Se miraba al espejo y se sentía totalmente ridículo. ¿A qué persona, en qué momento de la historia, le había parecido buena idea usar un uniforme totalmente blanco y pegado al cuerpo para ese deporte? Y también, ¿Cómo podía ser que lo considerarán deporte?
Para él, un deporte era contacto físico, sudor y heridas, ya sea leves o en extremo graves. El esgrima, a sus ojos, no poseía ninguna de esas tres cosas, tan solo eran dos tipos calculando seriamente los movimientos que el otro haría y tratar de adelantarse. Estar pensando y atento durante tiempo indeterminado, fijo en quien tenía frente a él, no le parecía nada entretenido.
No se quejaba del momento en que le aceptó a Degel ir a practicar un poco de ese "pseudo-deporte", pero ahora que lo pensaba con detenimiento, mientras se cambiaba de ropa para ir al escenario donde practicarían el "duelo", estaba muy arrepentido de no haber convencido a Degel de ir a otro lugar, a hacer otra cosa.
-Bien, ya estoy aquí. ¿Ahora que procede?- Dijo casi molesto, mirando al instructor que simplemente le devolvía una mueca de no entender porque se comportaba tan grosero.
-Ahora, lo que procede, es que te daré una paliza en esta disciplina.
Kardia se dio la vuelta al escuchar la voz de su amado galo y, sin que lo deseara y controlara, su boca se abrió ligeramente y quedó totalmente embobado con la imagen que tenía en su frente. Él podía verse ridículo, pero Degel era una historia totalmente diferente, puesto que ese uniforme blanco que era obligatorio usar, se le marcaba tanto al cuerpo (sobre todo esos benditos pantalones) y dejaba ver todas sus bellas e inexplicables curvas, que lo volvió todavía más loco de lo que ya lo traía desde que lo conoció.
-Ok, retiro mis pensamientos de hace minutos atrás, ¡Amo el momento en que me trajiste aquí a hacer esta ridiculez!
-Veremos si dices lo mismo luego de que te venza.- Le dijo de manera socarrona mientras llevaba su atención al profesor.
-Elijan caballeros.- Les dijo el hombre canoso mientras le señalaba hacía una mesa que estaba cercana a ellos. -¿Florete, sable o espada?
El francés fue directamente hacia el juego de espadas, tomando ambas y dándole una de ellas a su amante, acariciándole el dorso de la mano luego de esa acción.
-Bien, como Mettaxas nunca lo ha practicado como tengo entendido que Diamonds lo ha hecho, solo daremos unos pasos de practicas, para que se ambienten y luego si, haremos un combate como es debido. Adopten posiciones, por favor.
Kardia no sabía bien como hacer eso, pero se copió del pelirrojo frente suyo y se preparó para comenzar.
-En garde. Pret... ¡Allez!- Gritó el maestro y fueron, literalmente segundos.
-Touché.- Sintió la punta de la espada del francés sobre su pecho, antes del susurro.
-No eres muy bueno en esto, Mettaxas. Pon un poco de voluntad, al menos.
-No soy muy bueno con esta espada, es verdad... Pero Degel sabe muy bien que soy muy, demasiado bueno, con otra clase de "espada".
Su rostro estaba cubierto por la mascara protectora, pero sabía que su amado diamante estaba totalmente abochornado y un bonito carmín estaba sobre sus mejillas.
-Vamos, Degui. Esta vez trataré de no dejarte ganar.
-Sabes que eso no pasará, pero te propongo algo.
-¿Dirás?
-Si me ganas cinco rondas ahora... Te dejaré usar tu "espada" donde más te guste, hoy en la noche.
A Kardia se le salió una sonrisa enorme, porque sabía que Degel no le permitiría nunca ponerse íntimos si no era en su habitación o en un sitio totalmente privado y que le propusiera eso, se le hacía muy interesante.
-¿Si te dejas ganar? Para mi funcionaría bien e incluso mejor.- Degel solo rió con fuerza ante eso.
-Bien caballeros. En garde. Pret... ¡Allez!
Kardia se adelantó con toda la determinación, Degel no se dejó tocar, pero si iba a dejarle lugar para que avance, después de todo... Él también quería ponerle un poco de emoción a su relación a puertas cerradas.
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Ok, no fue la espada como seguro todas pensamos... pero, pero ¡PERO!
Palabra N° 4: Acción.
😉
Ahí si que podrán esperar la continuación de esta espada "falsa" xD
¡Besos! ¡Las quiero!
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Fictober KardGel
FanficUna palabra es igual a un recuerdo. Directo al alma de dos eternos amantes.