Capítulo 19: Una conexión sospechosa.

3.8K 707 572
                                    



Owen.

—Así que después de que Kurt te envió una foto de él con el mono... ¿Cómo salieron de esa? —Interrogó Tain, comiendo uno de los camarones de su cóctel que había pedido en el restaurante posterior a la universidad.

—Fue un tanto extraño. —Dudé mientras metía la cereza a mi boca.

La mujer de vestido emplumado me dio una calidad bienvenida sin esperar que yo fuera un mentiroso. Me sentí extremadamente mal, mi ansiedad y la culpa remordían mi cabeza, pero me preocupaba más pensar en una forma de escapar.

—El viejo Gump te enseñará el camino a las casas rodantes. Los aprendices están observando el show o practicando, así que no habrá nadie. Espero disfrutes tu estancia, y no te preocupes, no tienes que firmar nada. —Posó su mano sobre mi hombro, seguido de unas palmadas y sonrisas que derramaban brillos dorados.

—En verdad lo agradezco. —Le devolví la sonrisa.

No, absolutamente no. Nada de gracias.

El viejo Gump sonriente encendió su lámpara una vez más y caminamos por el área seca entre la tierra. Me señaló diferentes parcas y el establo, donde Kurt debía encontrarse. Rodeamos el lugar y nos encaminamos a las casas rodantes en la oscuridad. Me sentí en una película de terror apunto de ser asesinado, porque esas cosas nunca terminaban bien.

Quizás ya lo saben y te matarán.

El flash de mi teléfono le llamó la atención. Dije que eran mensajes de un grupo en el que estaba pero por la cantidad que habían imaginé que era Kurt. Los grupos yo los silenciaba.

—Esta es la casa rodante de los que no viajan. Cuando el circo se mueve realiza algunas audiciones para los que actuarán una sola noche o en eventos futuros de la zona. Por ahora solo se encuentra el chico Rivali, está en su presentación. Aunque no tardará en llegar. —Sonrió con una mano en su bigote y la otra ajustando su pantalón alrededor de su estómago.

Rivali... Ay, no.

—Deberías esperar afuera. Yo tengo que hacer mi servicio a esta hora así que me retiro, joven. —Ajustó su sombrero y giró los pies.

Sacudí mi cabello y me retiré el gorro de la sudadera. Todo me temblaba. Las desventajas de no involucrarse demasiado con los universitarios es que no te importaba escuchar los rumores sobre los nuevos hermanos que practicaban artes circenses pero se encontraban en la facultad de diseño gráfico.

Ay, no.

Una sombra pequeña y oscura tiraba de algo a lo lejos, como si sacara una canica de una botella estrecha.

Dios, no...

—¡Señor Gump! —Corrí hacia el guardia—. ¡De verdad lo siento, es usted muy amable!

Apenas volteó el viejo pudo avisar el peligro. Me dejé caer sobre él hasta tirarlo en la tierra. Sentí el rebotar de su estómago pero me aferré a sus hombros para que no me apartara.

Kurt giró a vernos, observó mis señas y con terror en el rostro arrastró el bulto negro por el área poco concurrida. Ese burro debía llegar mañana a su pueblo al igual que el bulto negro que estaba sobre su cabeza. Le dije que el mono no, pero Kurt Fiat no aceptó un no por respuesta.

El guardia siguió empujándome. Me arrepentiría, pero tomé entre mis manos un puñal de tierra y se lo metí en los ojos. Sus gritos llegaron al cielo. Me levanté trastabillando como un mono loco, aunque volví a caer un par de veces mientras corría pero huí desesperado con el cabello cubriéndome el rostro.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora