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Petra se encontraba desde muy temprano en la oficina de vicepresidencia, estaba esperando para charlar, era viernes y extrañamente tenía pocos pendientes que terminar, así que decidió tener una pequeña plática con Levi. No podía creer que fueran tan buenos amigos, teniendo él la fama de alguien con una gran habilidad para ahuyentar a la gente a causa de su carácter.

Era un hombre incomprendido y prejuzgado, ya que el auténtico Levi, bajito de estatura era una persona amable, pero sobre todo empática muy en el fondo de su persona. Aunque dominaba más su carácter arisco.

Por eso, en un momento dado, ella tuvo sentimientos fuertes por él. Cuando le confesó lo que sentía hacia él, Levi con toda la calma del mundo le hizo saber que no era el hombre indicado para ella, y quizá para nadie.

Petra conocía perfecto la fama de Levi de ser un mujeriego, pero nadie nace con defectos, y después de cerciorarse de que nunca tendría oportunidad con él, se dedicó a develar el misterio detrás de la careta fría del pequeño hombre. Siendo psicóloga, logró hacer que él se abriera con ella y le permitiera hurgar en el casi fondo de su corazón.

Fue entonces, que un día le platicó sobre Hange.

En pocas palabras, le dio a entender que él le había hecho daño, ocasionando que ella se alejara de él para no volver. Levi salió lastimado a consecuencia de su propia estupidez, pero no quiso ahondar más en los recuerdos.

Levi también le mostró una fotografía de él y Hange cuando jóvenes. Ella tenía catorce años y él diecisiete, fue en esa ocasión donde él la conoció, y Petra también, a través de esa imagen.

Petra lo regañó al enterarse que no tenía una fotografía aparte de esa. "No me gustan las fotografías", se excusó él. A pesar de haberle contado una parte de su vida, no lo hizo del todo, y por eso Levi no había cerrado el asunto de manera definitiva. Ella lo miraba salir con cuanta mujer se le pusiera enfrente, aunque él siempre trató de evitar a los potenciales clientes femeninos de la empresa, fuera de esta, se olvidaba de los formalismos.

"Sé lo que hago", respondía él cuando Petra le pedía parar referente al asunto de las mujeres. No había fin de semana donde él no saliera con una mujer diferente cada vez. Era verdad, él no era el indicado para ella, por eso tenía que ayudarlo a superar ese tema de su pasado.

Levi fue el causante que ella conociera a su esposo Erd. Los hombres se conocieron en el bar que Levi solía frecuentar, Gin era ingeniero y a Ackerman le interesó la manera en la que el joven se expresaba de su profesión, lo citó en el colegio de arquitectos donde tuvo una plática con los integrantes de la asociación y decidieron contratarlo. Petra, al ser la jefa de Recursos Humanos, trató con Erd y ahí se dio el flechazo. Un par de años después, Levi fue el padrino en la boda de sus colegas.

Petra se sobó el vientre ante esos recuerdos. Levi era un buen tipo, pero debía superar sus problemas para poder llevar una vida sin complicaciones y libre de asuntos que le oprimían el corazón. Ella tenía que devolverle el favor, le ayudaría. Solo que él siempre se mostraba esquivo a la hora de tratar de develar la raíz del problema, por eso, ese día que él se abrió un poco más al decirle que había dormido con Hange, no quiso quitar el dedo del renglón. Iba a ayudar a su amigo sea como fuera, él merecía la oportunidad de ser feliz, de hacía un año a la fecha él había mostrado un cambio positivo, había dejado de salir con mujeres e incluso había dejado de fumar considerablemente.

Así como él contribuyó con su felicidad, ella haría lo mismo con su amigo, lo ayudaría a ser feliz con la mujer que tanto amaba.

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—Pero que —... dijo al entrar a su oficina y ver a Petra con la tetera en la mano.

—Buen día, Levi. A tiempo como siempre, apresúrate, el té está listo.

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