Capítulo 21

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Con la tontería ya estamos en septiembre, llevo viviendo con los chicos casi dos meses, y solo nos quedan unos días antes de que empiece el curso.

—¿Es muy difícil la carrera?

Yon me mira y lo piensa un poco antes de contestar:

—No mucho —le da un bocado a la napolitana de crema—. Hay que estudiar muchas leyes, aprenderlas de memoria y eso, pero no es muy difícil.

—Bueno, tengo buena memoria.

Sonríe y me revuelve el pelo.

—¿De qué te preocupas? Tengo apuntes y exámenes antiguos.

Últimamente, pasamos bastante tiempo juntos, entre otras cosas porque mi hermano se fue a ver a mis padres hace tres días y aún no ha vuelto, y Javi parece estar quedando mucho con una chica con la que no quedaba desde antes de verano.

—¿Cómo es que no has ido con tu hermano a ver a tus padres? Recuerdo que la situación con tu madre era complicada, ¿pero no quieres ver a tu padre?

—Sí que me gustaría verle, pero creo que es mejor así —me apoyo en el respaldo del sofá y suspiro—. Él siempre me apoya en todo y se preocupa por mí, pero sé que le cuesta un poco enfrentarse al hecho de que soy como Ainhoa, lo intenta disimular y nunca me ha recriminado nada, pero sé que al verme recuerda que falta una. Puedo ver el dolor reflejado en sus ojos. Yon me observa en silencio, no pregunta ni dice nada más, pero siento la necesidad de expresarme, así que continúo:

—Con mi madre la cosa es muy diferente: se llevaba muy bien con Ainhoa, así que perderla fue demasiado para ella. Verbalmente nunca me ha culpado, entre otras cosas porque no me habla, simplemente me ignora desde entonces —Yon frunce el ceño, entiendo por qué, pero al ver que no me altero al contarlo, comprendo que, a raíz de que me alejé de mi madre no siento tanto rencor hacia ella—. Cuando vivía allí cada día era una pesadilla, no veía la hora de irme de esa casa. Si yo entraba en una habitación, ella salía, a veces incluso se iba de casa y no volvía hasta que sabía que yo había salido o me había encerrado en mi habitación. Ni siquiera me miraba a la cara.

Yon tira de mí hasta que caigo sobre su pecho y me estrecha entre sus brazos.

—Lo siento, no sabía que era tan grave.

—Ya no importa —digo con una sonrisa sincera—. He comprendido que no va a cambiar por mucho que pase el tiempo, así que lo mejor es mantenerme alejada de allí.

—Cuando llegaste y empezaste a gritarle a tu hermano, pensé que debías estar muy frustrada con la situación para irte así de casa, pero no comprendía qué pasaba realmente.

—Cuando me admitieron en la universidad y me vine aquí estaba muy ilusionada, porque por fin saldría de ese infierno, y ver que mi hermano me rechazaba fue demasiado, por eso me puse así...

—No tienes que justificarte.

Sonrío y me acurruco en los brazos de Yon, se está genial ahí.

No sé exactamente qué hay entre nosotros, pero por ahora me sirve. Cuando salimos de fiesta juntos no nos liamos con nadie, aunque sé que alguna vez que ha salido sin mí se ha liado con otras. Y aunque no me gusta, intento no pensar en ello, pues yo también lo he hecho alguna vez que he salido solo con Javi o con Beth. Creo que ninguno de los dos se atreve a ponerle una etiqueta a lo que tenemos, tampoco la necesitamos, así estamos bien. Aunque debo admitir que me confunde que, siempre que estamos a solas, se comporte de forma tan cariñosa. La verdad es que cada vez me cuesta más no sentirme un poco mal al liarme con otros, y ni siquiera lo he hecho desde hace semanas. No puedo estar segura de esto, pero creo que Yon también se está centrando cada vez más en mí. Aunque la única prueba que tengo de ello son los comentarios de las chicas en sus publicaciones de Instagram, que se quejan de que ya no se deja ver.

Cierro los ojos y suspiro. No vale la pena pensar en eso ahora, pasará lo que tenga que pasar y cuando tenga que pasar.

Cuando me doy cuenta, Yon se ha quedado dormido en el sofá mientras sigue abrazándome. Sonrío como una tonta y le doy un beso en la mejilla. De pronto escucho la puerta y veo entrar a Javi, que nos mira con una sonrisa torcida. Me hace un gesto con la cabeza para que le siga antes de desaparecer por el pasillo. Muy a mi pesar me deshago de los brazos de Yon y le sigo.

—Lis, no sé qué os traéis, tampoco tienes que decírmelo. Pero quiero que pienses en que él es muy popular en la universidad entre las chicas, y siempre ha permitido que liguen con él y les ha seguido el juego —Javi hace una pequeña pausa y suspira antes de seguir—. Lo digo porque quedan pocos días para que volvamos y sé que eres un poco celosa e impulsiva, no quiero que te metas en problemas por eso. Mentalízate de que Yon va a estar rodeado de chicas y es posible que pases a un segundo plano.

Las palabras de Javi se clavan en mí como un cuchillo. Sé que lo dice por mi bien, pero no me apetecía escuchar eso ahora mismo.

Mi vida parece una montaña rusa de emociones.

—Tranquilo, estaré bien, tengo muy claro que él es libre de hacer lo que quiera.

Cuando me giro para salir de la habitación de Javi me encuentro con Yon, que le está mirando con el ceño fruncido. Javi se lleva una mano a la frente y suspira antes de sentarse en su cama. Yo sigo mi camino y salgo de allí sin mirar al chico que últimamente ocupa mis pensamientos a la cara, por algún motivo no me atrevo. En cuanto me alejo un poco por el pasillo, Yon entra a la habitación de Javi y cierra la puerta tras de sí.

Tu ausencia me llevó hasta élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora