IV

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El aire frío de la mañana golpeó su rostro al salir de su apartamento. Aspiró profundamente y se abrazó a sí misma por el leve frío que le recorrió. Las calles estaban saturados de coches que querían llegar a algún destino, las personas despertaban y se preparaban para un nuevo día.

Era sábado, demasiado temprano y no tenía clases. Sólo salió a caminar, con su cuaderno en mano, para ver si no encontraba algo de inspiración. Recorrió mucho, observando y analizando. Le gustaba tener momentos como esos en dónde podía estar en paz. Unos cuantos pasos más y llegó a una fuente, colocada en el centro de aquel vecindario. Se sentó en la orilla y empezó a dibujar a una señora sentada en un banco, alimentando palomas. Tan concentrada estaba que no notó que alguien se le acercaba por detrás, lento, sigiloso y callado.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se lanzó contra ella, dando un grito y sacudiéndola, ella se asustó y tiró su cuaderno al piso, y todas las hojas se desparramaron por doquier.

— ¡Maldito seas, Gokú! - Gruñó la peli-azul, frunciendo el ceño.

— Ya, Bulma, no te molestes - Rió, rascando su cabeza con culpa - Lo siento, sólo quería asustarte.

— Pues misión cumplida - Volvió a mirarlo con mala cara. El pelinegro se arrodilló para ayudarla a recoger - Ni se te ocurra repetir esto, suficiente tengo con la sensación de que soy vigilada para que tú me hagas semejante cosa.

— Bien, bien,ya no lo haré - Aseguró, como niño que es regañado por su madre - ¡Oye! Yo conozco a éste sujeto - Dijo, sosteniendo la foto del chico de la cicatriz. Bulma se acercó y lo miró, con sorpresa.

— ¿De verdad?

— Sí, él es hijo de la amiga de mi mamá. La mujer falleció hace poco y recuerdo que lo ví en el funeral. Fue hace unos días - Dijo, poniendo cara seria y pensativa - Es un poco raro...

Una especie de cosquilleo extraño recorrió a Bulma;la sola idea de poder volver a encontrarlo le causaba una expectativa placentera, no sabía porqué, pero quería volver a verlo.

— ¿Sabes dónde vive? - Preguntó, con esperanza.

— No... Mamá tampoco, solían verse en otra parte porque la señora decía que él no gustaba de visitas - Las ilusiones de Bulma fueron disminuyendo - Pero tu padre puede saber; él fue a darle aviso de la muerte de su madre - Dijo, al entregarle sus dibujos - Me tengo que ir. ¡Adiós!

Sí, Bulma podía preguntarle a su padre, pero la verdad era que no tenían buena relación. Desde que Bulma decidió no estudiar la carrera que sus padres querían, ellos, prácticamente, la echaron de casa, desde entonces, tenía que ocurrir un milagro para que se hablasen. Tal vez... Por ahora, sería mejor esperar.

(...)

[Día del velorio]

Ni una lágrima, mucho menos una mueca de dolor, nada que expresara tristeza o nostalgia se vio reflejado en el rostro del joven, y eso que era el entierro de su madre. Aquello inquietó demasiado al comisario, tanto al punto de darle mala espina.
¿Cómo podría ser? Era demasiada indiferencia y ni siquiera trataba de disimularlo, sólo estaba ahí, como si fuera de piedra, mientras hasta desconocidos lloraban a su madre, él parecía en paz... Casi feliz.

¿Es posible que alguien tan poco sensible? ¡Con un demonio que era su madre! El hombre, ya con sus años cargados, sabía que su instinto no fallaba;algo tenía ése chico que le daba unos escalofríos terroríficos, mas no sabía qué.

[En la actualidad]

Lo mataría, él definitivamente mataría a ése chico. Trata de quitársela, quiere quitarle a su peli-azul, no lo permitirá.

La estaba observando, siguiendo desde que salió de su casa, la veía mientras dibujaba, todo estaba bien hasta que el maldito se le acercó. Era suya, sólo suya, y él tenía que morir por tocarla.

Cuando él se alejó de ella, lo siguió, encontraría el momento perfecto para acabar con su existencia para que ya no estorbe entre ellos. Lo vio llegar a una florería, seguro quería alejarla de él con estúpidas flores. Puff, patrañas.
Salió con unas rosas rojas.

— Estúpido, ella las prefiere de blanco - Murmuró.

Pero toda ira y rencor hacia él desapareció cuando lo vio abrazar a una joven de pelo oscuro, darle las rosas y besarla. Tal vez él ya había encontrado a su amor, al igual que Vegeta, pero no era Bulma. Entonces no merecía morir.

Lo dejó.

Volvió a su casa, pensando en que, hoy no fue el chico de cabellos oscuros, pero mañana alguien más la podría intentar. No lo podía permitir. Tenía que alejar a todos de ella, aún si eso implicaba raptarla y encerrarla, incluso... Matarla... Pero Bulma era sólo de él.

•••

¡Hola! Éste es sólo un regalo por mi cumpleaños. Qué irónico 😂😂😂 Espero les guste y prepárense para lo que se viene en navidad~👀

Psicópata [Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora