¿Confianza?

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Una vez en el departamento del arcángel, ninguna de las dos entidades se había atrevido a decir algo, estaban ambos sentados en la sala, la chimenea estaba encendida y la luz de la habitación hacía un ambiente acogedor para cualquier pareja, pero no para ellos, estaban cada uno sentando lo más lejos posible del otro, Beelzebub parecía aún molesta, pero estaba más ocupada en su libro, junto a ella flotaba una libreta con una pluma y cada vez que levantaba su mano, una anotación nueva se hacía presente en esta. Por su parte, Gabriel se limitaba a estudiar los diarios, parecían bastante mundanos, tenían anotaciones habituales, describiendo lugares, comidas, humanos que conocía y a Crowley, aún no entendía como no noto antes el amor de esos dos, sin embargo, estaba ahí plasmado. Aquello le hizo pensar ¿cómo es que sería amar a un demonio? Y ¿Cómo es que ama un demonio a alguien más? Aún no entendía eso en los diarios, pero tenía a un demonio frente a él y quizás debía hacer esas preguntas directamente, por lo que de vez en cuando bajaba un poco su lectura para mirar de frente a la mujer de ojos azules, no sabía de qué era ese libro que tenía en sus manos pero, parecía importante y por eso no quería interrumpirla.

-¡Maldito ángel estúpido! - Grito molesta la demonio, poniéndose de pie mientras la libreta que flotaba junto a ella caía al suelo. Ante aquel estruendo inesperado, el arcángel abrazo el diario, mirando confundido a la chica, no quería preguntar pues seguramente su ira se liberaría contra él, por lo que espero a que ella continuara. -Lo encontré...- Terminó diciendo con una vos mucho más tranquila y relajada, mirando al mayor. -Encontré el hechizo de cambio de cuerpo... El alma es la que cambia, por eso los recipientes pueden quedarse intactos ante aquello que se supone debería matarlos-

-Estoy confundido... Esas... ¿No se supone que son buenas noticias? - Preguntó mientras dejaba aquel cuadernillo en la mesa de centro, mirando aún confundido a la demonio que se veía bastante molesta a pesar de haber encontrado lo que buscaba.

-Si... - Se iba a limitar a solo decir eso, sin embargo, algo en su interior, no sabía si era ira, necesidad de hablar o simplemente le irritaba que el de ojos violeta hiciera preguntas todo el tiempo, lo que le hizo hablar de vuelta. -Este libro lo escribí yo.. Se suponía que fuera para las brujas, para las seguidoras de Satanás, que haría temblar a cientos y cobrar el alma de miles, y en vez de eso.. Lo ocupan un ángel con sobrepeso y un demonio estúpido para evitar el apocalipsis y mi venganza... - Terminó por decir mientras se dejaba caer de vuelta al sofá, quejándose por la situación con un sonido que parecía un quejido y un gruñido a la vez, cubriéndose la mitad del rostro con una mano por la frustración.

-... - No sabía que decir o hacer, era realmente inexperto en la situación y estaba casi tan molesto como ella, respiro hondo y se acercó a la chica, recorriendose un poco en el sofá. Le miro detenidamente de pies a cabeza y algo dudoso y con temor, acercó su diestra a ella, colocándola sobre su pierna, dando un par de palmadas suaves en sus muslos. -Lo siento mucho... - Dijo intentando causar algo de confot.

La demonio se descubrió el rostro, observando la mano del arcángel unos segundos antes de mirarle a los ojos, aquella presencia se sentía cálida y muy tranquila, ambos se quedaron en silencio, pero por primera vez en toda la noche, no fue un silencio incómodo ni extraño, sólo fue silencio, que sorprendentemente rompió la demonio. -... Yo lo recuerdo... - Susurro aquellas palabras sin sentido, causando que el ángel le mirase confundido, por lo que la chica continuó. -Yo recuerdo la caída... La guerra y como vivíamos en el cielo... siempre que me preguntan digo que no para evitar pláticas incómodas... Pero lo recuerdo... - Susurro sin llegar a verle a los ojos, por lo que el contrario intentó con más insistencia mirarle, hablándole para que pudiera sentirse más tranquila.

-Ese es... - Sonrió suavemente al recordarlo -Ese es tu secreto ¿no? El que te dije para la confianza... - La más baja no respondió, pero si asintió con la cabeza, mientras miraba el fuego de la chimenea -Bueno... Supongo que es justo que yo diga algo más... - Dijo con un tono más calmado, haciendo que la chica volteara a verle, un poco intrigada. -Veamos... Ah si... - Chasqueo los dedos, mirando a la contraria. -Cuando mi ahijado murió... - Aquellas palabras cayeron de golpe a Beelzebub, sabía lo que había pasado con su ahijado, ella misma había escoltado a Judas al noveno círculo del infierno y la verdad no esperaba algo tan importante como eso, pero escucharía atenta. -... Se supone que lo dejaríamos en la tierra unos meses antes de subir, para purificar su alma pero... yo no quise obedecer a Dios y lo... "resucite" el tercer día por que estaba desesperado y preocupado por él... -

Los ojos de la demonio se abrieron como plato, no podía creerlo, Gabriel había desobedecido a Dios y ahora se reía levemente de sus actos, como si aquello fuera apenas una travesura inocente, por lo que sonrio con suavidad. -Quieres decir... Qué todas las fiestas de pascuas son ¿Culpa de tu desobediencia y de tu desesperación? - Después de que él más alto asintiera con la cabeza y riera la demonio comenzó a reír de igual manera, la risa duró apenas unos momentos pues la demonio lo interrumpió para volver a hablar -Yo... Yo antes de ser príncipe del infierno... Quería impresionar a Satanás y viaje a Egipto, intente inculcar las creencias satánicas hablándoles a los habitantes de los demonios... y los humanos nos cambiaron los nombres por que no podían hablar el lenguaje de las brujas y yo solo sabía hablar el lenguaje de las brujas... Terminé haciendo una religión completamente diferente y después culpe a las plantas alucinógenas de la zona- Aquella anécdota hizo que el arcángel soltara una carcajada sonora, mientras ambos reían divertidos.

El más alto tuvo que limpiar unas cuantas lágrimas de sus ojos pues la risa había sido demasiada. -Oye... - Ya que estaba un poco más en confianza se animo a hablar. -Hay algo que quiero preguntarte... Bueno en realidad son muchas cosas pero lo más importante es ¿Qué piensas hacer con Crowley después de que esto acabe? -

-Ah no lo sé... - Susurro mientras se cruzaba de piernas, acomodando la cabeza en el respaldo del sofá para mirar al contrario. -Satanás seguramente lo querrá muerto, pero... para todo el infierno sería vergonzoso volver a pedir agua bendita a los ángeles para matarlo, además... Ya qué ustedes no pueden matar a Aziraphale, no tendríamos nada para ofrecerles a cambio del agua... - El arcángel asintió con la cabeza, por un momento había olvidado lo orgullosos que podían llegar a ser los demonios. -Yo también tengo preguntas para ti... - Le menciono mientras seguía mirándole a los ojos. -¿Por qué todos los ángeles se visten tan ridículos? ¿Es alguna clase de fetiche con la ropa horrenda? -La pregunta hizo reír levemente al más alto, negando con la cabeza.

-Disculpa, pero tú traje es el horrendo... - Mencionó mientras se cruzaba de brazos, esperando que la chica estuviera a punto de defenderse antes de volver a hablar. -Pero.. Si.. Desde que Metatron se convirtió en mensajero de Dios luego de la caída del imperio romano, nos obliga a tener un código de vestimenta... Ahora yo tengo una pregunta- La demonio se acomodo en el asiento, esperando la pregunta, pero en ningún momento de su existencia espero escuchar algo similar. -¿Los demonios tienen geniales como los humanos? -

-¿Qué? - Preguntó aún anonadada por la situación, se incorporó casi por completo y sin notarlo se había sonrojado levemente.

-Tú sabes... - Dijo con total tranquilidad el arcángel, sin embargo, también estaba levemente sonrojado, de entre todas las dudas que tenía, de algún modo sintió que esa era la que debía preguntar-Pene, vagina... Eso que tienen los humanos ¿Los demonios lo tienen? - Preguntó intrigado, esperando la respuesta.

-No... Bueno... no todos... - Respondió de un modo vacío pero el silencio de arcángel le indico que seguramente quería que siguiera explicando. -Si, algunos tenemos geniales... Corresponden con nuestro cuerpo terrenal, y aquellos que no tienen un cuerpo o que tienen aspectos quimericos no poseen geniales- El rostro del ángel se veía satisfecho con la respuesta y asintió con la cabeza suavemente, cruzandose de brazos. -... ¿Por qué preguntas? ¿A caso te interesa un demonio? -

-No.... - Respondió rápidamente, levantando las manos, negando también con estas. -Lo pregunto por Crowley y Aziraphale.... - Explico mientras seguía moviendo las manos.

-... Claro... Seguramente es por eso, no es que el besarme te haya causado curiosidad ¿Verdad? - Dijo de un modo un poco seductor, el arcángel le había hecho pasar un momento vergonzoso e incómodo y no planeaba dejarlo así. El ambiente había comenzado a cambiar de nuevo, ahora era más cálido, así que la demonio se acercó al contrario por sobre el sofá, el mayor intentaba alejarse un poco, pero al estar casi recostado en respaldo se detuvo -Tranquilo... - Susurro la chica mientras con su dedo índice acariciaba la mejilla del contrario, recorriendo su rostro con suavidad hasta llegar a sus labios para abrirlos un poco. -Voy a ser cuidadosa.. - luego de aquellas palabras, se acomodo sobre el cuerpo del castaño, recostandose sobre él para entonces unir sus labios suavemente en un beso lento, de nuevo la demonio había sido quien comenzó el acto.

Los labios de la chica recorrieron los suyos y su lengua intentó volver a abrirse paso en su boca, pero esta ocasión el arcángel, lo permitió, ladeando un poco el rostro para que sus labios encajaran mientras correspondía el beso, acercando entonces sus manos a tomar la cadera de la demonio.

Devuélveme mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora