XI

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(Leer abajo)

Despertó, no sabía en qué momento de viaje se había quedado dormida, sólo recuerda haber subido a un auto y ser inyectada con alguna cosa.

Todo se le mezclaba y la cabeza daba muchas vueltas, los sonidos de los coches pasando eran turbios. Trató de hablar, gritar alguna cosa a las personas que iban y venían para ver si alguno notaba que algo andaba mal, no pudo. Sus labios estaban entumecidos y su voz no salía, era como si no tuviera una boca que abrir para hablar. Trató de moverse, pero sus brazos pesaban tanto que no podía ni levantarlos, parecía que sus piernas estuviesen paralizadas. Prácticamente, aquello que le puso antes del viaje, la dejó como una muñeca de trapo, así, podía manejarla y evitar llamar la atención.

— Buenos días,¿Sus documentos? - Los de la policía caminera detuvieron el coche para revisar los papeles. Bulma trató de alzar la cabeza para que al menos vieran las lágrimas en sus ojos - ¿La señora está bien? - Apuntó con el lápiz al ver cómo trataba de moverse y no podía.

— Sólo... Está dormida, se mueve mucho cuando duerme - Se oía calmado, pero el corazón le latía a mil por segundo pensando en la mínima opción de que no le crean y todo se vaya a la mierda.

Bulma se movió lo más que pudo, había escuchado al hombre y quería que entendiera que no estaba bien, que quería ayuda. Se desesperó cuando no escuchó nada. ¿Acaso se habían ido?

Los policías intercambian miradas, el silencio era tenso y Vegeta no sabía exactamente qué hacer, en esos momentos. Los hombres volvieron la vista a él, anotaron algo y revisaron los papeles, luego se lo devolvieron.

— Bien, todo en orden  - Vegeta respiró de nuevo cuando el hombre le entregó los papeles y lo dejó pasar, se había salvado de una grande.

Las lágrimas de Bulma cayeron de sus ojos, el querer gritar y no poder hacerlo le daba una sensación de agobio, frustración y dolor.

Una cabaña alejada de la civilización fue en donde Vegeta aparcó el auto. El cuerpo de la peli-azul iba reaccionando lentamente, sus articulaciones parecían ceder a la rigidez a la que habían sido sometidos por más de una hora y media.

Su secuestrador bajó del vehículo y transportó las cosas que habían traído de la casa anterior. Después de terminar la "mudanza" volvió hacia ella, cuando abrió la puerta Bulma tuvo tiempo de patearla y que le pegara a Vegeta en el rostro.
Aún sentía sus pies pesados y no tenía el completo control, pero como pudo salió corriendo.

El pánico, como la primera vez que huyó de él, la invadieron. Los latidos de su corazón aceleraban, sus ojos viajaban de aquí para allá buscando una salida rápida, una carretera en donde detener un coche para pedir auxilio. Se encontró adentrándose en un bosque, mientras más corría, más oscuro era, los árboles le hacían difícil el correr, había mucha maleza y troncos con los que tropezaba una y otra vez.

Sintió cómo la sangre corría por unas heridas que le causó las caídas, el sudor del cansancio y la garganta seca. Miró hacia atrás y no lo vio, lo había perdido de vista, pero tenía que seguir corriendo. Al darse la vuelta chocó con el cuerpo de alguien. Dió un grito, la había atrapado.

— Señorita,¿Está bien? - No era él. Abrió los ojos y vio a un señor de al menos unos 37 años, mirándolo con preocupación y extrañeza. Estaba salvada.

— ¡Gracias al cielo! - Se puso de pie y se acercó a él - Ayúdeme, por favor - Suplicó - Llevo días con él, me secuestró, mató a mi padre, está loco - Las lágrimas fueron imposibles de contener.

— ¿Quién es? ¿Por qué la tiene secuestrada? - El hombre no entendía bien, pero la iba a ayudar. La colocó detrás de él y preparó el hacha que usó para cortar la leña que dejó olvidada.

— ¡No lo sé! Sólo sé que está mal de la cabeza - Ambos retrocedieron al oír movimiento tras unos arbustos - Ahí viene...

Vegeta salió, agitado y sudando, observó al hombre y luego a su Bulma. La sangre le empezó a hervir, otro que trataba de alejarla de él.
El sujeto levantó el hacha al ver que daba un paso hacia ellos.

— Señor, no quiero hacerle daño a nadie - Habló - Pero si usted no se va y me deja llevarme a la señorita al hospital, tendré que hacer lo que no debo - Alertó, dando a entender que lo atacaría.

— Házlo... - Los profundos y sombríos ojos de Vegeta le dieron un escalofrío a ambos, se seguía acercando sin una pizca de miedo.

— Aléjese - El pelinegro sabía que no se atrevería. Así que, cuando vio que su brazo tembló, golpeó el hacha y éste cayó. Aprovechó eso y tumbo al hombre, golpeándolo.

— ¡Maldición,no! - Bulma quería correr, pero no pensaban dejar al pobre con ése Psicópata, Después de todo, él trató de ayudarla. Vio cómo Vegeta lo jodía a golpes y luego se levantaba a buscar el arma - No, joder,no - Buscó alrededor algo que le ayudase, vio un tronco y lo levantó.

Vegeta miraba al otro arrastrarse como un gusano por el suelo, arrastrando el hacha se acercó a él con su sonrisa retorcida y su mirada de loco. Éste era su momento favorito de una persecución; matar a su presa. Iba a levantar el arma pero algo lo golpeó por la espalda.
Gimió de dolor y giró hacia Bulma, ella tiró el tronco y retrocedió.

— Nunca... - Susurró, su voz era más profunda y áspera - Lo vuelvas a hacer - La tomó del cuello y apretó lo bastante fuerte para dejarla sin aire en el instante - ¡Jamás! - La soltó y ella cayó al suelo, tosiendo - Esto es lo que pasa cuando no haces lo que se te ordena - Volvió por el arma y la levantó de nuevo hacia el señor que apenas y podía seguir arrastrando su cuerpo.

— ¡No! - A la peli-azul se le cortó la voz y el asco, mezclado con pánico y susto le llegaron al ver cómo Vegeta destrozaba el cuerpo ajeno sin piedad alguna.

Lo oyó gritar de dolor, vio sus lágrimas, su pánico, su sangre, aquello era demasiado. Vómito y se desmayó.

La carnicería y la adrenalina eran lo mejor para Vegeta, verlo sufrir, llorar y gritar era jodidamente increíble. Terminó su trabajo y observó la sangre y los pedazos de sus partes, sus órganos asomándose, sus huesos rotos.

Satisfacción... Fue lo único que sintió, ni asco, ni remordimiento, sólo satisfacción. Tiró el arma y levantó a Bulma y se la llevó. Los animales del bosque se encargarían del resto.

Bulma merecía un pequeño castigo.

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¿Demasiado fuerte? Yo creo que no. Son demasiado inestables lentamente como para que esto les afecte 😂😂😂😂. Disfruten de esto, será cada vez peor y el final está a cuarto capítulos👀👀👀. Quiero leer hipótesis, si hay uno que acierta, más o menos, cuál será el castigo de Bulma, actualizaré más rápido y mencionaré a ésa persona. Nos leemos.

Psicópata [Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora