III

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Sus ojos azules se perdían a la distancia, observando detenidamente el paisaje y dibujando cada pequeño detalle que le faltase a su obra, se detenía por momentos a visualizar la forma correcta de hacerlo, concentrada única y exclusivamente a su labor.

El mundo la miraba como bicho raro por estar siempre metida en su mundo... Pero no era un bicho raro, era simplemente ella.

Es posible que nadie lo entendiera, pero ella sí, ella sabía perfectamente cómo era, y si ella se conocía,¿Qué importaba ser una desconocida para los demás?
Una vez terminado su dibujo del paisaje pasó las páginas, hacia atrás,viendo sus dibujos anteriores. Entre ellos, existían unos dibujos de esos que no olvidas, que tienen una historia especial.
Y uno de ellos era el retrato dibujado con sólo un lápiz de papel, el rostro de un hombre.

Recuerda la vez que lo conoció; misterioso, tímido y hasta inseguro. Recordó cuando le chocó aquel auto en frente suyo y ella corrió a ayudarlo.

— ¿Estás bien? - le había preguntado cuando lo ayudó a levantarse del suelo - ¿No te lastimaste? - Él sólo trataba de que no le mirara a la cara, parecía con temor de que lo vieran.

— Lo estoy, gracias - Se incorporó con la intención de alejarse de ella. Por la manera grotesca que respondió, Bulma se molestó un poco.

— Eso es una falta de educación,¿No crees que al menos me deberías agradecer mirándome a la cara? - Se cruzó de brazos y frunció el ceño. La espalda del hombre pareció relajarse en una forma de rendición.

— Créeme, es mejor si no me ves la cara - Voz baja, casi inaudible, ronca y ligera, una triste y llamativa combinación.

— No des por hecho algo que aún no ha pasado - Volvió a insistir, no por el hecho de querer de forma desesperada la disculpa del sujeto,sino, mas bien;para entender el porqué de no querer dejarse ver.

— Muchas gracias por haberme ayudado, pero no le daré más que eso - Era testarudo, pero no sabía que Bulma lo era más.

— ¡Oye, tú! Te dije que... - Lo obligó a darle la cara. Dejó de hablar y se quedó en total silencio, mirando aquella cicatriz que empezaba en la frente y pasaba sobre los párpados hasta la mitad de la mejilla.

— Te dije que te daría miedo - Soltó con desánimo - Te lo advertí.

— No es miedo... No da miedo - Confesó. El sujeto tan sólo se quedó sorprendido;era primera vez en toda su vida que alguien decía que su cicatriz no daba miedo - Es... Mas bien... Interesante - A ella no le daba miedo, a ella no le parecía feo, ella no se estaba alejando,¿Qué sucedía con esta chica?

Tal vez... Ella sólo sabía ver lo bello hasta en lo feo.

La mano de la peli-azul se acercó lentamente a su rostro, como para tocarlo. Él, envenenado por los ojos encantadores de ella,apenas notó su intención cuando estaba a centímetros de su rostro. Se alejó. Él tenía miedo, él no confiaba.

Empezó a correr, apenas, con un pie herido, mientras en su cabeza se reproducía una y otra vez las palabras de aquella chica... Ella lo aceptó.

Bulma volvió a la realidad, devolvió la vista a su dibujo, delineando con sus dedos la forma de la cicatriz. ¿Qué habrá pasado con él? ¿Lo volvería a encontrar? Ella quería hacerlo, sentía que debía porque él necesitaba ayuda... Y ella quería ayudarlo.

Guardó sus cosas y se levantó del banco del parque en donde estaba. Nuevamente, la sensación de ser observada la invadió, mas no prestó atención; sólo eran sus desvaríos, sí, eso eran.

(...)

La había visto de nuevo, ella seguía igual de linda que la última vez, tal y como la recordaba.
Entró a su casa y caminó hasta la sala en donde se dejó caer.
Había pasado un día desde que su madre murió y él la tiró a un lado de una carretera solitaria, y era como si no le interesara.
Encendió la televisión y las noticias anunciaban el hallazgo del cuerpo de un joven, menos de 19 años que fue encontrado muerto, en un callejón. Sonrió,sin darse cuenta. Le producía placer, no entendía cómo pero le producía placer torturar, matar y recordar cómo sufrieron y suplicaron sus víctimas. Él no estaba enfermo,no, él era así, sólo disfrutaba de matar como las otras personas disfrutaban de comer o bailar.

Él era normal, a su manera.

Al día siguiente, un agente policial, el oficial Brief, había llegado para avisarle que su madre fue brutalmente golpeada y asesinada, después, abandonada. Él tan sólo agradeció la información y se fue a dormir, pensando en cómo acercarse más al amor de su vida y alejar a las demás personas de él, como el chico de las noticias.

(•∆•)
Sólo porque una lectora lo pidió, hay actualizaciones. Bye.

Psicópata [Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora