El viernes era un día nublado, con riesgo de lluvia. Estábamos adentrándonos en diciembre y empezaban las lluvias, tormentas y frío, cosa que amaba.
En la excursión me lo pasé genial, los amigos de Dylan y él me lo hicieron pasar genial. Ni Ashley ni sus amigas se acercaron a mí, cosa que agradecí.
Estábamos en un piso del centro comercial, el último de todos, donde lo que reinaba eran las tiendas de joyas. De repente, olí el aroma de un animal, me di la vuelta después de oler mejor y ví a un perro. Mi pecho subía y bajaba hambriento y sediento por la sangre de ese perro. Pues aunque los vampiros no necesitáramos alimentarnos, cuando teníamos la oportunidad, lo hacíamos. El perro me empezó a ladrar rabiosamente mientras su dueña intentaba separarle de mí. En un intento por morderme, retrocedí, me choqué con Madison, tropezamos y casi caigo encima de Callum si él no me llega a coger a tiempo. Pero fue un gran error, me tocó, nos tocamos. Pude sentir una gran descarga eléctrica por todo mi cuerpo que podría haber revivido a cualquier humano muerto. Nos miramos durante unos segundos sin decir nada, él no parecía haberse dado cuenta de quién era yo porque se veía normal, pero yo sí sabía lo que él era.
No pude pensar más en él ya que en la tienda que tenía detrás, ví algo que me llamó la atención. Corrí hacia la tienda y entré agitada.
-¿De dónde la habéis sacado? La corona
-¿Qué corona?- era un matrimonio viejo el que llevaba la tienda.
-La del escaparate- aquella maldita corona era exactamente igual a la que llevaba antes de que separarme de mi padre, la que hacía que todos supieran que era la princesa.
-Es una réplica del modelo original, dicen que es una corona muy importante en el mundo pero nadie salvo unos pocos saben su verdadera historia- cuenta la mujer vieja.
-¿Sabéis algo de dónde puede estar la verdadera?- pregunto interesada.
-Nadie con vida la ha visto alguna vez- responde la profesora detrás de mí, y la corrijo en mi mente, nadie humano la ha visto alguna vez- No te vuelvas a separar del grupo Aisha
-No la regañes, es normal que se haya sentido atraída por tal reliquia. Llama la atención de cualquiera- pide la mujer, la profesora asintió y se dirigió a mí.
-Vamos a hacer un descanso en la planta de abajo del todo antes de irnos, venga
Fuimos con los demás y les dije a los chicos dónde había ido.
-Era una corona preciosa, me interesaba saber de quién era y de dónde venía- miento.
Fui al baño para relajarme un poco y me encontré con Grace y Dream. La última me pilló por sorpresa estampándome contra la pared con fuerza, había roto la pared. Volví a sentir la descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
-¿Quién eres y qué estás haciendo aquí?- me pregunta Dream amenazante, apretaba mi cuello con fuerza, dolía pero estaba acostumbrada.
-¿Quién narices eres tú?
-Déjate de bobadas, sabes quién soy porque lo estás notando por todo tu cuerpo. Llevo escuchando toda la excursión tu mente. Has descubierto lo que es Callum, lo que somos toda su familia, pero extrañamente él no ha notado lo mismo cuando te ha tocado, ¿por qué?
-Y yo qué sé, ¡suéltame!- grito.
-Viene la profesora- anuncia Grace, Dream me lanza al otro lado del baño con fuerza y ambas se van corriendo como la velocidad de la luz, efectivamente ellas eran lo mismo que toda su familia.
-¡Aisha! ¿Estás bien?- pregunta la profesora.
-Sí- me levanté como si nada y salí del baño.
Aquel mismo día por la tarde investigué en mi ordenador sobre la familia Shadow.
"La familia viene de una tribu desconocida, eran como una secta, no eran como los demás. Tenían algo especial que nunca nadie consiguió descifrar. Poco a poco la familia fue creciendo hasta tener miles de miembros, de los cuales solo son conocidos diez de ellos. Esos diez son la familia más conocida, respetada y rica de Alaska"
Si supiera quién soy a lo mejor tendrían que ser ellos los que tendrían que tener respeto.
Lo de que eran diferentes me dio la respuesta que quería, era totalmente verdad, toda la familia Shadow eran vampiros. Antes de que mi madre muriera y que dejara a mi padre, eran la segunda mejor familia de los Estados Unidos, pues la primera éramos nosotros, pero supongo que ahora la primera son ellos.
Ellos pensaban que me estaba metiendo en el territorio equivocado, pero eran ellos los que lo estaban haciendo.
Aquella noche, salí a comer, no era época de caza, pero el perro del centro comercial me había dejado con mal sabor de boca y necesitaba algo de comer. En el bosque corrí y corrí, hasta que, sin darme cuenta me choqué fuertemente con algo, más bien con alguien. Caí por una cuesta no muy larga ni muy empinada hacia abajo, llevándome la rama de un árbol por delante, aquella maldita rama me había hecho una herida en el estómago que por suerte no fue muy grave.
Os dije que era especial, pues aquí todos sabemos que los vampiros se recuperan enseguida de las heridas y que no sangran. Pero ahí estaba yo, tirada en el suelo dolorida y sangrando.
-Tú...- dice la persona con la que me había chocado- ¿Qué eres? Estás sangrando, tienes una herida, te duele...
-¿Pero qué te crees que soy? ¿Un marciano? Te estoy escuchando- a la luz de la luna, se le vio, era Callum, mis sospechas eran ciertas. Sus ojos eran rojos como la luna en época de caza.
-Lo siento, ¿te encuentras bien?- me pregunta agachado a mi lado.
-¿Tú qué crees?
-Vale, lo siento, estoy intentando ayudar pero no me dejas- se queja.
-¿Eres tú el que se queja? Mira por donde vas cuando corras por Dios- me quejo- ¡Haz algo! Esto duele como el infierno
-Los vampiros no vamos al infierno- dice sonriendo antes de cogerme en brazos y llevarme a la casa de su familia, que estaba en la montaña.
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Blood Moon
RomanceLos humanos son demasiado estúpidos para darse cuenta de que los vampiros existen, si no, estos no podrían vivir tanto tiempo sin ser matados por ellos mismos. Aisha Hawk lo comprobará cuando pise su mundo pretendiendo pasar desapercibida, pero la p...