Desaparecidos

Capitulo III: Confusión y terror.

Todos estaban aterrados, por supuesto que sí.

Ya son cuatro adolescentes perdidos, y no saben quién se los lleva. Todos encierran a sus hijos y el toque de queda se redujo más. Los chicos del grupo están asustados, no pueden creer lo que ha pasado, lo que era una noche de diversión se convirtió en una tragedia.

Tamara, Harper y Simone se encuentran juntas en casa de esta última. No han podido conciliar el sueño por lo que ha pasado. Tienen pesadillas con aquella cosa que han visto, no pueden explicarse que es ni de dónde ha salido. Solo quieren olvidar lo que ha pasado.

— No puedo creer lo que ha pasado — Una asustada Simone rompe el silencio que se había instalado entre ellas — ¿Qué pasa si regresa por alguno de nosotros?

— Shh, no digas eso Simone, no pasara — Tamara trata de tranquilizar a Simone, no quiere ni pensar en que puede ser verdad lo que ha dicho.

— ¿Cómo estás tan segura Tam? Las veces que han desaparecido no ha quedado ningún testigo y ahora quedamos nosotros — Harper que se encontraba callada ha dicho aquello que no querían pensar. El silencio volvió a instalarse entre ellas y ninguna volvió a hablar.

Solo se acostaron en la cama de Simone y se abrazaron. Estaban asustadas, claro que sí. Por qué ellos eran testigos de lo que ocurrió y si de algo todos estaban seguros, es de que esa cosa no dejaba testigos.

Eran las cinco de la tarde y el cielo empezaba a oscurecerse. Tamara se encontraba de camino a su casa y ya era tarde. Iba pensando en todo lo ocurrido y en la plática con las chicas, cuando sintió que la observaban, paro en seco y miro a todas partes, pero no había nada.  Siguió caminando, pero esta vez más deprisa, tenía miedo, ya no había nadie en las calles por el toque de queda. Estaba por doblar en la esquina de la calle para llegar a su casa, cuando sintió pasos detrás de ella.

Eran pasos pesados, como de una persona. El pánico la invadió, pero se armó de valor para voltear y cuando lo hizo, se encontró con una calle solitaria. Dejo salir un suspiro de alivio y se dispuso a seguir caminando, cuando algo apareció de la nada, soltó un grito, pero nadie la oyó, porque fue amortiguado.

Pataleo, forcejeo, mordió, rasguño, pero todos sus intentos fueron inútiles.

Sintió un golpe en la cabeza y después la oscuridad la engullo.

Esa noche Tamara no llego a casa.

Esa noche, fue la última vez que se le vio con vida.

Y su desaparición fue lo que basto para iniciar el caos. 

¡Espero les guste, desde aquí ya se viene lo buenoooo!

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