Ella estaba enamorada.
Sin embargo a él sólo le gustaban las chicas delgadas.
Así que una noche se la pasó vomitando.
Vomitó, vomitó, vomitó como nunca en su vida.
Después de unas horas, miró el lavabo y sonrió. Había logrado su cometido: todas las mariposas de su estómago estaban fuera.
Ya no sentía nada por él.
ESTÁS LEYENDO
Cuentos para monstruos.
Diversos·La historia no es mía, anduve buscando esta recopilación para la gente que también quisiera leerla sin pagar en Amazon. ·Todos los créditos a Santiago Pedraza (el autor). ·Realmente espero que Amazon no me queme viva por hacer esto :).