Caminaba

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Caminaba,
caminaba al ritmo de un
tranquilo y apasionado viento.

Tenía la capacidad de
robarle la velocidad a mi lente óptico,
hacer el paso del trafico un susurro y,
su caminar, hacerlo violento,
peligroso.

Llevaba una flor en su cabello,
una flor amarilla,
combinaba perfectamente
con el paisaje que traía a sus espaldas,
que junto a ella era más bello.

Caminaba,
y por un momento podía sentir
que el viento le abría el paso.

Caminaba,
tal vez solo flotaba
y fingía caminar,
solo para engañar a la humanidad.

Caminaba,
flotaba,
o... sea lo que sea que hacía,
me fascinaba.

FUEGO Y ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora