16: Hijos

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-¡Es muy bonito! ¡Gracias papi!

-¿Te gusta, princesa?

-¡Me encanta! Lo llamaré Oreo.

-Es un nombre muy bonito, mi amor. Pero cuídalo mucho, recuerda que no es un juguete, es un animalito y tienes que cuidarlo con mucho amor y cariño.

-Lo cuidaré como ustedes me cuidan a mi.

-Eso es mucho cuidado.- Dijo la pelinegra ingresando a la sala. -¿Cómo estas, muñequita?

-¡Mami! ¡Mira lo que mis papis me regalaron!- La pequeña fue corriendo hasta donde Shaina estaba, quien ya se había puesto de rodillas para recibir con un fuerte abrazo a su niña. -Le puse el nombre de esa galletita que me gusta.

-Es muy bonito, mi vida, pero ya escuchaste a tus papás, no lo estés tratando como recién, corriendo y sacudiéndolo para todas partes. Es un conejito, no un peluche. ¿Comprendiste?

La pequeña simplemente asintió mientras le sonreía y ponía al animalito en el suelo, que apenas se sintió liberado, comenzó a saltar por toda la sala, mientras la pequeña Calvera, se echaba a reír y lo perseguía con mucha energía.

Sus tres padres, orgullosos y muy felices, la miraban simplemente, sintiéndose aún más dichosos de tenerla en su vida. Aunque a primera vista, esa niña se notaba que era hija de Camus, aunque con un color de cabello diferente, había tomado algunas actitudes del heleno y, por la corta edad que aun tenía, era claro que esas "mañas" de Mettaxas, se potenciarían. Pero, como fuera que todo resultase, todos estaban muy felices y llenos de dicha al ver lo bien y hermosa que la niña estaba creciendo.

Pero ya habían pasado casi seis años y esos tres mayores, estaban de acuerdo con que era tiempo de agrandar la familia.

-¿Ya se lo dijeron?

-Aún no.- Respondió rápido el rubio. -Por eso le dimos el conejo.

-No es muy sano que hagas eso, Milo. 

-¿Por qué no? Ella está feliz y creo que eso es lo más importante.

-Si le das cosas en lugar de sentarla y decirle la verdad, explicarle bien cada cosa que sucederá, darle todas las razones reales y calmar todos los miedos que pueda llegar a tener, a la larga, ella comenzará a sentir que siempre le has estado ocultando cosas y le has cumplido todos sus caprichos y más también, para que puedas hacer todo lo que quisiera sin tener que soportarla ni tener que darle explicaciones.

-¡Ay, Shaina! ¿Qué cosas dices? ¿No crees que estas exagerando? Un niño jamás podría comportarse con rencor, contra su padre, solo porque no le han hablado de algunas cosas o simplemente no le han prestado la atención que esperaba.

-¿Tú estás hablando en serio o estás haciendo una broma?- Camus estaba de verdad ofendido por lo que su esposo acababa de decir. -¿Tienes alguna idea del tiempo en que yo odie a mi padre por comportarse así conmigo? Todos los regalos que me daba en mi infancia y todo el dinero que me daba luego de adolescente y más de adulto, lo sentía todavía más insultante, porque no era lo que yo deseaba. Lo que yo quería, era lo mismo que todo niño, o sea un padre presente, que se preocupase por mi y me quisiese. No quería toneladas de juguetes, mascotas o dinero, yo quería a mi padre, conmigo, hablándome claro y no ocultándome nada nunca. ¿Qué no recuerdas todo lo que pasó, por qué él nunca me habló con la verdad y siempre me ocultó muchas situaciones?

El griego estuvo serio todo el tiempo en que el pelirrojo le habló, estuvo serio y hasta se dio el gusto de enojarse un momento, pero rápido reflexionó en el hecho de que Camus tenía razón, Degel le había ocultado muchas cosas y había estado ausente mucho más que la mitad de su vida, y todo tuvo que llegar a un punto critico para que hablara de lo que realmente estaba pasando. Siendo sincero, él no quería hacer pasar a su pequeña princesa por situaciones así, no tan extremas como los secretos del francés mayor, pero si de ausencias que son injustamente justificadas con cosas materiales que no llenan el vacío que el amor familiar puede llenar.

-Solo tenemos que sentarla, decirle que va a tener dos hermanitos, pero que nunca vamos a dejar de amarla, porque ella es nuestro mundo, es nuestro amor eterno y tiene un lugar en nosotros que nunca nadie se lo quitará. 

-¿Y tu crees que lo comprenda?- Dejó salir preocupado.

-Eso ya será cosa de ella, tal vez en un primer momento no comprenda, pero es mejor que lo sepa desde ya, que llegar un día con dos bebés y ella no entienda de donde salieron.

-Me verá con una barriga enorme, seguramente que en ese momento comprenda que todo será diferente.- Acotó la italiana con soltura, pero sin dejar de estar preocupada por como su hija tomaría la situación, aunque fuese muy pequeña aún. -Pero Camus tiene razón, mejor decirle ahora y de una manera que comprenda, que le sea fácil entender, el porque me crecerá el vientre en los próximos meses, que irme un día con desespero de aquí y regresar con dos criaturas recién nacidas. 

-Cuando nació, los tres nos prometimos no cometer los errores que con nosotros cometieron y este es uno de ellos. Milo...- Le tomó de la mano y lo miró de una manera casi suplicante, aunque ya sabía ganada la conversación. -No hagamos que nuestra hija nos guarde ninguna clase de rencor, por ninguna circunstancia, sea mínima o grave, por favor, no lo permitamos.

El griego simplemente abrazó a su pareja y le dejó un beso en la frente, antes de abrazarlo todavía más a su cuerpo. Camus tenía razón, él, a pesar de que perdió a su madre y su padre se vio forzado a abandonarlo, no quería cometer ninguna injusticia contra su niña. Comprendía los sentimientos de su galo, por lo que solamente suspiró profundo y murmuró un "digamosle ahora". 

Pero se llevaron una enorme sorpresa cuando se dieron la vuelta, caminaron hacia la salida y encontraron a la pequeña Calvera escondida detrás de uno de los sillones. Cuando se dio cuenta de que la habían descubierto, salió de allí, algo seria, lo que preocupó a sus padres, pero rápido se les fue el enojo, cuando la menor les dijo la dulce razón por la que estaba enfadada con ellos.

-Los iba a odiar más si me seguían dando conejos y no un hermanito... Ustedes crecieron solitos y por eso son unos aburridos y malhumorados que creen que siempre me voy a sentir como ustedes. ¡Pero ya ven que no! ¡Voy a tener un hermanito y voy a ser más feliz que ustedes!

Corrió los más rápido que pudo hacia el jardín, seguramente para encontrar a sus abuelos y contarles la "nueva noticia", puesto que los mayores ya estaban enterados de la situación, pero seguro que se alegrarían de escucharla de la boca de Calvera.

Milo, Camus y Shaina, por su propio lado, quedaron helados ante lo que les había pasado.

Definitivamente, criar hijos nunca resultó para nada como lo imaginaron...

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Calverita salió inteligente, pero también bastante gritona y activa. Algo de los Mettaxas tenía que sacar xD Definitivamente, las mañas se aprenden y se pegan rápido.

La palabra de mañana es "hogar"

Los babys nuevos harán su llegada pronto a la casa, para terminar de agrandar la familia.

¡Besos! ¡Las quiero! 

Fictober KardGelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora