IX. LLUEVE CENIZA

235 5 0
                                    

Nuestra vida era tan distinta a la de cualquier ser humano, tanto así fue, que en nuestro cielo que nos cobijaba día y noche, derramaba en nosotros cenizas de personas que eran asesinadas en las cámaras de gas, nuestro aire era el aroma de ancianos, niños, mujeres, hombres que fueron muertos dentro de estas máquinas de homicidios, creadas por las "Mentes brillantes alemanas". 

Creadores del Zyklon B, que en un principio fue elaborado para exterminar roedores e insectos en espacios cerrados; el que ahora se viera envuelta en una operación para exterminar a cientos de miles de judíos no era un mero accidente.

El proceso de vertir Zyklon B era tan sencillo como vertir café en un vaso,  esa eran las palabras de Hans Stark,  un preso en el bloque de los hombres que llego a la enfermería y me toco atenderle, deliraba de fiebre y entre sus delirios hablaba de un gas... Cosas que realmente no entendía. Yo había visto muchas atrocidades en el campo y claro que sabía que la cámara de gas era un cuarto de muerte, pero nunca había querido saber como era el proceso lamentoso, de sufrimiento y penuria,  y eso era, por que a la muerte de mi padre, el cual nunca supe como falleció pero imaginaba que al ser tan bueno, Dios no le habria otorgado una muerte horrible tal como lo que daba el Zyklon B.

Cuando este hombre se curó, guardaba en sus ojos una tristeza enorme, yo le dije. - Tiene usted que ser fuerte, esto ya pronto termina. - y me digo:  pensaba que moriría y que de cierta manera una muerte así como la que estaba por llegar para mi era muy bueno, ¡soy un asesino!, yo no los quería matar pero tuve que hacerlo, para salvar mi propia vida,  sin embargo ahora me doy cuenta que luchaba por vivir y al hacerlo yo mismo mate a mi alma y ahora estoy condenado.

¿tú sabes como muere las personas que van a la cámara de gas?

-No se, pero trato de pensar que es una muerte rápida y por lo cual menos dolorosa que muchas que existen en el campo. -

-No cabe duda que eres muy ingenua. ¿te has imaginado que los alemanes te convierte en asesinos? - quise interrumpirlo,  pero no me dio tiempo. - te voy a contar por que yo estoy condenado a una muerte atroz. -

Un día el general me llamo a los bloques de exterminio medio el Zyklon B  e instrucciones muy rápida de su uso:

      - Vierte el Zyklon B por las dos aberturas de la cámara de gas a la vez,  esa primera vez  tenía de 200 a 250 judíos, entre hombres, mujeres y niños, caía por encima de la gente, ¡Oh Dios mio! Gritaban, imagínate 250 almas gritando por auxilio y yo matandolas tengo en mi cabeza sus voces exclamando piedad. No quise ver por la abertura porque había que cerrarla tan pronto como se vertía el Zyklon B. Tras unos pocos minutos se hizo el silencio. Después de haber pasado un rato, debieron ser entre diez o quince minutos, la verdad no tuve noción de tiempo, se abrió la cámara de gas. Los muertos yacían retorcidos y revueltos por todas partes. ¡ te puedes imaginar!, para que esos cuerpos estuvieran así, ¿que sufrimiento tan grande pasaron estas personas?. Nunca me lo voy a perdonar, no aguanto más ya no puedo. - me han convertido en un asesino.

Me enmudecí unos segundo,  sabe señor - lo entiendo muy bien, yo también soy una asesina y tal vez tenga razón, merecemos la peor muerte,  pero mientras los alemanes nos demuestran que tenemos muchas razones por querer morir, nosotros les debemos demostrar que tenemos muchas más para vivir, nosotros solo somos  el objeto que utilizan para realizar sus malévolos planes. Nosotros no lo planeamos, guarde tranquilidad en su alma que al igual que a ellos el que nos juzgará es ¡Dios! y el es, el que nos dará el nombre que merecemos tener. -

El hombre lloro como niño y después de un tiempo me digo:     - tengo que regresar al bloque,  pero tienes razón,  y por eso me mando hacia a ti, tú me acabas de decir lo que el me quería trasmitir, ¡gracias! -

El partió del área de enfermería, y nunca más lo volví a ver, no supe realmente que paso con el, pero cuando lo recuerdo trato de pensar que está bien, y logró sobrevivir a toda esta locura en la que los nazis nos habían hecho parte de ella, fueron como los orquestadores de una mala composición de una obra maestra.

YO SOY JUDÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora