Esperaba ansiosa el timbre del recreo para irme ya de este lugar donde solo me siento asfixiada.
Necesitaba salir para dejar de retener las lagrimas que amenazaban con salir de mis ojos. Hoy Karina había faltado al colegio y para colmo, llovía.Una vez que el ruidoso sonido se hizo presente me levanté de un salto y me fui rápidamente hacia mi escondite de días tristes. Este era un aula donde casi nadie iba (yo creo que no saben de su existencia) donde hay un ventanal enorme con una gran vista. Me senté en el suelo y lo dejé ir todo.
Las cosas no estaban muy bien en casa y aunque podía disimularlo muy bien en la escuela, hoy estaba rebalsada. Las peleas entre mis padres, los gritos, platos rompiéndose, el portazo, todo se repetía en mi mente como una película donde no hay final feliz.Mi llanto se escuchaba con eco por todo el lugar mientras se combinaba con el sonido de las gotas cayendo sobre la ventana. Abracé mis rodillas y hundí mi cabeza para poder esconder todo esto que siento, ya no podía más.
—¿Estás bien?...
Silencio.
—Bueno fue una pregunta muy idiota, está claro que no lo estás...
Mierda, mierda y más mierda. Juro que amaba a este chico pero este no era el momento ni las condiciones para que me vea y que comience nuestra historia de amor.
Sequé mis ojos rápidamente y me quede mirando el suelo. No quería mirarlo a la cara.—Hey —Mateo, que se arrodilló enfrente mío, acercó su mano hacia mi cara y levantó mi mentón. Me miró preocupado y sin esperarlo, me rodeó con sus brazos abrazándome.
En ese momento me desmoroné. Todo se había ido a la mierda y no podía controlar mi llanto desaforado.
—¿Hace cuánto que no recibis un abrazo, Cami? —susurró Mateo al notar cómo me acurruqué entre sus brazos, y yo solo sollocé en respuesta. Él me apretó más fuerte contra su pecho y soltó un suspiro.
Nos quedamos en esa posición hasta que se fue calmando mi llanto y ya me encontraba un poco mejor.
Me separé lentamente de Mateo y de repente me agarró verguenza al ver que mojé su remera con mis lágrimas.Pasó sus dedos por mis mejillas secando cualquier rastro de tristeza y me sonrió. No importaba que el día estuviera gris y lloviera porque su sonrisa iluminaba mi día y pintaba con colores el cielo.
—Todo está bien Cami —dijo y me dio un pequeño abrazo.
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triste realidad; trueno
FanfictionDonde Camila relata pequeños encuentros con su crush, muy importantes para ella, pero solo es una presencia más para él.