Después de aparcar su auto en su cajón del estacionamiento, asegurarse de dejar la alarma activa y limpiar algunas motas de polvo en el mismo, caminó hacia el interior del edificio de su centro de trabajo, el Colegio de Arquitectos de Sina, en el cual estaba a cargo de la Vicepresidencia.
Entró a su oficina y lo primero que hizo fue encender la tetera para preparar su ya acostumbrado té negro. En eso estaba cuando unos leves toques en la puerta lo interrumpieron.
—Pase.
—¡Hola, Levi! Buenos días, para hoy tenemos... vaya, qué cara traes —la joven que entró, bajita de estatura, cabellos naranjas y una linda sonrisa, lo miró con una expresión curiosa.
—La misma de siempre, Petra. ¿Qué hay para hoy?
—¿Qué te pasó? Parece como si hubieras pasado la noche en vela.
—De qué hablas, si fue una de las mejores noches que he tenido.
—Pues no lo parece. No me digas que te fuiste de jerga y ya encontraste a la futura señora Ackerman —sonrió, pícara.
—Pasé la noche con Hange —soltó de repente. Petra abrió grandes los ojos mientras sonreía de oreja a oreja.
—¿Dormiste con Hange? Dios, Levi, ¡tienes que contarme todo! —ella, presurosa, se sentó en una de las sillas frente al escritorio del hombre.
—No hay mucho que contar —él dejó escapar un suspiro de decepción.
—Vamos, como que no, ¿dónde se encontraron? ¿Tan pronto hicieron las pases? —la joven lo bombardeaba con preguntas que Levi no quiso responder en ese momento, pero tenía que hacerlo tarde que temprano, él y su gran boca.
—¿Qué es lo que hay para hoy? —repitió Ackerman, tratando de escapar de la conversación que sin querer, él mismo había provocado.
—El trabajo puede esperar, aún hay tiempo para eso, ahora cuéntame lo que pasó —ella se levantó y comenzó a preparar el té negro de Levi, pues según él, Petra hacía el mejor té que había tomado.
—Petra, no.
—¡Por favor! Estoy segura que quieres desahogarte, por eso me lo dijiste, sino lo habrías callado —ella tenía razón.
—Afuera —Levi señaló con la cabeza hacia la terraza que estaba en su oficina y Petra asintió con la cabeza mientras terminaba de preparar el té. El hombre le ayudó a cargar con la tetera y las tazas, pasando a traer de su escritorio una pequeña cajita color plata.
Se acomodaron en sus asientos, la mañana estaba algo calurosa, pero gracias a que había viento, se sentía un poco agradable. Levi sacó la cajita, extrajo un cigarrillo y un encendedor, encendió el pitillo a la vez que se lo llevaba a la boca para aspirar lentamente la nicotina.
—¡Cómo te atreves a fumar delante de mi bebé! Estás loco, Levi —lo reprendió ella al tiempo que le arrebataba de los labios el cigarrillo para apagarlo, romperlo y arrojarlo al cesto de basura mientras con sus manos extendidas trataba de ahuyentar el escaso humo que se generó.
—Tu bebé aún no sale, no le hace daño —murmuró él con molestia.
—Como que no, él respira el aire que yo respiro, y no quiero aspirar el humo de tu cigarrillo, además, eso es dañino para ti también —ella se cruzó de brazos un poco indignada.
—Bien, pero que sepas que ese mocoso cuando sea adulto, tomará este estúpido vicio —sentenció él, guardando en el bolsillo de su saco, la cigarrera.
—No será un fumador. Ahora sí, te escucho —sonrió mientras acomodaba un pequeño mechón de cabellos detrás de su oreja.
—Tch, para qué abrí mi boca.
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Suerte
FanfictionAU. Fanfic. Solo y en el día de su cumpleaños, Levi, vuelto un mujeriego empedernido, se encuentra bebiendo en un bar, buscando algo parecido al amor. Si lo encuentra, sería el peor tipo con la mejor suerte en el mundo. Hange también hizo su vida y...