11: "A Kiss for a Kiss"

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Narra Camila

Dias restantes: 13

Mis ojos y nariz estaban hinchados, y mi garganta estaba cerrada debido a que había llorado la noche entera. Me dormí llorando a la ocho de la mañana, apenas media hora antes de que mi padre me levantara furioso tras encontrarse el desastre que yo había hecho en la cocina.

—No sé en qué estabas pensando anoche, ¡mira este desastre! Te doy la mano y me tomas por el codo, Camila…—.
Él me estaba casi gritando, y con mucha razón. No había tomado dimensión de todo lo que había ensuciado y derramado hasta que vi todo a la luz del día. Pero yo no estaba de ánimos para escucharlo, no podía, mis oídos parecían no querer funcionar.

Todo lo que se proyectaba en mi cabeza era Lauren. Lauren. Su mirada decepcionada, el rechazo, la confirmación de que estaba con Aron.
Mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.

—¡Responde!—.
El manotazo que dio en la mesa me sacó de mi burbuja de pensamientos. Miré a mi padre y asentí.

—Lo siento, no volveré a salir si eso quieres—.
Susurré, mi voz estaba rasposa, parecía enferma.

—No es eso, hija. Que no vuelva a pasar y ya, pero mejor que se te quite eso de beber a la noche, no me gusta para nada—.
Se presionó el puente de la nariz y suspiró, me miró y arqueó las cejas.
—No sé qué estás esperando para ponerte a limpiar—.

●●●

Luego del almuerzo y de hacer todos los quehaceres bajo la mirada de mi padre, éste notó lo mal que estaba y me dejó ir a lo de Alexa.

Toqué la puerta de mi amiga, su padre me atendió y me dijo que ella estaba en su habitación. Fui hasta allí y entré sin tocar, ella estaba sentada en el marco de la ventana, fumando un cigarrillo. Cuando me vio, no dijo nada, tan solo se acostó en la cama, con la espalda contra el respaldo y palmeó sus piernas para que yo me recostara entre ellas y pusiera mi cabeza en su pecho, como siempre.

—¿Qué pasó?—.
Susurró y me acurrucó entre sus brazos. Yo comencé a llorar de nuevo, un llanto desgarrado, repleto de angustia y un poco incontrolable.

—La besé, besé a Lauren—.
Logré decir entre hipidos. Alexa me miró con los ojos bien abiertos y se acomodó un poco más en la cama.

—No lo hiciste—.
Dijo ella sorprendida. Yo asentí, confirmando lo que previamente le había dicho.
—¿Y qué te dijo?—.
Preguntó con el mismo tono, aunque la respuesta fuese una obviedad. Era evidente que yo había sido rechazada.

—Que… Que no, no le gustan las chicas y que está con Aron—.
Escuché como ella chasqueó la lengua y traté de calmarme rápido. Luego de unos minutos dejé de llorar, las lágrimas seguían saliendo, pero ya no estaba llorando a sollozos.

—¿Ya?—.
Me preguntó susurrando, yo asentí, sintiendo sus caricias en mi cabello.
—Honestamente pensé que tendría una reacción peor, ella es algo sensible con esos temas y más aún si la besaste—.
Dijo y yo sorbí por la nariz.

—No me dijo nada, tampoco me habló mal. Pero ya no voy a poder mirarla a la cara, que vergüenza—.
Sequé mis ojos y miré a Alexa, ella me estaba mirando con comprensión y no paraba de darme caricias.

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