Cansada de Tanto Cuento

4. Más Reencuentros.

Después de calmarme y contarle a mí acompañante lo que había sucedido,seguimos en el estacionamiento del centro comercial y así,nos vimos en la necesidad de salir del auto e ir a tomar un helado para calmar los ánimos y continuar con nuestro viaje, superando el encuentro anterior.

Yo pido un napolitano que es mi favorito y Cinthya pide uno de limón y nos sentamos a comerlos.

—Bueno nena, que te digo, comenzamos con pie izquierdo este viaje pero, no dejes que eso te haga dar tres pasos hacia atrás en lo que has logrado, definitivamente Ernesto no se merece que sigas sufriendo por él.

—Tienes razón, pero entiendeme, fue la impresión de verlo yo aún no estaba preparada para ello.

—Lo sé, lo sé, solo no dejes que los malos recuerdos te arruinen más tu día.

La verdad es más el dolor de los buenos recuerdos que resultaron falsos.

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Hay no, estoy súper emocionada porque al final sí salió positivo, me molesté al principio porque cuando me hice la primera prueba salió negativo pero yo podía jurar que estaba embarazada y ahora ya llevo cuatro meses de embarazo y yo ni en cuenta.
Ahora le voy a dar a Ernesto la noticia y sé que se va a emocionar tanto o más que yo.

He preparado una caja sorpresa para darle la noticia.

—Hola amor, bienvenido a casa, ¿Qué tal te fue?

—Hola mami — dice dándome un beso — matado como siempre pero allí vamos, ¿Y eso qué andas con vestido?

—Jajaja ya sabes que no me gustan, pero está es ocasión especial y te tengo un regalo.

Me mira con cara de sorpresa mientras le tiendo la caja que contiene los resultados de la prueba y un par de zapatitos. Poco a poco veo como su rostro va cambiando hasta que me ofrece una sonrisa tan enorme que se le marca un hoyuelo en su rostro y lágrimas amenazan con caer de sus ojos.

—¿Vamos a ser padres? —Dice con un hilo de voz.

—Vamos a ser padres — confirmo con emoción.

Tras decir esto me abraza con fuerza y siento como caen lágrimas de sus ojos y aún así me besa con pasión y amor y luego toca mi barriga que ya se nota y me sonríe. Yo no puedo ser más feliz en este mundo.

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¿Cómo poder saber que solamente era una actuación muy bien realizada la que estaba haciendo? Nunca pensé que esos buenos momentos fueran espejismos baratos.

Salgo de mis pensamientos cuando terminamos nuestros helados y vamos de nuevo al auto para seguir los pocos kilómetros que nos faltan, la casa de mi madre está a 15 minutos del centro comercial.

Mi cuerpo tiembla de anticipación de nuevo, estoy por enfrentarme a otra parte de mi pasado y siento que ya agote todas mis fuerzas. Llegamos a casa y está igual que como recordaba, nada ha cambiado. Es una casa que se mira amplia por fuera y de un color rosa palo, se respira tranquilidad al ver su fachada, frente a esta, está un jardín lleno de rosas y tulipanes, las flores favoritas de mamá.

Tocó la puerta al tiempo que me admira ver tanta tranquilidad, en esta casa en la que siempre ha habido muchas personas y por ende mucha bulla. Justo cuando creí que no podía irme peor, aparece tras la puerta Andrew, mi hermano.