4: "Our hiding place"

254 18 3
                                    

Narra Camila.

Una semana después...

Había pasado una semana desde la fiesta, una semana donde mis días consistieron en comer en el jardín, tocar el piano, recoger fruta de los árboles e ir de aquí para allá con Lauren y sus amigos, que ahora consideraba míos también.

Lauren y yo nos volvimos muy unidas, ella siempre viene a casa a verme tocar el piano y me ayuda a escribir mis partituras, opinando acerca de los cambios que hago. También es particularmente cariñosa conmigo, sé que ella es así por naturaleza, pero puedo notar cómo lo es aún más conmigo y eso hace que mis sentimientos por ella aumenten. Porque sí, un par de noches atrás, llegué a la dolorosa conclusión de que Lauren me gusta. Jamás se lo diría.

El día estaba precioso, así que decidí tomar una de las bicicletas que estaba en la casa e ir a la zona céntrica. La hora caminando apenas eran quince minutos en bicicleta, aunque el sol hacía que sudase de la misma manera. Cuando llegué, fui directo a un café que había visto en días anteriores, dejé la bicicleta apoyada contra la pared y entré para sentarme en la barra.

—Buenos días, ¿puedo tomar su orden?—.
El chico que estaba detrás de la barra se acercó y sacó un anotador, yo miré la ficha que estaba por menú y apunté a la foto de un batido de fresa.

—Uno de fresa, por favor—.

—Enseguida—.
Dijo con una sonrisa y se fue hasta la cocina.

Mientras esperaba mi batido, comencé a leer el periódico, nada interesante. Miré cada rincón del lugar y me puse a contar las servilletas del servilletero hasta que un par de manos cubrieron mis ojos, manos que ya conocía a la perfección.

—Sé que eres tú, Laur—.Dije con una sonrisa y ella suspiró para luego sentarse a mi lado, justo al mismo tiempo que el chico puso el batido frente a mí.

—Aquí tiene, que lo disfrute. Lauren—.
Él saludó a Lauren casualmente, seguro se conocen de los años que ella tiene viniendo aquí.

—¡Benji! Ponme uno de banana, por favor—.
El chico sonrió y asintió para luego irse nuevamente a la cocina. Yo la miré, estaba preciosa.

—Estoy muy segura de que se dice plátano—.
Dije mientras veía como ella tomaba una de las galletas del mostrador.

—Claro que no, es banana—.
Aseguró con su típica sonrisa de dientes blancos.

—Plátano—.
Reí y con un dedo le toqué el costado para provocarle cosquillas.

—Banana, ¿acaso quieres desafiarme?—.
Con una mano apretó mis mejillas, haciendo que mis labios resalten. Asentí.

—Sí, e’ plátano—.
Dije con dificultad debido a que ella seguía apretando mis mejillas. Ella las soltó y tocó la punta de mi nariz. Benji dejó el batido de Lauren frente a ella y esta robó mi sorbete para ponerlo en su vaso.

—Banana, es mi última palabra—.
Yo negué sonriendo y tomé otro sorbete del mostrador para ponerlo en su vaso y robar el mío de vuelta.
—¿Tienes planes para hoy?—.
Su mirada estaba fija en mí mientras bebía el batido.

—Iré a recoger fruta con mi mamá porque Sofía se ha ido con mi padre al lago—.
Dije, tratando de alcanzar los trozos de fruta del fondo del vaso con una pequeña cuchara.

—Suena bien, ¿quieres ir al lago a la noche? Quiero mostrarte algo—.
Ella puso su mano sobre la mía  y eso me puso nerviosa. A pesar de que me gustara la sensación y que en mi mente ya tuviera asumido que ella me gustaba, decidí apartar mi mano disimuladamente, temiendo por si alguien nos veía.

My Summer Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora