Lunes, 20 julio, Santa Pola, 11:10.
- ¡Mis niñas, que ganas tenía de veros!- un hombre de melena larga y canosa se acercó a ellas, abrazó a Marina y después a Alba.
- Esta es Natalia papá- la presentó la rubia mayor.
- Encantado, yo soy Miguel Ángel- se dieron dos besos y después el hombre alzó a su nieta del suelo para abrazarla mientras salían de aquella estación.
-Igualmente- dijo la morena con la boca pequeña.
Aunque Laia estaba de lo más contenta con su abuelo tuvo que bajarse de sus brazos ya que este tenía que meter las maletas en el coche. Cuando la niña sintió ese vacío de contacto buscó enseguida un mano a la que aferrarse y esa fue la de Natalia. Laia tenía un inmenso cariño a Natalia pues la chica siempre se había preocupado por la pequeña y por tener una buena relación con ella. La cuidaba, la protegía, la enseñaba, jugaba con ella... y fue precisamente este gran cariño y su fuerte cabezonería los principales factores que consiguieron llevar a su tía Marina al asiento delantero mientras ella se quedaba atrás junto a su mami y Natalia.
- Vaya carácter se gasta la niña- comentaba Miguel Ángel con su hija cuando llegaron a casa.
-No lo sabes tú bien y aún más cuando tiene que ver con Natalia, la adora.
- Eso es muy bonito. Se nota como se preocupa por la pequeña.
Comieron todos juntos y tras la comida todas se fueron a echar la siesta excepto Miguel Ángel que se quedó en el salón.
Natalia daba vueltas, más bien giraba sobre si misma, en la cama que compartía con Alba y la niña. Ambas habían caído rendidas en cuanto tocaron el colchón sin embargo la morena era incapaz de conciliar el sueño. Nunca había sido una personas de siestas, era más de verse una peli, escuchar música o ponerse a leer. Aquel día de verano le había dando una oportunidad a aquel sueñecito de después de comer pero el calor pegajoso y húmedo de la costa no estaba ayudando en absoluto.
-¿Que pasa mi amor?- preguntó Alba quien había notado la desesperación de su novia, mientras dejaba un beso en su cuello.
- No puedo dormir- respondió mientras seguía recibiendo los besos en el cuello de Alba, cada vez más húmedos e intensos- Albi, la niña.
-Pues vamos a la ducha- susurró en su oído antes de morderla la oreja suavemente.
-Albi, no... tu padre está en el salón.
- Vale- acepto alargando la última vocal.
Ni diez minutos le hicieron falta a Alba para quedarse dormida de nuevo. Natalia acabó optando por salir de la habitación y, aunque la daba muchísima vergüenza, acompañar a Miguel Ángel en el salón.
- Esta calor es horrible.
-Pues si, uno nunca se acostumbra. A mi no es que me guste mucho el calor pero por lo menos el de Madrid es seco.
-Y podemos beber del grifo- bromeó Natalia.
-También es verdad- le río su suegro la ocurrencia.
Miércoles, 22 de julio, Santa Pola, 12:21.
Natalia se encargó de embadurnar bien de crema Laia mientras Alba y su hermana terminaban de organizar todo lo que tenían previsto llevarse. Las tres Reche más uno tenían pensado pasar aquel caluroso día de julio en la playa como buena familia feliz. Miguel Ángel se les sumaría por la tarde cuando terminase de trabajar.
Alba llevaba un enorme bolso de playa con toallas, esterillas, las palas con su respectiva pelota y algún otro cacharrito más que la niña utilizaba en la arena para poner en pie su castillo. Por su parte Marina llevaba otro gran bolso con la comida, flotadores y los manguitos de Laia. Natalia iba cargada en una mano con la sombrilla y de la otra iba la niña quien ya estaba más que habituada a ir de la mano de la morena a todas partes.

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Journey.
FanfictionEl transporte público da para mucho y cuando te cruzas con la misma gente casi cada día es fácil fantasear con como serán sus vidas o sus día a día. ¿Se quedará un simple crush en algo efímero o podrá pasar algo más?