Capítulo 10 - Isa, un dulce recuerdo

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Los días que vinieron fueron de total tranquilidad. Entre Itzel y yo fuimos afianzando una relación que termino convirtiéndose en algo normal o natural para nosotros. Creo que ella no lo asimilo tan rápido como yo y aun así de vez en cuando me quedaba pensando en cómo llegamos a donde estamos. Todo el tiempo que había transcurrido hasta ahora, la primera vez que nos vimos.

Ese fin de semana aproveche la libertad que me daba no tener tareas escolares, para pasar más tiempo en casa. No paso mucho para que alguien demandara mi atención y ese fue mi gato, mishi gordo y holgazán. Él siempre se queda a mi lado y escucha todo lo que tengo para contarle, solo atina a mirarme con sus ojos enormes y ronronea sin parar.

Para mi sorpresa, mi madre me tenía tareas del hogar preparadas. Días de limpieza serian en ese entonces. Mi habitación podía ser un verdadero desorden asique eso fue el comienzo de todo. Envoltorios de golosina, mis libros de la escuela, hacer mi cama y ordenar mi ropa. Esas pelotas en el piso eran prendas dejadas ahí hace mucho y distante estaba el recuerdo de saber cuánto tiempo llevaban tiradas. Aún no había empezado y ya quería dejarlo pero en fin, esas cosas no se iban a hacer solas. Los libros de la escuela en mi repisa, la cama hecha y entre todo eso no podía creer que aun guardaba el envoltorio del chocolate que me había regalado Itzel. Casi muero de ternura ese día, es decir, me había sorprendido y no supe cómo reaccionar hasta que mis emociones desbordaron.

Mi mama me vio al pasar y me pregunto si estuvo rico que tanto sonreía sola con el envoltorio en la mano. Como responder a eso sin pensar nada raro, digo, después de todo fue uno de los primeros momentos más lindos entre las dos. Casi lloro al recordarlo.

-Mamá de Isa: ¿Ya tienes tu ropa para lavar?

-Isa: A si, en eso estaba. Solo un poco de ropa y algunas cosas más.

-Mamá de Isa: Esta bien, métela a la lavadora junto con la mía, tampoco tengo mucho que lavar.

-Isa: ¡Bien! La ropa en la cesta, primero mis pantalones, mis medias, ropa interior y mis camisas.

Lavar ropa no es tan divertido como parece ni era la idea que tenía en mente de descansar en ese día. De a poco fui poniéndola en la lavadora pero al tomar mi camisa de la escuela, pude sentir que tenía un aroma muy particular y me di cuenta que era de Itzel. Ese fue un momento muy cálido y tierno, pude sentir un poco de su calidez y al llevar la camisa a mi mejilla, pude volver a revivir ese momento. Recordé que me había quedado dormida sobre su hombro y dude en si debía lavarla o no. Por muy loco que parezca, solo quería conservar el momento y la verdad quisiera volver a quedarme dormida así. A todo esto, mi madre volvió a sorprenderme y me la quito de las manos para echarla dentro. Mi mirada atónita era impagable.

-Mamá de Isa: No estés jugando porque te distraes fácilmente y luego no haces nada.

-Isa: Si, es que solo estaba... ya voy.

-Mamá de Isa: Aún quedan muchas cosas para hacer.

Ver la ropa girar en la lavadora era muy aburrido por eso mi gato y yo nos fuimos a seguir con la limpieza y al parecer en la cocina me esperaban algunas ollas y cacerolas de la noche anterior. Recuerdo que comimos rico pero no recordaba haber ensuciado tanto. Eso era muy frustrante y la verdad... la verdad me preguntaba que estaría haciendo Itzel en ese momento. Después de soltar un gran suspiro, me di cuenta que estaba divagando otra vez. Al final, de entre miles de cosas que se cruzan en mi cabeza diariamente con sentido o sin sentido y sin importar donde este, te volviste mi pensamiento random favorito y ojala me dejes algún mensaje bonito en el libro.

Cuando termine de soñar despierta y de lavar, mi madre y yo fuimos a limpiar el comedor. Correr muebles, quitar telas de araña y mucho polvo a tal altura que parecía una casa abandonada.

-Mamá de Isa: y dime ¿Cómo te está yendo en la escuela?

-Isa: pues bien, sin problemas hasta ahora...

-Mamá de Isa: Es que te noto más distraída de lo normal y sonriendo muchas veces sola.

-Isa: a es que... yo, todo está bien. Lo juro, solo... no es nada.

No lo sé, es que me di cuenta que ahora si tenía una buena razón para sonreír en cualquier momento y eso me hacía mucho bien. En este punto de mi vida había conocido a esta persona y se convirtió en una parte importante de mis días. Digo, después de todo ahí estaba haciendo limpieza con mi madre pero la tenía latente en mi cabeza como si no quisiera dejarla ir. Y luchaba para concentrarme y no olvidar que estaba haciendo.

Al levantar la vista, pude ver por la ventana de la cocina que en el jardín de casa había crecido un girasol enorme y nunca me di cuenta de ello. Al verlo me transmitió mucha felicidad y positivismo, una alegría indescriptible. Quizás sea una casualidad pero por un momento creí que muchas cosas geniales se vendrían y aunque aún no acababa mis quehaceres y seguía pensando en ella; confiaba en que así seria...

-Mamá de Isa: Oye! Isa... Isaaa!

-Isa: aaaa ya voy!


Creo que de tanto soñar me iba a quedar dormida. 


Isa -uwu- ItzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora