15. CULPABLES

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Jungkook apenas llegó a su habitación y su rostro tocó su suave almohada, empezó a derramar lágrimas y a sollozar. No es la mejor imagen que él podría dar, pero no le quedaba de otra. Y es que la sala de entrenamiento estaba ocupada por los nuevos agentes y no quería interrumpirlos por su mal genio y frustración acumuladas. Así que solo se dedicó a sacar todo lo que le pesaba llorando, tal y como le recomendó su psicóloga cuando era niño.

Él sabía técnicas para sobrellevar todo lo que se le acumulaba en su espalda y debía cargar, por lo tanto estaba consciente que todo en algún momento iba a caer y él debía reaccionar. Bueno, justo en este momento estaba sucediendo. Lo peor de todo es que es más propenso a que sus dotes se salgas de control debido a que su mente tampoco estaba tan dispuesta a querer tenerlos estables. En resumen, tenía miedo de si mismo.

Se da vuelta y mira al techo, hay luces de colores simulando ser estrellas, siguen estando ahí como cuando apenas tenía trece años sintiéndose parte del cielo. Y logra poner una pequeña sonrisa con tan solo pensar en la imagen de su padre ayudándolo a colocar todo eso, sus risas y el entusiasmo que le regaló. Y no puede evitar extrañarlo todavía más. Tampoco puede detener aquel rencor guardado a los culpables de la tragedia que se lo arrebató.

Las luces empiezan a titilar y esa es una señal de que debe dejar de pensar, que hará más daño y no quiere eso. Es mejor que siga llorando. Dicen que llorar está bien, que libera y ayuda a dejar ir.

— ¿Estás llorando? —Pregunta su compañero de cuarto.

Jeongguk, algo sobresaltado, se limpia sus lágrimas y se pone la capucha de su buzo para cubrir los gestos de su rostro, y responde— Has visto mal, tampoco te debe interesar.

— Mmm estoy bastante seguro que estas llorando.

— Basta, Taehyung.

— y no digo que sea malo que llores, es más, te aseguro que es algo bueno y liberador.

— Taehyung...

— Y no te preocupes que no andaré divulgando que el niño fortachón tiene momentos de debilidad.

— ¡Yah!

Jungkook continuó llorando desconsolado mientras que una onda de energía golpeó a Taehyung, sorprendiéndolo y tirándolo al suelo. Y mientras intentaba levantarse pudo ver como el rostro del menor estaba ensombrecido y tenía un aura que no había sentido antes. Entonces, hizo lo primero que se le cruzó  por su mente: Se acercó a él y trató de tocar la mano de Kook o su rostro.

Todo pasa muy rápido como para que Jungkook pueda alejar a Taehyung, por lo que cuando logra agarrar la mano del menor, en fracciones de segundos, se tuvo que concentrar y utilizar su don de empatía con el muchacho. No fue fácil, pero logra ingresar a la mente de Jungkook.

Ahí dentro logra observar distintas puertas de diferentes aspectos y colores. Entra en la que parece la más normal, siendo esta de madera blanca y celeste. Allí se encuentra un niño pequeño sentado al borde de una silla mirando a una ventana que está abierta. Toda la habitación es gris y el piso es de madera, en las paredes hay portarretratos con un par de fotos de una mujer y un hombre. Se puede ver en un estante un par de figuras de acción con polvo acumulado. Todo se ve sombrío.

Taehyung intenta acercarse al niño, quien supone que es Jungkook, sumido en su mundo, pero no puede hacerlo. Hay como una especie de campo de fuerza que repele a toda persona que intenta dar un paso hacia el Jungkook niño. Puede oír como el pequeño está llorando y dando sollozos.

— ¿Kook?

El nene se da vuelta y son con exactitud los grandes y curiosos ojos de Jungkook, rojos por el llanto. Luego de un atisbo vuelve a su anterior pasatiempo.

BANGTAN DNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora