Búsqueda

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—Aziraphale… — El castaño no sabía cuánto tiempo más debía esperar para interrumpir el llanto del más bajo, pero si se quedaban ahí demasiado tiempo, podrían descubrirles, y una cosa era enfrentar a un demonio, pero toda la legión estaba ahí y estaban sedientos de venganza, no podían encontrarles, no después de eso —… Aziraphale… Tenemos que movernos de aquí… De lo contrario —

—Ya no me importa — Interrumpió el rubio mientras se separaba del arcángel, limpiando sus lágrimas con sus manos —Debí… Debí haber venido antes de lo contrario él...— Se interrumpió de nueva cuenta, intentando calmar el sollozo de dolor que no dejaba de presionar su pecho, no quería que lo último que le había dicho a Crowley conscientemente, había sido referente a una pelea tonta, se sentía tan frustrado en ese momento. —Merezco morir…Merezco morir junto a él… Yo— Respiro hondo y estuvo a punto de dirigirse directamente a los demonios que estaba celebrando aún la ejecución, pero luego sintió una mano que le jaló bruscamente, girandose entonces miró a Beelzebub, anonadada por tener a ambos ángeles tan cerca de todos los demonios del infierno. 

En cuanto el castaño miró a la demonio sintió que el corazón se le había detenido, su aspecto era justo como el de todos los demás demonios en el infierno, tenía su cabello despeinado, su ropa se veía sucia, había marcas en su piel que se levantaban y su enjambre de moscas estaba sobre ella, el aroma a azufre le acompañaba y aún a pesar de eso, Gabriel pensó que era la demonio más hermosa que sus ojos habrían visto jamás, se veía tan dominante que sentía que podía ponerse a sus pies en ese momento, pero ella ni siquiera le volteo a ver. 

—¿Se puede saber que carajos están haciendo aquí? — Preguntó severamente, mirando principalmente al rubio que estaba segura le hubiera golpeado de no ser por lo débil que se sentía ante la situación. —… Tienen que irse ahora mismo, — Dijo haciéndoles una seña para indicarles por donde salir, pero ninguno de los dos se movió. —¿Qué están esperando? — Preguntó algo alterada por la situación. 

—… mataron a Crowley — Dijo Aziraphale con decepción, intentando aguantar las lágrimas. —… ¿sabías lo que planeaban hacer? — Esas palabras estaban tan cargadas de enojo que no parecían salir de la boca de un ángel. —¿Tú… Tú planteaste su ejecución?— Su voz quería quebrarse, pero resistió mientras miraba retadoramente a la demonio. 

—Aziraphale… — Susurro el castaño, intentando calmar a su compañero, mientras le tomaba del hombro, pero este solo empujó su mano. 

—… Sí— Terminó por decir la demonio mientras observaba como varias lágrimas recorrían el rostro del ángel, que a pesar de todo seguía mirándole firmemente, sin temblar en ningún momento. 

—¿Y es real?... ¿Crowley…Esta… Esta muerto? — A pesar de haber presenciado el evento, tenía una esperanza, y si Beelzebub estaba detrás de eso, lo más probable era que hubiera una oportunidad más. 

—… — La demonio se quedó en silencio momentáneamente, sin querer mirar a ninguno de los dos antes de respirar profundamente — Crowley ya no existe más en el infierno — Luego de esa confesión, el rubio se tambaleó, siendo sostenido por el más alto de los tres. — Acompañenme, los llévare afuera— Gabriel tomó del costado a su compañero y lo llevó con él, detrás de Beelzebub.

El camino fue bastante incómodo y silencioso, hasta que llegaron a un salón, muy diferente al de los demás, era una habitación en color blanco, con luz cálida, estaba totalmente limpia y el ambiente era bastante agradable en el lugar, además de tener algunas macetas con margaritas alrededor. 

—¿Qué es este lugar? — Preguntó el castaño desconectado por el cambio de ambiente, comenzaba a preguntarse si ese seguía siendo el infierno. 

—Aquí se recibía a Michael para las reuniones, accedimos a que ella lo decorara con la condición de que nos dejaran absorber más almas en lo que los humanos llaman "tierra santa" — Explico la pelinegra mientras se adentraba al lugar —Nadie entra aquí y tiene un acceso directo a la tierra para otra entrada al cielo… — Dijo mientras abría una puerta de madera al final de la habitación que demostraba sus palabras, sin embargo, ninguno de los dos ángeles se movió de la puerta, Aziraphale estaba muy triste como para seguir caminando, Gabriel no quería irse sin haber hablado con Beelzebub y definitivamente no iba a dejar solo a Aziraphale.

—Si mataste a Crowley… ¿Por qué no nos has matado a nosotros también? ¿A caso eso no reiniciaría tu amado armagedon? — Dijo en un susurro el rubio, sin querer ver a la demonio. 

—Ya no deseo una guerra— Un respiro hondo acompaño al sonido de la puerta que cerraba, mientras se giraba para volver a confrontar al rubio.

—Solo querías matar al traidor— Beelzebub negó con la cabeza ante aquella afirmación, acercándose al contrario. 

—No, tú no lo entiendes, Crowley no podía seguir en el infierno, Dagon hizo lo correcto— Esas palabras, hicieron que la sangre de Aziraphale comenzará a hervir de enojo, comenzaba a levantar la voz. 

—No puedo creer que pienses de ese modo, en especial cuando acabas de decirme que lo planeaste tú— Señaló a la demonio, respirando agitado. 

—Sí, por que era necesario— Dijo totalmente a la defensiva, mientras sus moscas a su alrededor comenzaban a alborotarse. 

—No lo era, sólo… Dijiste que su vida no valía y lo mataste… Él ni siquiera tenía recuerdos de mi ni de nada, él era inocente y lo mataste— Nuevamente había comenzado a llorar, pero ya no sabía si era de tristeza o de enojo. 

—Lo hice por que Crowley me lo pidió — Confezo frustrada, mirando a ambos ángeles que quedaron anonadado ante la noticia. 

—… Mientes… Él… — Balbuceo el ángel, algo nervioso por ese comentario. 

—Él recupero la memoria, yo se la devolví y él me dijo que no quería que fueras al infierno para sufrir lo mismo que él, así que me pidió que lo librará de su figura divina—

—¿Eso que significa? — Preguntó nervioso por la noticia, respirando profundamente. 

—Significa que Crowley el demonio no existe más, ni el ángel que una vez fue… Él es ahora mismo un humano.— Esas palabras, hicieron que los ojos de ambos ángeles se abrieran de sorpresa.  La boca de Aziraphale se abrió repetidas veces, quería decir algo, pero sentía que las palabras no salían de su boca. Al ver tal shock en ambos, la demonio continuó con su explicación —… Cuando Crowley recupero su memoria, me miró y me dijo que no deseaba que tú cayeras por amar a un demonio, él estaba perdonado y aún así sufrió mucho en el poco tiempo que duró aquí, pero tú serias ejecutado en el primer momento en el que llegaras al infierno, así que me pidió que no dejáramos que nadie los buscará jamás, luego Dagon tuvo la idea de convertirlo en humano con la espada de Lucifer y un hechizo del libro — Luego de aquella explicación se cruzó de brazos, esperando alguna palabra de ambos, pero ambos seguían en shock aparente. 

—¿Dónde está ahora? — Preguntó el castaño, algo ansioso, mientras se cruzaba de brazos. 

—En la tierra, con Hastur, es un proceso muy difícil, así que no sabría decirte como esta… Se supone que ustedes no verían esto, los buscaríamos cuando todo estuviera listo— Explico y se formó un silencio incómodo en la habitación. 

—Debo ir a buscarlo— Dijo decidido el rubio mientras empujaba a la demonio para abrirse paso directamente a la puerta que daba a la tierra, deteniéndose para mirar al castaño. —¿Vas a venir? — Preguntó con seriedad mientras le miraba detenidamente. 

—… — Gabriel miró a su compañero y después miró a Beelzebub, quería hablar con la demonio, pero sabía que no podía dejar solo a Aziraphale así que sin si quiera haberle dirigido la palabra, camino a la salida. 

Luego de ver a Gabriel ignorarle de ese modo, respiró profundamente, negando con la cabeza. —¿Por qué no me sorprende? — Susurro antes de salir de la habitación. 

Gabriel quería ir detrás de ella, quería hablarle, aclarar las cosas, decirle que la amaba, pero Aziraphale estaba demasiado inestable como para dejarlo solo. 

Devuélveme mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora