Capítulo 9: ¿Podemos llevarnos bien?

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Owen.

Me consideraba bueno comunicándome si la persona me agradaba, de lo contrario era directo y no cruzaba más palabras. Aunque ese no era mi caso con Kurt; su tartamudeo me ponía los pelos de punta y me transformaba en un estúpido.

Y por supuesto, tampoco con Sanft Reiter. No podía ser plenamente directo por razones desconocidas, tal vez su sonrisa o su intento por ser amigable conmigo. Sentía que me odiaba, y quizás yo también lo odiaba un poco, pero no podíamos embonar pese a a los grandes intentos de Tain por unirnos.

—Espero que no estés metiendo algo raro en esa caja. —Advertí antes de llegar a la plata baja.

Kurt dio un brinco del susto al escucharme. Giró nervioso, ofreciéndome un saludo. Dijo que solo estaba observando a los caracoles, pues al parecer uno había sido pisado.

No era algo que me importara.

—¿V-Vas a algún lado? —Señaló los papeles en mi mano, bajando el dedo índice al imaginar que era un acto descortés—. Pe-perdón.

Ocultó sus manos, sacándome una mueca. No había razones para pedir disculpas, en serio odiaba la palabra perdón.

—Voy a reunirme con alguien. Tal vez llegue tarde así que no toques mi puerta si necesitas algo; busca a otro vecino —le expliqué con atención, aunque me sentí extraño pues no tendía a darles instrucciones a otros si no era para mi propia conveniencia.

Vaya, podría considerarlo un amigo.

—Nah, estás loco Owen. —Me reí.

—¿Qué, qué te da-da risa? —Cuestionó, alejándose un poco más.

¿Se estresa tan fácil o por qué tartamudea más?

Caí en cuenta de que yo padecía ansiedad si no realizaba todo a un ritmo agitado, pero que él la padecía si intentaba llevar mi ritmo. Era extraño tener de vecino a alguien con la misma psicosis que yo pero por causas distintas. En cualquier momento podría asesinarme, así que debía prepararme.

¿O lo mataría yo a él...? Carajo, ¿qué estoy pensando?

—No es nada —sacudí la cabeza—. Ya me voy, debo llegar antes y releer mi conversación.

Estiré los papeles para hacerle saber que había escrito un guión. Asintió sin más, ni despedirse, y qué bien, pues ya no tenía que hablar con él. Las cosas estaban resueltas desde la semana pasada y nos encontrábamos solo en el apartamento, ya que en la universidad asistíamos a facultades distintas. Incluso las asignaturas que acumulaban créditos las habíamos cambiado a inicio de ciclo para no encontrarnos.

Igual de obsesivos.

~•~•~•~

Ordené un postre de chocolate con helado en lo que esperaba a Sanft. Los nervios me recorrían, traté de concentrarme en mi computadora para cubrir algunas cosas en lo que hacía aparición. Abrí Photoshop, y ahí me quedé.

Las burbujas de mi soda verde subían mientras las perlas explosivas se mantenían abajo. No la había tocado, el hielo solo de derretía en mi espera.

Estoy tan sugestionado que pedí la bebida verde cuando ni siquiera me gusta. Odio el brócoli también.

—¿Ya terminaste la infografía? —Cuestionó Tain al otro lado de la línea.

Su voz se escuchaba lejos y atareada. Seguramente trabajaba en su siguiente campaña.

Desvié la mirada hasta visualizar las mesas llenas de universitarios que disfrutaban esa tarde de sábado, con otros apurados porque tenían trabajos pendientes. Incluso en una comida, yo debía trabajar para ganar algo de dinero y seguir pagando la matrícula. Vivir solo era en serio complicado.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora