6: "L'a Agostinna"

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Narra Camila.

Cinco días después…

—Tenemos que ir por aquí, por este sendero. Serán veinte kilómetros, nos podemos quedar a dormir en la cabaña de mí tío, que se ha ido por la temporada de caza, es enorme—.

Todos estábamos acostados en el césped del jardín de mi casa, luego de habernos metido a la piscina, Sebastian propuso hacer un pequeño viaje en bicicleta. El trazó todo el camino en un mapa y nos explicó exactamente a dónde iríamos. L'a Agostinna, era otro pueblo cercano a Sunset, ambos pueblos eran comerciantes entre sí, teniendo acuerdos, intercambios; L'a Agostinna proveía educación, salud y seguridad, mientras que Sunset le daba materia prima como alimentos y elementos de elaboración de ropa. Ese pueblo tenía una biblioteca, un pequeño hospital y una escuela a la cual los niños de sunset asistían mediante un bus que pasaba por ellos. En cuanto a la naturaleza, Sebastian nos contó que había lagos con cascada, bosque y que en la cabaña de su tío quedaba en la pradera.

Nos surtimos de comida, agua y una muda de ropa, montamos nuestras bicicletas y partimos detrás de Sebastian. Los primeros diez kilómetros estuvieron bien, pero los diez restantes fueron una tortura; yo estaba completamente sudada, al igual que todos, mis hombros estaban un poco quemados por el sol y mis piernas temblaban de tanto pedalear.
Cuando por fin llegamos, fuimos hasta la cabaña del tío de Sebastian, dejamos las bicicletas y nos sentamos a la sombra de un árbol para comer.

—No me subiré nunca más a una bicicleta—.
Suspiré mientras me acostaba en el césped y todos rieron.

—Podríamos ir al lago luego de descansar un poco, ¿qué dicen?—.
Sugirió el rubio y todos estuvimos de acuerdo para luego acordar cómo sería el orden para tomar una ducha ya que habían dos baños. Primero Alexa y Jen, luego Lauren y yo, y los chicos simplemente se iban a bañar  con una manguera en el jardín.

●●●

—Es por aquí—.
Susurró Sebastian mientras caminábamos entre los árboles. Se podía oír el ruido de una cascada y mientras más nos acercamos, se le sumó el ruido de las personas.

Llegamos a un lugar en el medio de aquél bosque donde había un lago con una pequeña cascada, allí había mucha gente nadando, arrojándose de rocas altas o comiendo en los pequeños puestos de comida que había allí. Los chicos no tardaron nada en arrojarse al agua y mientras yo me quitaba la ropa para quedarme en traje de baño, Lauren se acercó a mí.

—¿Te metes conmigo?—.
Preguntó tomándome de la mano. Yo la miré unos segundos y asentí.

Lauren se veía absolutamente preciosa, con los pómulos pecosos y levemente rojos por el sol, sus ojos verdes claros y su cabello ondulado.

—Vamos—.
Ambas nos metimos despacio debido a que el agua estaba bastante fresca y nadamos hasta donde yo apenas podía hacer pie.
—Está hermosa—.
Dije viendo mis manos bajo el agua, la cual estaba cristalina.

—Sí, ya necesitaba refrescarme—.
Respondió mientras se acomodaba el cabello húmedo hacia atrás. Lauren nadó hacia mí y me abrazó, poniendo sus piernas alrededor de mi cintura. Mierda.
—Me gusta tu bronceado, ojalá pudiera broncearme así—.
Dijo con una pequeña sonrisa y yo me sonroje por completo, no solo por sus palabras sino que por la sensación de tener su entrepierna en mi vientre.

—Yo soy morena, tú tienes que ponerte protector solar si no quieres ser un tomate más tarde—.
Dije riendo mientras tocaba sus hombros que estaban adquiriendo un color rojizo por el contacto con el sol.

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