V

920 96 15
                                    

No, ya no podía, le era difícil, imposible. Tenía que ceder, quería hacerlo. Ése ser horrible dentro de él clamaba por salir, nada le impedía no hacerlo.

Caminaba detrás de su presa, con los ojos fijos en la espalda ajena. El corazón le palpitaba con fuerza, ante la placentera expectativa de experimentar ésa sensación de adrenalina, de dejar salir lo peor de él.

El chico, que caminaba delante suyo, ni siquiera se daba cuenta del peligro que había, que su vida estaba a nada de acabar. Él sólo había salido a hacer su rutina de ejercicios nocturnos, no a ser la presa de un psicópata asesino en serie. Estaba algo agitado por el cansancio, el sudor le bajaba por la frente y su respiración se tornaba irregular. Decidió descansar.

Se detuvo y apoyó sus manos en sus rodillas. Cuando se alzó y miró hacia atrás, pudo ver que alguien lo seguía. Cuando su perseguidor notó que fue descubierto, se detuvo, alerta.

— Oye, amigo - Le habló - ¿Necesitas algo? - El hombre encapuchado no respondió, sólo se quedó ahí, mirándolo - ¿De acuerdo?  - Alzó una ceja - Maldito loco - Murmuró para sí mismo.

Volvió a caminar, sentía que el tipo aún lo seguía, volvió a mirar atrás y así era. No le prestó atención. Pero cuando más caminaba, más lo seguía. ¿Pero qué demonios quería? Empezó a correr, algo preocupado. Seguía corriendo tras él, venía más rápido, quería alcanzarlo. Demonios.

Tenía miedo. No es que no pudiera con él,¿Pero si tenía un arma? Era obvio que estaría en desventaja.
Estaba cerca, demasiado cerca, podía escuchar su respiración agitada y fuerte detrás suyo,lo tenía, estaba perdido.
Y así fue, supo que estaba en problemas cuando alguien se le tiró encima, tan pronto como cayó al suelo, recibió un golpe que lo dejó inconsciente.

Vegeta levantó el cuerpo del hombre y lo llevó a rastras hasta un callejón. Sus ojos fijos, en la nada, no pensaba, sólo actuaba.

El chico empezó a despertar, lentamente se iba dando cuenta de que no estaba bien;sentía un dolor fuerte en la cabeza y no estaba en un lugar que reconociera. Trató de moverse, pero notó que estaba atado, de manos y pies.

— ¿Qué está pasando? - Estaba asustado, demasiado. Respiraba de forma pesada, ruidosa e inquieta - ¡Ayúdenme! ¿Hay alguien?

Gritaba, despavorido, adolorido y aturdido. La misma sombra se acercó, seguía con la capucha puesta. La luz apenas alumbrada, no podía ver su cara pero sabía que lo observaba. Era terrorífico sentir esa mirada sobre él, le hacía sentir un escalofrío horrible. Se acercó.

— ¿¡Qué demonios quieres!? ¡Suéltame! - Se trató de zafar, luchó, tratando de retroceder, mientras él seguía acercándose. Vio que sacaba algo de su bolsillo, un cuchillo - ¿Qu-qué harás con eso?  - No respondió, sólo se siguió acercando.

Se arrodilló junto a él, pudo ver su rostro. Era horrible, la cicatriz en su frente, sus oscuros ojos sin vida, su cara de psicópata.
Vegeta sólo veía el temor en su cara, cómo trataba de alejarlo, cómo veía horrorizado su cara. Es lo mismo que con los demás, pensó. Y, con ése pensamiento, insertó el cuchillo en una de sus piernas, viendo cómo su miedo de convertía en dolor. Sacó el cuchillo y repitió la acción en otra pierna.

— ¡Maldito! ¿Qué es lo que quieres? - El cuchillo siguió entrando y saliendo, haciendo grandes heridas de donde brotaba la sangre.

Acuchilló y acuchilló, una y otra vez, disfrutando ver sus expresiones de dolor, miedo, desesperación. Disfrutando ver cómo se retorcía, patéticamente, tratando de huir. Siendo inútil, frágil, inservible, mientras iba muriendo, desangrado, de la manera más lenta y dolorosa, con su cuerpo ardiendo en el dolor agudo de las cuchilladas en su cuerpo. Estaba perdiendo el conocimiento, sus gritos eran simples gemidos lastimeros de dolor, estaba apunto de morir.
Su agresor no pensaba detenerse, ¿Cuántas puñaladas iban? Tal vez más de 30, pero el deseo de seguir y seguir hasta que no le queden fuerzas aún lo consumía. Su víctima estaba muerto, con el cuerpo tan destrozado que sería difícil identificarlo rápido.
Sangre, había mucha sangre, tanto su cuchillo, como su cuerpo y su cara estaban totalmente manchados.

Cuando creyó que ya era suficiente, se levantó. Miró por última vez al ya muerto y estuvo satisfecho. Jamás se detuvo a pensar qué le hizo él, porqué debía morir así, sólo quería matarlo.

Se fue, dejando el cuerpo sin vida de su víctima.

En la actualidad.

Eran las 7 de la mañana cuando el comisario de la ciudad empezaba a hacer su ronda matutina. Todo parecía normal y tranquilo. Pasó por la cafetería de la señora Chen, tomó una taza de café y fue a caminar por los vecindarios. Todo parecía pronosticar un día sin mucho drama.
Un perro empezó a ladrar, frenético, mirando hacia un callejón.

— ¿Qué pasa, amigo? - Le hombre de edad se arrodilló a acariciar al perro, tratando de calmarlo - ¿Qué es lo que... - Quedó impactado. El olor a muerte le llegó con fuerza, pudrefacto y denso. El cuerpo ensangrentado yacía ahí - Santo cielo - Exclamó - Es el hermano de Gokú.

...

Espero que les esté gustado. Nos leemos.

Psicópata [Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora