III. Demonio

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¡Aléjate de ella! exclamó el Daiyōkai, atacando con sus garras donde salía el látigo venenoso hacia su medio hermano.

Kagome cerró los ojos y tropezó hasta llegar a golpearse con alguna roca de la cueva, haciendo que inconscientemente caiga hacia el vacío. Estuvo cerca de ser dañada por la bestia. Suponía que esto podría ser una trampa de Naraku, porque todo empezó con seguir a Kikyo. Todo para distanciarlos entre ellos.

Alguien logra salvarla.

Ella con lentitud abrió sus parpados, parecía somnolienta y pestañó dos veces para ver con claridad a esa persona. Cuando hubo contacto visual, permaneció callada, estaba completamente sorprendida. No se esperaba algo así.

Kagome había pensado que InuYasha se recuperó de ese pequeño brote de instinto, de su verdadera naturaleza.

— Sesshomaru...—pronunció su nombre, al saber que él la cargaba entre sus brazos.

Quizás sea su propia imaginación: no podía creer que estaba siendo rescatada por el demonio. Solo recuerda que la bestia quiso atacarla pero tropezó y cayó a lo profundo del pozo de una cueva.

InuYasha estaba descontrolado, sus instintos lo obligaban a luchar contra cualquier oponente.

Quédate aquí, me voy a encargar de él.

Ella lo miró de forma complaciente y suave por ese detalle de ser rescatada, acaricia su rostro para ver una ligera herida superficial, por suerte no era algo alarmante: —Cuídate, Sesshomaru.

La joven le da un beso en la mejilla.

¡Espero que les haya gustado este fanfic!

¡Saludos y cuídense!

Atte. J.H ©

Fictober InuYasha // Punto débilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora