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A las personas les había sorprendido muchísimo la muerte del padre de Bulma. ¿Cómo era que aquel hombre tan respetable terminaría así? El pueblo entero estaba de luto, primero los jóvenes muertos carretera, luego la señora asesinada a golpes, el hermano de Gokú también y ahora... El comisario.

Las personas no querían aceptarlo, pero el temor se había apoderado de aquel tranquilo lugar. Ya no salían con tranquilidad en las noches como antes lo hacían, se mantenían cautelosos y hasta desconfiaban de sus amistades. El ambiente había cambiado allí.

La señora Brief estaba desconsolada, llevaba días llorando la muerte de su esposo, sin saber qué hacer con su propia vida. Vivía deprimida y sin ganas de nada. La sensación de que todo se le caía encima la agobiaba, más después de la visita de Gokú.
Ella sabía que era el mejor amigo de su hija, mucho antes de que Bulma y ellos rompieran lazos, el joven ya era parte fundamental de la vida de la peli-azul. Por esos motivos lo había escuchado cuando le dijo que no sabía del paradero de Bulma y que llevaba días buscándola. Él había ido con la esperanza de que la chica se haya querido reconciliar con sus padres y se estuviese quedando en la casa.

Pero no. Su madre tampoco sabía. La preocupación la abrumó. Se culpaba eternamente por haberse levantado en contra de la decisión de su hija, de no haberle permitido hacer una vida como ella quería, por echarla de la casa, por destruir su familia. Ahora su esposo estaba muerto y su hija perdida, quién sabe en qué condiciones.

— Lamento mucho lo que está pasando, señora Brief - Milk tomó de las manos a la temblorosa mujer que lloraba en silencio - Sé que es difícil, pero de verdad le pido que mantenga sus fuerzas, por su hija.

— Por ella, y sólo por ella - Aseguró la mayor - Quiero hacer las paces con mi hija antes de morir, quiero pedirle disculpas por todo lo que le hice y tratar de mejorar un poco lo que destruí.

La búsqueda de Bulma Brief había empezado el día anterior al velorio. La desaparición de la chica estaba en boca de todos. Algunos decían que ya estaba muerta. Otros especulaban que sólo se escapó. Las personas más cercanas a él, como Milk y Gokú, aseguraban que ella no era el tipo de persona que se iba sin dar aviso previo.

Una pregunta se hacía todo el mundo: ¿Dónde está Bulma Brief? Pero nadie podía ponerle respuesta.

Vegeta observaba el rostro sonriente de su peli-azul en el anuncio que decía "Se busa", miró a su alrededor y vio que no era el único;cientos de anuncios con el rostro de ella se podían observar en todas partes. Arrugó el papel y lo lanzó al basurero. Tomó sus compras y se fue, a paso rápido.

— No me la van a quitar, no - Decía entre dientes mientras apretaba en volante del auto entre sus dedos - ¡Nadie me la va a quitar! - Golpeaba la bocina una y otra vez a cada palabra. El auto perdió el control por unos momentos hasta que logró detenerlo y frenar - Nadie - Susurró de nuevo con la respiración agitada.

Después de unos segundos ya había retomado su camino hacia su casa. Al entrar a ésta, lo primero que lo recibió cuando se acercó en silencio a la habitación del sótano, fueron los incesantes llantos de Bulma. Cerró los ojos y se repitió mentalmente que sólo podrá cuestión de tiempo para que ella se diese cuenta de que esto es lo mejor, de que llamar también lo ama.

— ¡Ayuda! - Gritó. Había olvidado cuántas veces repitió la misma palabra en las dos semanas que ha estado encerraba ahí adentro.

La garganta le dolía de tanto gritar y los ojos estaban hinchados de tanto llorar y llorar. Su cuerpo se negaba a hacer otro esfuerzo en levantarse. Se estaba muriendo por dentro. Había intentado escapar un sin fin de veces, pero siempre conseguía atraparla de nuevo. Lo insultó, lo golpeó, lo discriminó, nada.

Él sólo le decía que estaba demasiado nerviosa y que pronto se iba a acostumbrar a la idea de que estarían juntos por siempre. ¡Qué locura! ?¿Acaso su enfermedad mental no tiene límite? Ella no quería pasar su vida con él, él estaba loco.

Se preguntó si lo hubiera aceptado si él se acercaba como una persona normal y le hablaba en vez de secuestrarla y tenerla así, quizás le hubiera llegado a interesar. En sí, él le había causado cierta curiosidad. ¿Era demasiado tratar de hacer las cosas bien?

La puerta se abrió y Bulma ni siquiera se movió, no dejó de llorar y no levantó la vista para ver a quien se volvió su peor pesadilla. Escuchó que buscaba algo y abría un bolso. Después de unos momentos se acercó a ella.

— Levántate - Le susurró. Bulma no le hizo caso así que la tomó en brazos.

— ¡Suéltame! Déjame en paz de una maldita vez - Se movía y se movía, tratando de librarse de él. La sentó en la cama y le ató las manos - ¿Qué demonios me harás ahora? ¡Sólo mátame de una buena vez!

— Nos vamos - Fue lo único que salió de la boca de Vegeta mientras ataba sus pies.

— ¿A dónde piensas llevarme? - Nuevamente el pánico se estaba apoderando de ella - ¡Responde!

— Quieren separarnos - Parecía que hablaba más para sí mismo que para ella - Ellos no entienden que nosotros debemos estar juntos.

— Le que no entiende que tiene un serio problema mental eres tú - Le gruñó ella.

Volvió a quedarse en silencio y sólo tomó el bolso y la cargó como una bolsa. Bulma tenía una pequeña esperanza de que la salvaran; la estaban buscando y eso era bueno, tan sólo pedía que la buscaran más rápido y mejor.




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¡Hola! Espero les guste. Faltan cinco capítulos para que se acabe. ¡Bye!💕

Psicópata [Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora