Quiero Protegerte (Niam)

Capítulo 8

El ambiente se encontraba tenso en casa de Liam, incluso se podía llegar a cortarlo.

El castaño estaba afuera en el patio trasero acompañado de Harry y Zayn, muy molesto por lo que acababa de pasar, mientras que el irlandés estaba en la sala de estar junto a su mejor amigo, este le estaba curando la ceja rota.

—Louis... —susurró y dejó la frase a medias sintiendo sus ojos picar por las nuevas lágrimas.

—Niall, estoy enojado contigo por dejar que esto pasara. —el tono de voz del castaño de reproche hizo que Niall bajara la cabeza avergonzado. Louis tenía razón, era su culpa.

—Sabía lo que pasaba y no me alejé.

—No, no te alejarse.

—Lo amo.

—¿Y tú piensas que esto es amor, Niall? —el irlandés volvió a mirar al su mejor amigo y luego desvió la mirada al notar regaño en sus ojos— ¿acaso Harry tiene que golpearme para demostrarle que me ama?

En ese instante, Niall iba a hablar, pero calló cuando notó a Liam detrás de ellos. Louis asintió.

—Los dejo. —ninguno de los dos habló y se fue.

Liam caminó y tomó asiento al lado de Niall.

No se atrevía a verlo. No quería ver ni escuchar como le destrozaba el corazón que siguiera diciendo en amaba al imbécil de Dan, porque sabía que lo diría.

—Lo siento. —dijo la voz del acento irlandés.

—¿Lo siente? —repitió formulando una pregunta y Niall asintió.

—Sé que estás enojado conmigo.

—Y vaya que lo estoy —Liam se armó de valor y lo miró a los ojos. Él lo estaba mirando, quién sabe desde hace cuánto tiempo—. Quiero decir, ¿cómo permitiste que esto pasara?

Niall solo se encongió de hombros. Escuchó a Liam resoplar por la nariz.

—¿Ahora me dirás que regresarás con él?

—Lo amo.

Liam quiso calmarse. No quería empezar a romper todo a su paso. ¿De verdad Niall le había dicho eso? Porque esperaba que solo le estuviese haciendo una jugarreta de mal gusto.

—Niall... haré de cuenta que no dijiste eso.

—¿Quién mierda te crees que eres? —Liam al escuchar eso se sorprendió.

—Mírate como te dejó, solo estaba tratando de ayudar.

—Pues no quiero tu ayuda —Niall le escupió con molestia en su voz—. ¿te has puesto a pensar que tal vez lo merecía? ¿qué fui un imbécil?

Liam sentía que se quedaría sin quijada. Su boca se abrió tanto por lo que acababa de decir el irlandés a su lado que pensó que su lengua se saldría.

—Esto tiene que ser una broma.

—No es ninguno broma, Payne, y nadie pidió tu ayuda de mierda —Niall se levantó y fue hacia la puerta—. Adiós.

Niall cerró la puerta con un portazo y Liam pasó sus grande manos por su rostro.

Esto tenía que ser una pesadilla. Creyó haber hecho lo correcto al defender a Niall de ese maldito hijo de perra, creyó que al menos le agradecería, y sin embargo, le gritó, le insultó, y cerró la puerta de su casa de un portazo.

El chico británico pensó que la vena de su frente le reventaría. El jarrón de su sala fue el que pagó las consecuencias de su ira con el maldito amor cuando lo estrelló contrea la pared.