Capítulo 25: Es un posible no probable pero realmente no lo sé, Jirafa.

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Owen.

Una vez en marcha no podía parar aunque prometía hacerlo. Quería dejar de correr directo al acantilado sin darme cuenta de que ya no estaba corriendo: Estaba cayendo a lo profundo, preparado para estrellarme después de vomitar.

—No lo sé, ¿vale? Se me declaró y yo le dije que sentía lo mismo. Cada quien a su apartamento, nos saludamos esta mañana y bueno... La vida sigue, Tain. —Me encogí de hombros, tragando lo que había en la mesa del comedor.

—No jodas de nuevo. —Ella ocultó su rostro de plena decepción.

Después de volver a mi apartamento aunque quise dormir no pude hacerlo, el insomnio me atacó de la peor forma y aunque mis ojos rogaban por cerrarse simplemente no podía dormir. No pensaba en algo claro pero la clase de temor que le tenía al día siguiente me pedía que no le permitiera al sol salir.

Me conecté a mi consola y perdí horas de la madrugada picando piedra en Minecraft. Piqué y piqué con la idea de "voy a construir algo" pero cuando consideraba tener suficientes materiales no sabía que quería y solo continuaba picando. Me sentí patético a pesar de que mi mayor interés romántico se me había declarado horas antes.

"Tengo miedo de dejar de gustarle".

"Tengo miedo de perder algo que no tengo".

—Owen, ¿es-estás despierto, ver-verdad? Son las 5 am, es-escucho el Soundtrack del videojuego. —La voz de Kurt al otro lado de mi puerta me advirtió que parara de hacer ruido—. Voy a pa-pasear al perro de la abuelita ve-vecina, ¿no qui-quieres acompañarme?

Podría hablar con él y aclarar nuestra situación actual.

—No, estoy en medio de una construcción. Gracias. —Mi respuesta fue una estocada horrible en la palabra estupidez.

—Oh, va-vale...

—¡No, ESPERA! YA VOY. —Le grité con fuerza, levantándome del suelo para buscar mi sudadera y zapatos.

Traté de no respirar con fuerza, calmar mis nervios y armarme de valor para acompañarlo. Al abrir la puerta lo vi somnoliento con el almohadazo en su cabeza pero con los ánimos suficientes para pasear a la mascota de la vecina.

—Buenos días, medio metro, te ves muy cansado. —Lo saludé con mi mano en su cabeza, siguiendo de largo por si se enojaba y decidía lanzar una patada.

Bien, empezamos bi... No, le dije medio metro. Carajo.

—Estoy muy ca-cansado, pelucas. —Lanzó un golpe con su puño a mi brazo.

Se agachó para acariciar al perro llamado "Manchas" del cual ni siquiera podría dar una descripción debido a que yo no sabía nada de perros. Le dijo cosas lindas y lo alentó a levantarse del suelo y salir a caminar. Fue algo tierno de ver.

—Sabía que paseabas de vez en cuando a las mascotas de los vecinos pero nunca imaginé que lo hicieras a estas horas. Siempre te quedas dormido por esto, ¿verdad? —Cuestioné, ocultando mis manos dentro de mi sudadera.

Hacía frío por las mañanas, ni siquiera había luz a excepción de los faroles en la avenida principal. Caminamos un rato mientras Kurt hablaba sobre los problemas de tener muchas mascotas y la falta de dinero, así que solía hacer algunos trabajos en su tiempo libre para ganar algo de capital.

—Me gustaría tener algo que me apasionara tanto como tu amor por los animales. —Destaqué, deteniéndome a su lado al verlo parar.

Tomó asiento en una banca frente al parque de la manzana y me indicó que tomara asiento mientras Manchas reposaba en el césped. La relajada vida del perro fue envidiable para mí.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora