Capítulo 14

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Ana se ha ido a las ocho y media de la mañana, la he acompañado a la estación y luego me he ido a dar una vuelta, necesitaba poner mis sentimientos en orden. Está claro que Yon me gusta más de lo que nadie me ha gustado hasta ahora, y eso puede ser un problema porque no quiero meterme en una relación ahora mismo. Además, dudo que él quiera nada serio. Aunque es cierto que ambos sentimos mucha atracción, al menos sexualmente.

Creo que solo me queda aceptar el hecho de que ambos podemos estar con quien queramos, cuando queramos, aunque pase algo entre nosotros. Es fácil de entender para mi cerebro, es lógico, pero para mi manojo de celos no es tan fácil.

Compro unos donuts y subo a casa, los chicos aún siguen durmiendo, como era de esperar. Me preparo un vaso de leche con cacao y cojo un donut. Me tiro al sofá y empiezo a revisar el móvil mientras acabo de desayunar.

—Buenos días, enana.

No me hace falta alzar la vista para saber que es Yon. Coge un donut, se acerca y me revuelve el pelo antes de dejarse caer en el sofá.

—De nada por el donut —digo con sarcasmo.

—Gracias, es la segunda vez que nos traes el desayuno, algún día tendremos que ir nosotros —muerde el donut y pone los ojos en blanco mientras se relame—. Me encantan los donuts.

—A mí también, especialmente los glacé —sonrío y vuelvo a mi móvil.

Saca su móvil, toma un selfi y lo sube a Instagram, aunque no me doy cuenta hasta que me llega la notificación de que me ha etiquetado en su historia. Se le ve mordiendo el donut, sin camiseta y conmigo al lado mirando el móvil, hay un pequeño comentario que dice "si me sigue trayendo estos desayunos tendré que casarme con ella".

—¿Pero qué haces? —grito avergonzada mientras intento quitarle el móvil—. Borra eso ahora mismo, salgo fatal. ¡Qué vergüenza!

—Estás deseando que Tania lo vea.

Frunzo el ceño.

—¿Quién es Tania?

—La de ayer.

Me está cabreando y creo que lo está haciendo a posta.

—¿Y por qué iba a querer que ella lo viera?

—Porque me quieres solo para ti.

—¡Estás loco! ¡Creído!

Él sonríe, se acaba el donut de un solo bocado y se tira sobre mí. Ambos forcejeamos, pero no me suelta hasta que consigue besarme el cuello y sacarme un suspiro.

Idiota engreído...

—Me encanta molestarte —susurra en mi oído.

Quiero contestarle, pero el muy imbécil me ha dejado sin argumentos, así que simplemente me levanto del sofá y me voy a mi habitación. De camino me encuentro a Javi, lleva el móvil en la mano y me enseña la foto que ha subido Yon mientras me mira con cara de "¿qué narices está pasando aquí?". Me encierro en mi habitación y Javi me sigue.

—¿Qué le estás haciendo a mi amigo el mujeriego?

—¿Yo? ¡Es él quien ha publicado eso!

—Por eso lo digo, él nunca sube fotos con sus ligues.

—Querrá molestarme, o llamar la atención de alguna otra chica, ¿a mí qué me cuentas?

Javi sonríe y me da un pequeño codazo.

—Le tienes loquito, ¿eh?

—Deja de decir tonterías —le tiro un cojín a la cara e intento no ponerme nerviosa.

Me niego a hacerme ilusiones.

—No le culpo, eres una belleza —se me acerca y sonríe de forma pícara—. Si no te viera como a una hermanita, quizá también estaría loquito por ti.

—Deja de bromear —digo sonrojada y él se ríe a carcajadas—. ¿Por qué hoy me molestáis todos?

Cojo mi bolso y salgo corriendo, cuando paso por el comedor Yon me mira, pero yo sigo mi camino y me voy de casa. Necesito alejarme de esos idiotas un rato, tantas emociones no pueden ser buenas para el corazón.

Tu ausencia me llevó hasta élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora