Capítulo 2: "Nave de escape parte I".

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Alejándose a una gran velocidad de aquél lúgubre y horripilante lugar, Zim sin prestar atención a sus cansadas piernas, corría sin pizca de cansancio alguno por dónde vino: el tribunal intergaláctico.


"Tengo que regresar y robar una nave de escape, no será fácil pero me infiltraré en el sistema para pasar desapercibido..."


En su cabeza y a una inigualable velocidad de pensamiento, Zim ya planeaba su escape para ir al planeta tierra a buscar respuestas. A recordar quién es.


"Es irrefutable que Dib-larva sabe exactamente cómo es el grandioso Zim". Pensó muy acertadamente mientras meneaba la mano derecha con enjundia de victoria, claro, sin disminuir la velocidad. "Tendré que abducir sus memorias sino coopera para poder pasarlas a mí PAK desde la base, y tal vez, ver como es un ser humano por dentro...". Planeó, mientras sonreía con malicia verdadera en el rostro...tal vez, al final de todo, Zim seguía siendo Zim en su interior.


La simétrica ciudad pasaba a través de sus ojos con suma rapidez, de un momento a otro, con sus patas mecánicas aumentó dicha velocidad y ahora el paradigma no eran más que luces y colores unificados ante sus relucientes pupilas hambrientas de respuestas. "Más rápido, tengo que llegar al tribunal más rápido".


Zim se impacientaba, ¿Cómo fue que corrió hasta el fondo de Juzgamentia sólo con su par de piernas? ¡El camino parecía más largo!


Fue entonces cuando se detuvo en seco, agitado y empapado de sudor; en ese instante pensó lo idiota que fue por no correr antes con sus largas patas mecánicas, realmente fue algo impulsivo...miró el edificio gris de arriba abajo, logrando vislumbrar letreros de hologramas donde ponían una foto suya con la leyenda: "Defectuoso".


Sus entrañas se revolvieron, ¿Cómo osaban exponer al grandioso y maravilloso Zim con esa horrible foto que no alude en nada a su tan atractivo rostro?.


-Calumnias, ridículas calumnia.

Dijo entre dientes con notorio desagrado.


Unos para nada discretos murmullos lo desconcentraron, eran palabrerías realmente altas y estruendosas para ser catalogados como "murmullos"...definitivamente no querían que lo fueran, eran para llamar su atención. Las antenas de Zim bajaron hasta su cuello en señal de vergüenza, ¿No podían ser discretos? ¿Acaso en sus patéticos cerebros no existía algo tal como la discreción?.


Un gruñido salió de los delgados labios del alíen recobrándose en su sitio, un color purpúreo cubrió sus mejillas y sus manos sudaban dentro de sus guantes negros; un punzante dolor se concentró en la boca de su squeedly spooch. "Que desagradable sensación por tan solo unas malas miradas y comentarios mal intencionados", pasó por su cabeza y recordó un rostro muy familiar: "¿Cómo es que Dib-larva lo soporta todo el tiempo?"...el fugaz pensamiento lo aturdió levemente, "Debe estar más que loco por hacerlo", concluyó consigo mismo para después rodear el edificio hacia la parte trasera; ahí estaban los contenedores de desechos y basura de la cafetería del tribunal intergaláctico.


Zim entró muy despacio por la puerta trasera, sin hacer un solo ruido, con pasos veloces y pequeños, consiguió estar detrás de unas enormes cajas de comida no perecedera. Por supuesto, nuestro querido protagonista tuvo éxito al infiltrarse, era la hora del descanso que tienen después de cada juicio y aprovechó para poder meterse entre dichas cajas, barriles y contenedores de metal sin ser notado.

Movió su mano hacia atrás, tocó una parte de su PAK y de ella salió un traje obscuro con tecnología Irken en manos y pies, eran como cristales muy diminutos que eran opacos; tenía el emblema de un invasor irken en el pecho. Se puso el traje de forma minuciosa y precisa, cada segundo cuenta, se deslizó el traje y sin problemas encajó en el.

"Puse los pies sobre la tierra".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora