Acuerdos

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Frente a la librería de Aziraphale había una pequeña cafetería, en donde ambos burócratas habían entrado para disimular un poco su presencia, a pesar de que era obvio que ninguno de los dos era discreto en su aspecto. Gabriel siempre se vestía de un modo muy especial, siempre elegante, llevaba su saco gris y de manera "informal" se había puesto una camisa de cuello de tortuga color blanco, siempre pulcro y bastante sofisticado para el lugar al que habían entrado, por su parte, Beelzebub llevaba un traje negro de igual modo era bastante pulcro, pero también estaba adornado con todas las insignias que había ganado a lo largo de toda su inusual carrera, lo que incluía una cinta roja que la proclamaba como príncipe del infierno y sin olvidar claro, su símbolo animal, que parecía un adorno inusual, ninguno de los dos parecía que iban juntos, pero ahí estaban, sentados frente a la ventana, observando por si había algún cambio en la puerta de la librería.

-¿Tomó su orden? - La voz de una mujer, una camarera les sacó de su concentración, y ambos voltearon a verle,esperando que el otro contestara, terminando siendo el ángel que rompiera con el silencio.

-No gracias, no contaminó mi templo celestial con... Eso- Dijo de un modo petulante, volviendo a regresar la vista a la ventana,lo que provocó que la camarera hiciera un gesto de enojo.

-Disculpe... Sino piden nada tendré que pedirles que se retiren- Ante aquellas palabras, Gabriel la miró harto de la situación, estaba a punto de responder pero Beelzebub se le adelantó.

-Americano sin azúcar y para él, té de hierbas con miel, por el momento- Sus palabras fueron tranquilas, lo que hizo que la camarera se relajara un poco, asintió con la cabeza y se retiro. - Pará ser un ángel eres pésimo conviviendo con la especie que deberías cuidar-

-Oye.. No es mi culpa, hace años que no venia a este lugar más que para... Revisar lo que mis ángeles hacían...-

-Y aún así ese tonto te engaño, y ahora vive su vida feliz con su novio el demonio bastardo de Crowley... -

-Aziraphale también te engaño a ti aparentemente, sino más recuerdo, se infiltró al infierno sin que nadie lo notara y lo dejaron ir- Dijo mientras se inclinaba en la mesa, mirando la reacción de la demonio ante sus palabras.

-Bueno, al menos yo aún tengo mi puesto- Esas palabras de verdad molestaron al ángel que se alejó de la mesa, no sólo por la molestia de su comentario, sino por que les habían traído sus bebidas. -Muchos dicen que Miguel definitivamente merecía más ese puesto que tú-

-Si...- Pensó unos segundos antes de volver a atacar con sus palabras, sino podían matarse mutuamente en el campo de batalla, al menos se molestaría mutuamente. -Bueno, por eso mismo me pregunto ¿qué haces tú aquí? ¿No tienes como miles de demonios a tu disposición? No veo a ninguno de tu especie más que a ese tal... Crowley- Alargó aquel nombre para molestar a la demonio que dejó de mirar la ventana y se centro en la cara del arcángel.

-Eso no te concierne paloma morada- Le habló la demonio, mientras se aferraba a la mesa.

-¿Paloma morada? Yo no soy el maníaco que lleva una mosca en la cabeza todo el día- Su tono de voz se empezaba a alzar, lo que hizo que la gente del lugar les mirará.

-Y yo no soy la obsesiva que aparentemente no sabe cuando detenerse! -

La tensión podía sentirse nada más acercarse al lugar, ambos estaban a punto de atacarse mutuamente pero la voz de la mesera les hizo detenerse y mirarla al unísono -... disculpen- Los dos volvieron a sentarse y se quedaron en silencio, esperando que la chica hablara -No es mi decisión... Pero mi gerente quiere que se retiren-

-Agh.. Claro- Dijo la demonio fastidiada mientras se ponía de pie, dirigiéndose a la salida.

-¿Qué? Esto es ridículo, jamás me habían sacado de ningún lugar- Comenzó a quejarse pero la voz de la mujer que lo acompañaba le hizo dejar de quejarse y levantarse para seguirla.

Devuélveme mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora