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Märco POV

Revise milimétricamente cada superficie de los muebles en mi despacho. Sonreí satisfecho al no encontrar ni el mínimo rastro de polución y tuve que darle la razón a Darius de que el nuevo servicio de limpieza era bueno. Mentalmente, claro está.

—¿Y? —preguntó desde el marco de la puerta. — ¿Su excelencia se encuentra complacido con el ambiente?

—Han cumplido con lo esperado —dije sin más, restándole importancia. —No es como que tengamos que felicitarlos por hacer el trabajo que les corresponde.

Él negó con un suave suspiro nasal.

De reojo revise los documentos que traía. Otra petición de alianza. Le señalé con el índice la carpeta en sus manos.

—El clan de Luxemburgo sigue insistiendo. Han enviado una nueva petición —una risilla sardónica escapó de sus labios. —Este año adjudican un aumento del diez porciento a su población como consideración especial.

—No me interesa...

Alguien abrió la puerta de repente y sin golpear. Interrumpiéndonos.

La sonrisa de Livet fue lo siguiente en hacer presencia. Toda la sangre de mi cuerpo se estancó en su lugar al verla regresar.

Ella abrazó efusivamente a Darius sin poder evitar mostrar su emoción.

—Debes anunciarte antes, saltamontes —la reprendió él con cariño. —¿Te olvidas que estas frente al Señor del clan?

Ella giró a mirarme, se acercó e hizo una tonta reverencia lanzándose finalmente a mis brazos.

—He regresado, mi señor— dijo al fin y yo me tome unos segundos de libertad para degustar su perfume. —¿De que hablaban?

Darius bufó.

—Märco se ve reacio a formar alianzas con clanes pequeños —le pasó la carpeta con los documentos para que ella diera su punto de vista. —Cumple tu deber de tercera al mando y haz que este loco entre en razón.

Livet sonrió y yo agradecí a las estrellas. Ella acomodó su larga trenza pelirroja sobre uno de sus hombros y comenzó a ojear los papeles.

Me senté frente a ellos dándole una mirada recriminatoria a Darius.

—Deberías darles una oportunidad —concluyó con una bonita mueca. — Están tan desesperados por aliarse a algún otro clan que no han dejado de insistir en cuatro largos años.

Eso me encantaba de ella. Su sensibilidad y misericordia.

Tan hermosa y caritativa.

Perfecta.

—Bien —bufé sonoramente. —Les daremos una oportunidad. Pero ustedes formaran parte del sequito evaluador —ellos se miraron algo incomodos. —Lo lamento, no pasaré por esto yo solo.

**

Almorzaba junto a Darius en uno de los balcones de nuestro edificio.

—Ya confirmé nuestra visita al pequeño clan para el próximo fin de semana —comenté mientras él bebía su copa de vino. —Ellos ofrecerán una fiesta en nuestro honor —dije con sarcasmo. —Tengo planeado algo para el festejo.

Darius detuvo todos sus movimientos y me observo fijamente por espacio de dos segundos.

—¿Estás seguro? —pregunto.

—Claro que si —sonreí satisfecho al saber que con él podía hablar si siquiera dar los detalles. Darius sabia como leerme la mente. — Dejé que el tiempo pasara y me diera la razón.

HIELO [en tu mirar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora