18 (II PARTE)

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Thara

Mi cuerpo laxo fue levantado por alguien. Comencé a caminar sin siquiera ser consciente de mis propios pasos. Mi estomago se sentía pesado como un yunque, y presentí que en cualquier momento terminaría por vomitar la bilis.

Mentiras, todo era una espeluznante bola de mentiras.

¿Y a quien podía culpar aparte de mi misma?

Fui yo quien aceptó convertirse en la esposa del maldito señor del clan Sneider. Fui yo quien, en perspectivas de una divertida aventura sometió a mi familia a este calvario; primero, siendo apartada de mi hogar, luego distanciándome de ellos y por último provocando su exterminio.

—¿Estas bien, Thara? — preguntó Brenda con preocupación al ver mi rostro hinchado.

—Si.

El chofer abrió la puerta del auto para mi. A mi memoria comenzaron a llegar las últimas palabras que había compartido con mi familia. Hasta ese momento no fui consciente de cuando los echaba de menos. De cuanto me dolía la distancia. Hasta ese momento había jugado a la hija independiente, a la hermana liberal, pero lo cierto era que los extrañaba horrores.

¿Por qué había dicho que sí? ¿en que infiernos pensaba al momento de inmiscuirme en esta "aventura"?

"—Ay Thara —Melissa me abrazó con fuerza. —Siempre podrás volver a casa. Papá y mamá estarán felices de tenerte de regreso. Yo tengo la esperanza de que cuando tengas a tus hijitos los traerás..."

Las lagrimas fluyeron libremente de mis ojos. Era como una maldita fuente, no paraban.

—¿Thara? —Brenda volvió a insistir. —¿Qué sucede? Por favor, háblame. La vieja bruja de tu suegra me buscó y dijo que tenia que traerte de regreso a casa con urgencia. Tu esposo se irá de viaje.

Tu esposo.

Esposo.

Un asesino.

Llegamos a casa y le indiqué que me siguiera. Brenda suspiró exasperada. Caminamos en silencio, con el sonido de nuestros tacones como único acompañamiento.

¿Seria eso cierto que apenas mordías a tu súbdito se te concedían tus dones sobrenaturales?

Ahora más que nunca los necesitaría. No podía imaginar que haría una vez que tuviese a Märco frente a mí.

Brenda tomó asiento y recién en ese momento pude notar como temblaba.

—Espera... Thara —carraspeó—antes de que me muerdas... hay algo que, hay algo que quiero que sepas.

—¿Que sucede?

¡Lo que me faltaba! Que se echara para atrás justo ahora. Lo sentía mucho por ella, pero no podía seguir esperando a convertirla en mi súbdita. Quizá fuese doloroso, pero desde mi punto de vista necesitaba el apoyo extra que los dones me proporcionarían.

—¿Tu... tu confías en mí?

Carajo. Sabia que por allí venia el asunto. ¿Y si Brenda temía que la asesinara pasándome de la raya al beber de su cuello? ¡Por esto es que quería que Märco estuviese conmigo en la primera mordida a mi súbdita!

Idiota, infeliz, mal nacido.

—Si, lo hago—respondí en su lugar.

—Hay algo... algo que necesito preguntarte —ella tomó mi mano y me guio hasta sentarme a su lado. Revisó su bolso y de allí saco un papel. —¿Conoces a este hombre? — me enseñó una fotografía vieja.

HIELO [en tu mirar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora