Ya era de noche, todos se encontraban en su celdas, Rafa estaba sin poder dormir, de repente, un ruido llamó su atención.
-- Rafi.-- Susurraron fuera de la celda.
-- ...
El chico se levantó y caminó hacia las rejas, notó que la pequeña estaba despierta.
-- Niña, duermete. Es muy tarde.
La chica se transportó hacia la celda de Rafa en un segundo.
-- Niña, no hagas eso, si te descubren te llevarán a fusilar-- Susurró con enojo.
-- Tranquilo, no active ninguna alarma. Es que tengo miedo.
-- ¿Porque?
-- Está oscuro y me tocó una celda sola.
-- ¿Y qué quieres que haga?
-- ¿Podría dormir contigo?
-- Está bien, pero yo no cuento historias de unicornios ni canto canciones de amor.
-- Descuida, no me gusta nada de eso.
Los dos se acostaron y hubo un silencio.
-- Si puedes cruzar paredes ¿Porque no te vas?-- Dijo Rafa.
-- Lo intenté, no se de que material este hecho el muro que nos rodea, no puedo salir de aquí, sólo cruzar paredes dentro del lugar.
-- Descuida pequeña, no dejaré que te hagan daño, saldremos de aquí-- Sonrió.
-- ¿En serio?-- Emocionada.
-- Claro, te lo prometo.
Vanellope se acercó y abrazó el brazo del chico y se quedó dormida, Rafa sonrio y cerró los ojos.
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Rafa despertó y vio que la pequeña seguía dormida, escuchó el sonido de las celdas abrirse, así que decidió despertarla.
-- Pequeña, vamos a comer.
Poco a poco, Vanellope abrió los ojos. Gary estaba mirando la escena desde su cama.
-- Gracias Rafita, es la primera vez que duermo fuera de mi casita.
-- Descuida, vamos a desayunar.
Los dos se levantaron, Vanellope dio un salto hasta los brazos del verde, esto hizo que se sorprendiera, luego sonrio y caminaron fuera de la celda, Gary los siguió.
-- Vente, vamos a ver que comemos el día de hoy.
Todos miraron extrañados a Rafael.
-- ¿Qué mosco le picó?-- Susurró Lem.
-- Niños cambiando sentimientos de personas-- Dijo Oh.
-- Puede ser que cambio por la pequeña, eso es bastante lindo-- Dijo Aja.
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-- ¿Lindo? ¿Si recuerdas que me tiró e intentó golpearme, no?
-- Lo se, sigo diciendo que fue muy descortés, pero sólo míralo, se ve que es otra persona, tal vez deberíamos darle una oportunidad.
-- La princesa tiene razón-- Thurman se dirigió a Rafa-- ¡Ey, amigo!
Rafa, Vanellope y Gary voltearon a ver.
-- ¿Que ocurre?-- Dijo Rafael.
-- Siéntate con nosotros.
-- ¿No molesto al niño mimado?
--Si.
-- No.
Aja y Krel dijeron su respuesta al unísono.
-- Tranquilo hermanito, mientras esté a tu lado no te hará nada.
-- No me da miedo, simplemente no me agrada.
Rafa y Vanellope se sentaron a lado de Lem, este chico era quien separaba a Krel de Rafa en el asiento. Gary se sentó frente a Rafa, no le quitaba la mirada de encima, sus mejillas se ruborizaban al ver al chico.
-- Cuéntanos más de ti, Rafa-- Dijo Aja.
-- ¿Qué quiere saber, su majestad?-- Puso una mano en el pecho e hizo una pequeña inclinación hacia delante con una sonrisa.
La chica sonrio ante la acción del contrario, Krel sólo rodó los ojos y miraba su comida.
-- Y... ¿Cómo dormiste, Rafi?-- Preguntó Gary.
-- Bien, aunque esta niña acaparó todo el espacio.
-- Ops, lo siento-- Sonrio Vanellope.
-- Si necesitas algo puedes decírmelo, cualquier cosa la haré, bueno... No cualquier cosa, o bueno, si, si tu quieres algo podría hacerlo con gusto... -- Se asustó por lo que dijo-- No vayas a pensar en otras cosas no no no, digo acerca de tu comodidad-- Sonrio nervioso con un gran sonrojo en su rostro.
-- No te preocupes, compañero-- Sonrio, aunque se encontraba algo preocupado por él.
-- Vale Vale jajaja.
-- Ja ja ja-- Sonrio con preocupación.
Los chicos seguían hablando, poco a poco Rafa iba socializando con todos hasta que por fin entró en confianza, Krel miró que la tortuga cambió, dándole una oportunidad más.
-- ¿Sabes? Tener músculos no es tan malo después de todo-- Sonrio el de tez azul.
-- Tu tampoco eres tan malo, niño mimado-- Rodeó su cuello con su brazo y revolvió su pelo.
-- ¡Ah! Suelta-- Dijo el chico.
Después de que lo soltara ambos rieron. Pasó un tiempo, en ese lapso pasó algo que Rafa no había presenciado antes. Las puertas que daban a un pasillo Prohibido para ellos se abrió. Seis guardias con su rostro cubierto con un traje amarillo de cuerpo completo vigilaban con armas cada uno, se abrió paso a dos sujetos que parecían ser militares. Todos se levantaron de sus lugares y miraban a los que habían llegado. Rafa y Vanellope hicieron lo mismo que los demás.
