Edward
Me sentía confundido y mareado con tanta nueva información, a pesar que mi mente era mucho más rápida en comparación con la de los humanos, no podía procesar las emociones tan rápido, cada nuevo detalle me tenia angustiado.
Victoria no se había detenido, seguía a Bella buscando su venganza. Di gracias al cielo que ese lobo estuviera cerca a pesar del gran sentimiento de fastidio que me produjo saber que la había besado.
Bella lo había golpeado, pero eso no evitaría la comparación entre nosotros dos. Cálido y frío, carne y mármol, fuego y hielo. Obviamente los humanos prefieren el calor.
Debo apartar estos pensamientos que me aguijonean. Aquí debe importar la felicidad de Bella, ya dejaría para después mis celos y los demás instintos asesinos que me asaltaban al pensar en ese perro.
Bella debía verse diferente, traté de imaginarla con esos cambios, sus ojos, su cabello. No importaba de qué color fueran, siempre seria mi Bella, así tuviera 100 años yo la seguiría amando igual.
Victoria me tenía preocupado, la desmembración es terriblemente dolorosa no creo que hubiera vuelto acercarse a ella en algunos meses, quizás un año, pero estaba seguro que volvería. Para vengarse de mí. De eso también me sentía culpable. Nunca debí haber aparecido en la vida de Bella, no debí ser tan egoísta. Debí alejarme en cuanto pude, fui débil y solo pensé en mí.
Pero Bella era más fuerte, había ido a Chicago, mi tierra natal. Un lugar apacible, con vientos frescos y árboles frondosos. Al menos hace cien años era así. Ahora todo estaba cambiando. Hacía muchos años la casa en que viví con mis padres desapareció para car paso un centro comercial. Pero las noches eran como antaño. Las estrellas brillaban igual, eso no había cambiado, ni el mágico resplandor del lago en los atardeceres, igual al último que vi en mi vida humana.
Bella estaría allí, viviendo cerca de mis borrosos y lejanos recuerdos humanos. Me alegraba saber que había encontrado nuevos amigos. No podía controlar las punzadas de dolor el saber que otros ojos la miraban como yo. Ella era hermosa y dulce, no se daba cuenta lo perfecta que era.
Y había dejado estas pruebas para mí. Pruebas de que había vivido, de que todos mis esfuerzos no fueron en vano. Y me asaltaba nuevamente el sin sabor de no estar en su vida, para amarla y protegerla.
Había otra carta más, un poco menos larga que las anteriores, debía ser de su primer año de estudios, sus amigos, su nueva vida. Me acomodé para leerla lentamente, podía terminar con todas las cartas en unos minutos pero prefería hacerlo a velocidad humana para saborear cada línea, cada palabra.
Imaginaba su voz, narrándome todo aquello, contándome al oído su experiencias, sus pensamientos y sus vivencias. Imaginar su voz me hacía soñar, aunque eso no estaba permitido a seres como yo.
Los monstruos no deben soñar… y menos con un ángel como ella.
QUINTA CARTA
Halloween
La primera semana en la universidad estuvo bien. Todavía no comenzaban las clases pero conocí mucha gente.
Mis compañeras de habitación eran divertidas, una de ellas había nacido en Cuba se llamaba María y me contaba sobre historia de su país, de una revolución. Le entristecía no poder ir a visitar a su abuela. Eso me pareció realmente triste, yo no pude conocer a mis abuelas porque murieron y ella que las tenía n o podía verlas. El egoísmo de los hombres separa familias y a los seres que se aman.
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UNA VIDA SIN TI
FanfictionUNA VIDA SIN TI (Apta para todos) Todos los personajes le pertenecen a S. Meyer, sólo la trama es original. QUEDA PROHIBIDA TODA COPIA SIN PERMISO DE LA AUTORA Sumary: Edward abandonó a Bella en el bosque. Veinte años después, regresa a Forks a b...