El hombre escupió la sopa.
-¡Está salada! ¡Maldita sea! ¡Eres una idiota! ¡No sabes hacer nada!
El hombre se levantó furioso y golpeó a su esposa hasta el cansancio.
Luego se tomó un vaso de jugo.
Su lengua salada y la urgencia del momento, le impidieron notar el sabor amargo del cianuro.
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Cuentos para monstruos.
Diversos·La historia no es mía, anduve buscando esta recopilación para la gente que también quisiera leerla sin pagar en Amazon. ·Todos los créditos a Santiago Pedraza (el autor). ·Realmente espero que Amazon no me queme viva por hacer esto :).