Narra Camila
Cuatro días después…
Habíamos llegado a Miami hacía dos días, yo casi no había salido de mi habitación, estaba todo el día acostada y llorando por Lauren. Mi cuerpo no tenía fuerza y mucho menos mi mente. Mi madre subía mi comida a la habitación e intentaba hablar conmigo, pero yo no podía.
Aún no había abierto la caja que Lauren me había dado, la tenía en el escritorio, justo al lado del piano. La miré durante largos minutos hasta que decidí levantarme y agarrarla. Me senté en la cama y con suavidad rompí el envoltorio, saqué la cinta y respiré un par de veces antes de abrirla; había una camisa blanca, perfectamente doblada, era la misma camisa que ella había usado la noche que la besé por primera vez. Acerqué aquella prenda a mi nariz y sentí un escalofrío recorrer mi columna al sentir su aroma, mis ojos se cerraron y mi labio inferior tembló. Dios santo. Dejé la camisa a un lado y seguí hurgando en la caja; un par de polaroids, un brazalete que al parecer ella había hecho y un sobre, una carta. Levanté el sobre y lo miré, estaba cerrado y tenía una pegatina de fresa en la punta. No sabía si realmente quería abrirla, pero debía hacerlo, así que lentamente rasgué el sobre y miré el papel. La letra de Lauren estaba plasmada en esas tres hojas.
“Camila,
He pensado mucho en cómo escribirte esta carta y si escribirla, en realidad. Espero, muy en el fondo de mi corazón, que al menos puedas leer la mitad de esta. Este es mi décimo intento, así que pido una disculpa si tiene inconsistencias, no sé cómo ordenar bien mis pensamientos.
Falta un día para que te vayas, menos de un día en realidad, te irás mañana por la mañana. Mi estómago se revuelve de solo pensar en tu partida, en que no volveré a verte por un largo tiempo (quizás nunca si es que me odias y no quieres verme más). ¿No quieres verme más? ¿Me odias? Sería un buen castigo, un buen karma; que me repudies y no quieras hablarme, que nunca más te contactes conmigo y si me ves, que finjas como que no existo, y entonces yo sería miserable, pero ya lo estoy siendo y tú no eres ese tipo de persona.
Camila, no me alcanzan las palabras ni las ideas para pedirte perdón, para intentar comunicarte cuanto siento todo lo que te he hecho estas semanas. Me siento la peor persona del mundo y tal vez lo sea, sé que no merezco tu perdón, pero necesito que realmente entiendas que lo siento. Siento mucho haberte dicho todas esas cosas y herirte de esa manera, si me lo permites podría explicarte un poco el porqué (sé que no hay excusa, pero lo tengo atorado en mi pecho y debo decirlo porque sé que en persona nunca tendré el valor).
Verás, yo jamás fui una persona a la que le fuera fácil admitir sus sentimientos por alguien, el amor siempre fue pesado para mí, algo que tengo que arrastrar y enamorarme siempre me dolió, nunca supe el porqué. Aron me gustaba desde hacía años, pero me empecé a enamorar de él a principios de este verano, cuando tú aún no estabas en el pueblo. Ambos compartimos este débil historial de coqueteos discretos, nunca admitiendo nada y siempre mirándonos con sonrisas. Pensé que este año debía aprovechar, ya que hay una alta probabilidad de que me mude a Francia y mi relación con él podría ser más fácil viviendo en la misma ciudad. Aunque te reitero, siempre sentí culpa por enamorarme de él porque, bueno, siempre fue mi mejor amigo y no me gusta arruinar mis amistades, pero no todo es como a uno le gusta. Luego, él comenzó a corresponderme y no podía ver ni una sola falla en ese hombre, parecía un príncipe azul, además a mi familia le agrada mucho y siempre me insistieron en que me quedara con él. Pero apareciste tú.
Cuando te conocí sentí algo extraño, algo parecido a cuando conoces al chico que sabes que va a ser el amor de tu vida, ¿pero cómo iba a asociar esas emociones contigo, una chica? Te vi y fue… No amor a primera vista exactamente, sino familiaridad. Fue algo como: “Oh, hola, eres tú. Serás tú”. Supe al instante que iba a quererte mucho; más que a mis otras amigas, mucho más de lo que podría querer a alguien en sí. También supe, inconscientemente, que te extrañaría mucho una vez te fueras. Conocerte fue una de las mejores experiencias que Dios me ha concedido vivir, podía escucharte hablar por horas, verte componer tus canciones y oír la melodía en el piano. Siempre encontré tan hipnotizante ese complejo acto que llevabas a cabo en el instrumento, aún me maravilla y me intriga tu cualidad para componer canciones en pocas horas. Pero bueno, nunca entendí ese sentimiento, esa fijación que crecía lentamente por tí. Siempre lo pensé como un cariño especial, amistoso pues nunca me había pasado de sentir tantas ganas de estar al lado de una persona, de contarle todas las cosas que pasan por mi mente, de no querer que deje de hablar y disfrutar de intercambiar miradas; eso me pasó contigo, ni siquiera con Aron, contigo.
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My Summer Love
Fanfiction"La historia de un amor que nunca pudo ser, pero que dejó una huella permanente en mi adolescencia." 1980 y Camila se enamora de Lauren en sus vacaciones de verano. ●●● Publicado por primera vez: 2019 Editado: 2024