Capítulo 17

6.3K 397 8
                                    

Ya habían pasado dos días desde que me enteré de que yo le gustaba a Héctor, en esos dos días los chicos han seguido con sus vidas como si nada, pero yo no he podido. No paro de pensar en lo tonta e insensible que fui con Ainhoa. Si hubiera estado más atenta a las señales, tal vez, me hubiera dado cuenta de lo que pasaba realmente. Y quizá, si hubiera rechazado a Héctor, si le hubiera dicho que él a mí no me gustaba, él se hubiera fijado en Ainhoa, o quizá no, pero ahora nunca lo sabremos...

Me muerdo el labio cuando este empieza a temblar y varias lágrimas caen por mis mejillas.

—¡Lis nos vamos de fiesta!

Mi hermano no abre la puerta y se lo agradezco. Cojo aire y lo aguanto unos segundos antes de contestar para que mi voz suene más firme.

—Vale.

—¿Seguro que no quieres venir?

—Seguro.

Hay un incómodo silencio antes de volver a escuchar la voz de Teo.

—Como quieras.

Espero unos segundos después de escuchar el sonido de la puerta cerrándose para salir de mi habitación. Me seco las lágrimas mientras camino por el pasillo y casi me caigo de culo al chocar contra alguien. Alzo la cabeza sorprendida, pues se supone que todos se han ido de fiesta, y me encuentro a Yon parado frente a mí.

—Ven.

Me agarra del brazo y tira de mí hasta su cama, me sienta en ella antes de dejarse caer.

—No estoy de humor para...

Me calla metiéndome una cucharada de helado en la boca.

—No seas idiota, quién querría hacerlo con un alma en pena que no deja de llorar —me da el vaso con helado y agarra otro igual antes de encender su tablet—. ¿Qué quieres ver? —le miro confusa y él suspira—. Llevas dos días encerrada, a penas comes y solo lloras y lloras, uno se cansa de oírte, ¿sabes?

¿Está intentando animarme?

Le miro durante varios segundos antes de sonreír tímidamente.

—¿Y bien? ¿Qué quieres ver?

Elijo una película romántica adolescente por lo que me mira de reojo, y aunque no protesta ni me mira de forma extraña, justifico mi elección:

—A Ainhoa y a mí nos encantaba, aunque siempre nos enfadábamos al final, cuando...

—Si me explicas el final no la pondré —dice mientras busca la película.

—¿No la has visto?

—No.

Se hace el silencio durante unos minutos mientras busca la película.

—¿Por qué no has ido de fiesta?

—No me apetecía.

Su móvil vibra y veo de reojo varios mensajes de chicas sin contestar, una de ellas incluso le recrimina que ya no le hace caso. Miro a Yon y sonrío como una tonta. Y aunque sé que quizá no le hace caso porque no le ha dado la gana, no puedo evitar ilusionarme pensando que tiene algo que ver conmigo.

—Aquí está, tienes suerte de que hayan ampliado el catálogo con películas más ñoñas —bromea mientras come helado.

Su cama, aunque es de matrimonio, está pegada a la pared, así que nos echamos para atrás hasta apoyarnos en ella y ponemos dos cojines en nuestra espalda.

A mitad de la película apoyo mi cabeza en el hombro de Yon, y él no tarda en pasar su brazo por mis hombros, así que al final me apoyo en su pecho mientras me acaricia algunos mechones de pelo.

Ojalá se parase el tiempo.

Ese pensamiento me pilla desprevenida, y es en ese mismo instante en el que me percato de que empieza a gustarme Yon más allá de lo físico, y ni siquiera sé cuando empezó a hacerlo. Sonrío y me muerdo el labio, he caído en la red, y no en una cualquiera, posiblemente esté atrapada en la red más peligrosa de todas.

Miro a Yon de reojo.

¿Realmente es un mujeriego? ¿O solo es alguien que disfruta de su libertad?

No le conozco tanto como para poner la mano en el fuego por él, pero no parece el típico chico que pasa de los sentimientos.

—¿Vas a mirar la película? A este paso me vas a desgastar la cara —bromea mientras sonríe con superioridad.

Le saco la lengua y me centro en la película, o al menos lo intento.

Es un creído, un chulo y un prepotente, y le encanta que le suban el ego, pero está claro que se preocupa por los demás, si no no estaría aquí conmigo viendo una película de amor para adolescentes mientras sus amigos están de fiesta.

Para cuando acaba la película estoy llorando de amor, de rabia, de impotencia y de todo. ¿Cómo es posible que los protagonistas acaben así? Vale, entiendo que el final que yo quiero no sería realista... Pero la película no está ambientada en un espacio realista. ¡Por favor, cambiad ese final! ¡Quiero que los protagonistas acaben juntos!

—¿En serio lloras por una película? Son actores —me mira mientras sonríe y niega con la cabeza—. Eres demasiado sentimental.

—¿No te da pena? ¿No te remueve el corazoncito ni un poquito?

—No —se encoge de hombros.

—Ellos se quieren y no van a volver a verse nunca más.

—Es una película.

—¿Y qué? ¿Cómo puede darte igual? ¿Y si te pasara a ti?

—A mí no me pasa —me da un beso en los labios y se levanta de la cama—. Voy a hacer la cena.

Me quedo petrificada. Durante varios segundos no respiro, y tardo unos minutos en reaccionar.

¿A él no le pasa? ¿Se refiere a mí? ¿A nosotros?

Voy a la cocina, y aunque estoy roja como un tomate y no sé cómo abordar el tema, necesito saber a qué se refería. Pero justo cuando voy a preguntárselo, mi mente reacciona: quizá lo dice porque no quiere a nadie. La sonrisa se me borra del rostro mientras noto que me mira con curiosidad.

—¿Qué?

—Nada —consigo decir.

—Entonces pon la mesa.

Durante la cena no dejo de pensar en lo que ha dicho, así que, al final, cuando nos sentamos en el sofá, digo sin pensarlo mucho:

—¿Por qué antes has dicho que a ti no te pasa?

—¿Yo he dicho eso?

—Sí.

—No lo recuerdo —dice haciéndose el loco.

—Lo has dicho, antes de besarme.

—Ahora que lo dices... No, no me acuerdo.

Me da un golpecito en la nariz y se levanta del sofá. Pero antes de que desaparezca de mi vista veo que asoma una sonrisa por su comisura derecha.

Tu ausencia me llevó hasta élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora