My Summer Love

2: "New Friends"

Narra Camila.

Las mañanas en Sunset olían a naturaleza y fruta fresca. La brisa calurosa entraba por la ventana abierta y el sol me indicó que ya era hora de levantarme.

Mientras bajaba la escalera pude oír la voz de mi padre proveniente del jardín y cuando salí allí estaba mi familia, desayunando con los Jauregui. Saludé amablemente, tomé asiento a un lado de Lauren, la cual me saludó con un beso en la mejilla que me hizo sonrojar, y me serví el desayuno.

—Estaba hablando acerca del lago, podríamos pasar la tarde ahí con mis amigos y hacer un picnic—.
Lauren me miraba y sonreía, por reflejo yo sonreí también y asentí. Ella llevaba puesto un vestido de seda blanco, el cual le quedaba hermoso, y su cabello recogido en una coleta.

Miré a mis padres mientras me hacía una tostada con mermelada y ellos aprobaron el plan, siempre y cuando estuviera en casa antes del anochecer.

Luego del desayuno, armamos una canasta con botellas de agua, fruta y sándwiches hechos por Lauren. Tomé dos toallas, una muda de ropa y salimos camino al lago.

—Te caerán bien, somos amigos hace años—.
Lauren llevaba la canasta en una mano mientras que su brazo libre iba entrelazado con el mío. Yo tenía la costumbre de caminar así con mis amigas de Miami, pero Lauren me daba una sensación distinta, rara; como si mi estómago intentara darse la vuelta.

—Claro—.
Dije algo nerviosa.

—¿No hablas mucho, huh? Con un par de días conmigo te soltarás, mi madre dice que hablo hasta por las orejas y que podría hacer hablar a un árbol—.
Las dos reímos y continuamos caminando por la orilla del río, entrando casi a la arboleda donde se conectaba con el lago y donde los rayos del sol se filtraban entre las ramas.
—Allí están—.
Dijo, señalando a un grupo de chicos y chicas que estaban sentados en unas toallas. Ambas nos acercamos y ella los saludó a todos, chocando los cinco con los chicos y con un pequeño abrazo a las chicas.
—Chicos, esta es Camila. Es la primera vez que viene—.
Lauren me presentó y sonrojada saludé con la mano.

—Mucho gusto, Camila. Me llamo Aron—.
Un chico de cabello negro y ojos celestes me extendió la mano y yo le choqué los cinco, luego siguió otro de nombre Sebastian, con el cabello rubio y ojos del mismo color. Las chicas se pusieron de pie para abrazarme, eran dos; una rubia de ojos marrones llamada Jen y otra morena de cabello oscuro de nombre Alexa.

—El gusto es mío—.
Dije tímida mientras ayudaba a Lauren a desempacar la comida.

Comimos conversando y así pude conocer un poco más del resto. Aron tiene dieciocho años, es francés, pero criado en New York y estudia arquitectura en Francia; Sebastian, por su parte, tiene diecisiete y es oriundo de ahí, no estudia nada, pero suele trabajar en la granja de su padre a las afueras del pueblo; Jen también diecisiete, de California, pero se había mudado a New York hacía un par de años y al igual que yo, está a punto de graduarse del instituto ; luego está Alexa, dieciocho años, newyorkina, se dedica a leer y vivir con el dinero de sus padres.

—¿Alguien se quiere meter? Me mata el calor—.
Dijo Jen y todos se pusieron de pie para ir al lago. Los chicos corrieron y se metieron de cabeza al agua, mientras que con las chicas nos metimos despacio hasta que no hicimos pie.

Nadamos un rato, jugamos a las luchas, trepamos los árboles para arrojarnos de allí e hicimos competencia de clavados, la cual ganó Sebastian. Cuando todos nos cansamos, nadamos hasta la orilla y salimos del agua para envolvernos en las toallas.

—¿Y te quedarás todo el verano? Hay muchas cosas para hacer aquí—.
Me preguntó Alexa, desenvolviendo un sándwich de la canasta. Yo mojaba mis pies en el lago mientras la miraba comer, masticaba despacio y esperaba a tragar para limpiar la comisura de sus labios.