Capítulo 10: Como me siento en verdad

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Adrien POV

Acabábamos de salir de la casa de Marinette y nos dirigíamos al Museo Louvre cuando Félix  me hizo una pregunta que enseguida detuvo mi paso.

—¿Me vas a decir por qué estas tan... desagradable a la vista de una chica? —más que una pregunta parecía una orden.

—Es cierto hermano —se unió Nino—, estás algo desarreglado. 

—Pues... ayer hablé con mi padre... bueno mas bien lloré mientras hablaba con mi padre. —confesé, tengo mucha confianza con ellos.

Félix mostró su mirada más "curiosa", teniendo en cuenta que él es muy serio, indicándome que continuara. Por otro lado Nino se sorprendió y puso su mano en mi hombro en señal de que puedo hablar libremente con ellos. Suspire sonoramente, no quería explicar esto pero también necesito desahogarme, que cruel en indecisa es la vida.

—Bueno... mi padre llegó a mi habitación mientras tocaba el piano y camino hasta mi sofá. No me lo podía creer, incluso parpadeé varias veces —reí bajo por eso, de verdad no me lo creía— luego dio palmaditas a lado de él para que me sentara ahí, enseguida me senté a su lado, siempre aprovecho el tiempo en el que puedo convivir con él. Le pregunte si había hecho algo malo, pero él solo me pregunto cómo me sentía, me puse nervioso no sabía que responder, si decirle todo o nada. 

Sentí húmedas mis mejillas, estaba llorando el simple hecho de recordarlo me hacia muy feliz. Félix paso su brazo por mi hombro para darme ánimos y Nino sobó mi espalda, se sentía tan reconfortante el hecho de sincerarme, de decir como me siento en verdad. Quería continuar.

—Puso su mano en  mi espalda y... me sentí bien... como si la calidez que se perdió junto con mi madre volviera; alcé mi rostro, lo mire a los ojos ... y me abrazó, me pidió que le dijera como me siento en verdad y simplemente no aguante más y lloré, lloré todas las lágrimas que he estado conteniendo —las lágrimas seguían cayendo por mis ojos—. Le pregunté el por qué se alejó de mi y él me pidió perdón. También... también me dijo que estaba orgulloso de mí, no tienen ni idea de lo reconfortante que fue escuchar esa simple frase.

Mis lágrimas solo iban en aumento, mis palabras comenzaban a quedarse en mi garganta, mi vista se cristalizaba... pero me sentía libre, como un chico normal. Félix me rodeo con sus brazos y me apoyó en silencio, Nino seguía sobándome la espalda. Eso era todo lo que necesitaba, que me escucharan y me entendieran.

Cuando me calme Félix me guió al museo, cuando entramos me llevo a los baños.

—Sera mejor que te laves el rostro, no quiero verte así —se quejó—. ¡Hey!

—Se más sensible —creó que Nino golpeó a Félix, él es espontáneo y confianzudo— Vamos al baño Adrien.

Asentí levemente con la cabeza y caminé en dirección a los lavabos. Abrí la llave y me moje el rostro, tratando de quitar todo rastro de las lágrimas que acabo de soltar. Al terminar mire mi reflejo en el espejo, y de verdad mi apariencia era desagradable. Tenía los ojos rojos y un poco hinchados, los labios secos y las mejillas rojas; yo mismo me daba lástima.

—Te lo dije —soltó Félix de la nada— estas desagrada- ¡Hey! Deja de codearme

—"Gracias primo" —solté con obvio sarcasmo. Félix mostró una pequeña sonrisa ladina, indicando que logro su objetivo: fastidiarme— y gracias Nino, tu si me entiendes.

—Visitemos rápido el museo, quiero comer —ese era el verdadero Félix, más expresivo y fastidioso.

—Por dos —Nino y sus ocurrencias— no comí en receso, pues según yo no tenía hambre.

—"A sus ordenes jefes" —volvió el sarcasmo y los tres reímos.

—Ahí esta el verdadero Adrien, bueno apresúrate que tenemos muchas pinturas que ver —dijo Félix empujandome pero escuche otro quejido—, tienes que dejar de golpearme.

—Cuando te vuelvas más sensible con el bebé Adrien lo hago —reclamó mientras me acariciaba la cabeza—. ¿No ves que está chiquito?

—Si —me acurruqué en su hombro para seguirle el juego—, ¿no ves que estoy chiquito?

—Bueno va ya entendí —empezó a caminar a la salida del baño—, ven Nino, vamos a darle privacidad por un rato.

—Claro, además quiero hablar contigo. No te demores mucho Adrien.

—Yo también —Nino salió del baño—, lávate bien el rostro Adrien. —y salió del baño.

—Hey chico, ¿estás bien? —era Plagg—, no te hé preguntado nada porque creí que necesitabas tu espacio y también querías descansar.

—Si te preocupas por mi, ¿eh? —quería molestarlo un poco, cosa que conseguí—, tranquilo estoy bien, mejor que nunca diría yo.

—¿Estuviste llorando y dices que estás bien? —mostró una mueca de incredulidad—, los humanos si que son raros. Mejor dame mi queso, me hiciste preocupar por nada.

—No lo entenderías Plagg —mojé mi rostro nuevamente—, es verdad que lloré pero me desahogue y me siento mucho mejor ahora.

Saqué un poco de queso de mi bolso/mochila y se lo dí —Eso es muy extraño, pero para que me quejo, ya me diste mi preciado queso a si que yo también ya me siento mejor —de un solo bocado se comió todo el queso—. Por cierto, tu primo y tu actúan muy diferentes cuando están en publico y cuando están con gente de confianza. —dicho eso se metió en mi mochila.

Tiene razón, nuestras personalidades son muy diferentes cuando estamos solos a cuando estamos con más personas, creo que por eso se sintió tan bien haber llorado, reprimir mis sentimientos por tanto tiempo no me ayudo en nada solo me impidió saber como me siento en verdad...


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