Owen.—Ah, solo presiónalo un poco más y... Aaaah, ya. Listo.
Kurt se levantó del sofa, cerrando las gotas para los ojos. Usaba una camiseta verde con un brócoli dibujado pues él solía comprar ropa en el área de niños porque odiaba que le quedaran tan grandes.
Me miró esperando un agradecimiento. Mis ojos eran rojos y parecía que estaba llorando así que me tomó de la mandíbula y me sacudió un poco para que mi vista dejara de nublarse.
—N-No sé porque debo po-ponerte gotas si lo único que no puedes ha-hacer es caminar. —Comentó sin reproches en su tono.
Centré la vista sobre él, parpadeando repetidas veces para ver claro. Detuve sus manos con las mías para decirle que se detuviera pues ya era suficiente.
—Gracias, duende. —Le di una sonrisa, soltándolo para volver a mi laptop.
Toda esa semana estuve cargado de proyectos y no tenía forma de trabajar así que asistía a clases con ayuda de Tain y Kurt se ofreció a tenerme en su sala para que él tampoco descuidara a sus bestias ni sus trabajos.
Era horrible despertar y encontrar a una bola de pelos dormido en mis piernas y a la otra gata mordiéndome el cabello pero Kurt ya me estaba haciendo el favor. Aunque era irritante que ni siquiera intentara matar a los mosquitos.
—¿Qué qui-quieres desayunar? —Preguntó, levantando mis antibióticos de la mesa de centro.
—¿Qué pensabas cocinar? —Interrogué, corriendo el color de las diapositivas.
Gracias gotas para los ojos por ser inventadas.
—La ve-verdad no quiero hacer nada. ¿Ca-Caliento la pasta y luego nos va-vamos a la u?
Asentí, guardando el archivo sin elevar mi vista. El calor me estaba asando pues toda la noche de ayer llovió y ahora el bochorno comenzaba a aparecer desde temprano.
—Me ducharé mientras eso se calienta. —Cerré el portátil y amarré mi cabello.
Kurt corrió como un conejo hasta mi sitio y dejó que me apoyara en su hombro para llevarme el baño. Había dejado un banco que Tain me compró dentro de su ducha, aparte tenía los productos para mi cabello que sacó de mi apartamento así que solo debía pagar el agua que iba a usar.
Su apartamento era un poco más grande que el mío y él era muy pequeño así que no fue difícil pasar ese tiempo así.
Me hizo el favor de pasarme mi juego de prendas al salir del baño y comimos juntos en la pequeña mesa con un girasol en medio. Las flores no me molestaban, en realidad me recordaban a mi madre, pero él les tenía un mayor gusto debido a que ciertos animales se desintoxicaban al comer hojas.
—La ci-cita estuvo bien anoche. —Habló, metiendo el tenedor con la pasta a su boca.
Elevé los ojos, tratando de comer también. Detuve uno de los mechones húmedos de mi cabello para que no cayeran dentro del plato.
—¿Qué salió mal al final? —Cuestioné.
—Me dio di-dinero para que yo pa-pagara la cuenta mientras ella i-iba al baño pero cuando volvió yo n-ni siquiera me había parado. Es q-que el mesero me asustó po-porque lucía drogado. —No se excusó ni parecía algo malo pero su desánimo mostraba que sintió a la chica distante después de eso.
—Seh, el problema lo tienes tú. —Solté, echándole crema a mi pasta.
—Creo que pr-primero debería aprender a estar solo pu-pues siempre he sido muy dependiente. —Se rió de sí mismo, tomando otro bocado con sus ojos mirando la calle por su ventana.
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El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}
Ficción General"No quieras arreglar lo roto cuando eres tú quien necesita arreglo." A Owen Philips le desagradan los animales desde que tiene uso de memoria, es poco paciente con las personas lentas y su personalidad no le permite dar segundas oportunidades. Tras...