Capítulo 3: Día de descanso.

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Las tres últimas semanas habían estado cargadas de trabajo. El curso aún tenía bastantes contenidos por evacuar y debía apresurar un poco a sus estudiantes si quería que llegaran al siguiente corte de exámenes con todos los conocimientos necesarios. Gracias a ello, los últimos días había estado preparando clases hasta bien tarde en la noche, calificando ensayos y composiciones y rompiéndose la cabeza pensando en como hablarles sobre la literatura griega de forma que realmente aprendieran pero que se divirtieran y les gustara. Sabía bien que ese no era el estilo de muchos profesores y sus estudiantes aún se confundían por su metodología: no era común que un maestro se tomara el trabajo de leerles en voz alta toda una tragedia como Antígona de Esquilo para explicarles con base en ello ciertos aspectos de la moral y el sistema de justicia en Grecia y su influencia en occidente. 

Estaban acostumbrados a que les mandaran a leer largos textos sin ningún tipo de contexto , para luego hacer composiciones que  los profesores vagamente revisaban. Sin embargo, Lai podía ver el interés que mostraban sus alumnos cuando les leía y esa mirada de asombro en sus ojos la motivaba más que nada a trabajar cada vez mejor. Incluso si eso significaba quedarse dormida en la mesa del comedor a las dos de la mañana después de haberse tomado cuatro cafés para lograr calificar todos los ensayos sobre Antígona

De repente sintió una mano sobre su hombro –Eso se ve como un sitio incómodo para dormir–. Se despertó de un brinco con el corazón acelerado y miró a su alrededor desorientada, lista para saltar sobre lo que fuera que la había sacado abruptamente de su sueño. Cuando vio a la persona se relajó y estiró los brazos sobre su cabeza; la espalda le traqueó después de haber estado durmiendo sobre la dura mesa de madera.

 –Ah, Min, me asustaste– dijo, frotándose los ojos y bostezando ampliamente. 

M-21 seguía parado a sus espaldas con media sonrisa y alzando una ceja en expresión irónica. Su relación había mejorado notablemente desde aquella primera tarde. Él se había relajado frente a su presencia después de que los días pasaron y su compromiso hacia los niños, sus colegas y la escuela fue evidente. Aún le sorprendía lo rápido que la popularidad de la chica se había disparado entre los estudiantes, pues ya era común oírlos durante sus rondas hablando sobre lo divertida que era su clase y lo amable y linda que era ella. 

–Min–. Él salió de sus pensamientos al oír que lo llamaba –¿Acabas de volver de tus rondas?– le preguntó ella.  Con un brillo soñoliento en los ojos se levantó para beber un vaso de agua en la cocina. M-21 lanzó un suspiro –Ya te he dicho que no me llames así, es ridículo– le dijo con un resoplido. Ella le echó una mirada inquisitiva por encima del borde del vaso –No más ridículo que un nombre compuesto por una letra y dos números– le respondió con una risilla maliciosa.

 Al parecer, de donde ella venía era común llamar a las personas por apodos cariñosos y ya tenía uno para todos en casa. Las primeras veces que los llamó por una versión deformada de sus nombres habían tratado de corregirla, pero si había algo que caracterizaba a ese metro 50 de carácter era su terrible terquedad. Gracias a su insistencia había logrado que casi todos se rindieran, excepto M-21 –Aún necesita tiempo para aceptar su nueva identidad– pensó ella con diversión. Trataba de sorber su agua sin ahogarse, pero los esfuerzos por contener la risa que le producía la mueca de disgusto del hombre la estaban volviendo una operación complicada. 

Él dejó salir un gruñido de frustración –Sí, acabo de volver– le dijo, ligeramente molesto –y tú deberías irte a dormir si mañana quieres estar en pie para el trabajo– remató dándole la espalda y echando a caminar hacia su habitación. –Sí, papá– le replicó ella con sarcasmo y rodando los ojos. Terminó su agua, lavó el vaso y lo dejó en el escurridor. Después recogió sus cosas y apagó las luces de la sala. A pesar de que no le gustaba que la mandaran, le convenía seguir la recomendación de M-21 si no quería acompañar con sus ronquidos a Shinwoo en la clase del día siguiente.

Aullando a la Luna de Sangre (Noblesse Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora