver por la manera que te habló claramente tiene pensado dejar a la novia y además has confirmado lo que llevas pensado todo este tiempo, es  un cachito de pan que jamás haría daño a nadie a propósito. Mira, lo que tienes que hacer es esperar un poco que seguro que a la vuelta de vacaciones ya esta soltera y entonces le cuentas lo tuyo. Ya verás como lo entiende. 

Miércoles 8 de enero, campus, 8:56, 

Alba miraba a su alrededor en busca de una figura alta morena. No la había visto en el bus pero no le dio mucho importancia, puede que se haya dormido un poco y haya cogido el siguiente pensó la chica. En el metro tampoco coincidieron pero era normal, al fin de al cabo había muchísima gente a esa hora. Tenía la esperanza de encontrarla en el campus, ya que el destino era el mismo habría más posibilidades de verse, pero esto tampoco sucedió. 

Llevaban casi veinte días sin verse y sólo habían hablado una vez. Tras felicitarse el año Alba había vuelto a intentar ponerse en contacto con ella sin embargo sus mensajes no la llegaban. 

La única razón por la que la vuelta a la rutina se hacía más llevadera era por volver a ver a la chica. 

Sus cuatro horas de clase pasaron sin rastro de la morena. Esto no significa nada, pues anda que no pasó tiempo hasta que nos cruzamos en la facultad por primera vez se dijo a si misma. La realidad es que no ver a la morena la había chafado un poco el día.

Lunes 13 de enero, bus, 8:01.

Alba se removía en su asiento. Esa mañana el despertador la había arrancando cruelmente de su preciado descanso. El autobus se paró para que la gente subiera, la chica miraba despreocupada por la ventana cuando sintió como alguien se sentaba a su lado. 

- Hola- Alba se giró de inmediato al reconocer la voz que se dirigía a ella.

- Hola, ya pensaba que huías de mí- dijo medio en broma medio en serio.

- ¿Quien querría huir de ti? - contestó completamente seria Natalia.

Alba se fijo en su cara. Se había cambiado el septum a uno dorado del mismo tamaño. Podía apreciar que tenía la carita algo más roja de lo habitual ¿quien se quema en enero? pensó Alba, pero la verdad era que estaba preciosa, preciosa y adorable.

- No te vas a creer lo que me pasó, soy la cumbre de patetismo y la mala suerte. Resulta que me fui a esquiar, y a parte de quemarme la cara, se me rompió el móvil. La pantalla se hizo pedazos, por eso no te he podido escribir de que volvería más tarde ni nada. Y como tampoco tengo tu instagram, ni twitter ni nada...- dijo esto último en un divertido tono de reproche.

- Anda que..- se río Alba- Yo ya pensaba que habías pasado de mí.

- Que va Alba, estos días fuera me han servido de mucho para aclararme y por nada del mundo quiero pasar de ti.

- En ese caso tendré que darte mis redes sociales por si te vuelves a cargar el móvil- bromeó la rubia ahora mucho más tranquila. 

- ¡Oye que fue un accidente!- dijo muy ofendida Natalia para después acabar contagiada por la risa de Alba. Que guapa es y que ganas de achucharla pensó mientras veía como la chica achinaba los ojos al reírse.

Viernes 17 de enero, una cafetería perdida en Madrid, 17:20.

- ¿Puedo empezar yo?- Alba estaba lanzada, no se iba a ir de allí sin contarla lo que tenía que decir.

-Claro.

- A ver, es largo así que ponte cómoda - intentó bromear, la realidad es que estaba muy nerviosa y algo preocupada por como se lo iba a tomar Natalia. Para su acompañante no pasó desapercibido su nerviosismo por lo que agarró su mano por encima de la mesa y comenzó a dejar suaves caricias en su palma. 

Alba tomó aire y se dio fuerzas a si misma para contarla su historia. 

- ¿Recuerdas que te conté que al acabar primero me tomé un año sabático?- preguntó Alba a lo que Natalia asintió.- Bien pues no lo hice porque me apeteciera o porque necesitase descansar ni nada así, lo hice porque... porque me quede embarazada. - Natalia abrió muchísimo los ojo y pestañeo varias veces asimilando lo que acababa de oír, tomó un sorbo de su café para pasar la información y posó sus manos sobre su regazo. Alba bajo la cabeza jugando con sus manos, ahora faltas del contacto de Natalia.

- Había un chico, Gonzalo, nos hicimos amigos en seguida. Pronto empezamos a tontear y un día nos acostamos, a los dos nos gustó así que repetimos. Supongo que nos convertimos en algo así como amigos con derechos- Alba paró su historia un momento para dar un trago a su té y calmar sus nervios.- En Navidades nos vimos bastante, un día borrachos de fiesta pues acabamos en su cama, el condón se debió romper sin que nos diésemos cuenta. Cuando no me bajo la regla me hice la prueba acojonada y dio positivo, pedí cita en el médico para asegurarme que era cierto. Gonzalo me apoyo incondicionalmente y se hizo totalmente responsable cuando decidí seguir adelante. Tanto sus padres como los míos nos apoyaron. El siguiente curso no lo empecé porque salía de cuentas en septiembre y prioricé a mi hija y su cuidado. Gonzalo volvió a clase pero solo con algunas asignaturas para poder ponerse a trabajar.

Alba soltó todo el aire que había estado reteniendo en sus pulmones de golpe. Ya esta pensó. En frente de ella Natalia miraba a su café con su mente yendo a 1000km/h intentado procesar toda la nueva información que la rubia la había soltado de golpe. Jo-der, pensó Natalia.

- Y-yo he dejado a Sara- dijo de manera entrecortada casi en un susurro. 

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