Epílogo

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Le gustaba mucho viajar a Dublin, no era la primera vez que venía y quería darse unas merecidas vacaciones. Últimamente todo era trabajar, trabajar y más trabajar, necesitaba un respiro. No lo malinterpreten, amaba su trabajo, pero de vez en cuando era bueno una salida a un hotel con piscina.

Se recostó en el avión y sonrió al ver a su esposa dormida, de hecho, la última vez que estuvo en Dublin fue cuando la conoció, ¿qué podía decir? Tenía debilidad por el acento irlandés.

—Papi, mira este dibujo. —tomó el papel que la niña a su lado le ofrecía y lo miró sonriendo, era un perrito.

—Es muy bonito, amor, suerte que pude comprarte los colores que tanto querías. —la pequeña de ojos cafés le sonrió y él solo besó su frente.


El vuelo aterrizó y tuvo que despertar a su esposa, y en un santiamén llegaron al hotel, era muy bonito y lujoso, los tres habían pasado casi todo el día nadando en la piscina y comiendo afuera.

Le gustaba mucho Dublin, le traía recuerdos nostálgicos. Lo conoció por primera vez con Niall, una vez que habían viajado todos juntos, porque querían conocer Irlanda. Sonrió como estúpido por sus recuerdos joven y negó.

—¿Ahora te ríes solo? —comentó Amy, su esposa.

—Solo recordaba algunas cosas. —respondió y siguió comiendo del pollo en su plato.

Estaban en un restaurante cerca del hotel, la niña comía de su pasta despacio y su padre la miraba con amor. Regresaron a la habitación de su hotel en la noche, se dieron un baño y la nila cayó rendida en seguida. Había sido un día largo, pero no para el castaño, así que se vistió con una camisa de botones y unos jeans casuales y tomó su billetera.

—Voy un rato al bar del hotel, no me tardo. —dijo avisándole a la mujer sentada en el sofá mirando la televisión.

—Está bien, cuídate. —se despidió y cerró la puerta.


Liam había pedido un whisky mientras estaba sentado en la barra del bar. A Niall le gustaba mucho el whisky, era el estereotipo irlandés. No pensaba mucho en él como antes, solo lo normal, un chico lindo que fue parte de su vida amorosa, suponía que era porque estaba en su país natal.

Siguió con sus pensamientos irlandeses hasta que notó que se apagaron todas las luces. Un hombre con un micrófono fue iluminado por un reflector en un pequeño escenario y empezó a hablar.

—Buenas noches a todos y bienvenidos a la noche de presentación gratis —parecía divertido, así que tomó otro trago de su whisky y prestó atención—. Hoy tenemos a un invitado muy especial, un chico bastante joven originario de Irlanda que a dado de qué hablar con cada uno de sus álbumes. Sin más que decir, aquí está Niall Horan.

Todos empezaron a aplaudir, pero Liam rió. El mundo era muy pequeño y la vida muy engañosa. Terminó su whisky y pidió otro, al mismo tiempo que escuchaba una voz angelical y las cuerdas de una guitarra sonar. Ahí estaba, lindo y radiante como siempre, ahora se dejaba la barba y tenía un nuevo peinado, y él sonrió. No es como que no lo haya visto o escuchado antes, se había vuelto muy famoso, siempre estando en todos los eventos y premiaciones, ¿quieren saber algo más irónico? Era el cantante favorito de su hija.

Pero a pesar de que la vida podía ser una hija de perra, Liam lo disfrutó, se tomó dos vasos más de whisky disfrutando de la voz del que fue el amor de su vida, seguramente él no sabía que estaba entre el público, y prefería mantenerlo así. Empezó a cantar las canciones con él, vaya que el chico cantaba bien, le gustaban sus ritmos y letras. Se veía muy seguro de sí mismo y lo radiante y espléndido que era con solo una guitarra.

Quiero Protegerte (Niam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora